Prologo

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Me adentro al edificio, acomodandome la corbata

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Me adentro al edificio, acomodandome la corbata. Observo a los empleados dar una reverencia hacia a mi, sin mirarme.

— ¿Qué hay hoy?— Observo de reojo a la recepcionista dar un respingo por mi voz. Deja lo que esta haciendo con la computadora y se acerca a mi.

Sigo caminando hacia el ascensor y escucho el sonido de las hojas. Balbucea algo hasta que carraspea.

— Su nueva secretaria esta aqui, la reunion con los exportadores de Venezuela es a la dos. Oh, y su hermana comunicó que viene en unos dias.

Suspiro.

Me adentro al ascensor y me giro. Viendo su cara, sus ojos marrones me miran esperando una respuesta. La miro sin expresion.

— Tiene sus botones desabrochados.— Digo y ella frunce el ceño bajando la mirada. Toco el boton hacia mi piso mientras la escucho maldecir.

— ¿Que le digo a su..?— La puerta se cierra.

Sera inutil.

Si no le digo nada es porque no quiero que diga nada a nadie.

Espero que mi nueva secretaria tenga la suficiente capacidad mental para entender eso.

Las puertas se abren, desacomodo un poco mi corbata al sentirme incomodo.

Mi ceño se frunce y parpadeo al sentir sudor en mi frente. Camino hacia mi oficina pasando mi mano por mi frente.

— Carla.— La llamo aun mirando el sudor en mi mano— ¿La mujer ya esta ahi?— Pregunto refiriéndome a mi oficina

— Si, señor.

Asiento y camino hacia mi oficina. Las paredes transparentes me permiten ver a la sombra moviendose, posiblemente nerviosa.

Mi mano toma el pomo de la puerta.

Mi estomago cosquillea.

Mi respiracion se agita.

Y ahora me doy cuenta, que la razon de todo eso esta detras de esa puerta.

Y estoy seguro que si entro, su olor me enloquecera.

Me alejo de la puerta y suspiro entrecortado. Mi cabeza se gira hacia Carla, para decirle que saque a esa chica, que cancele su puesto y la saque cuanto antes del edificio.

Sin embargo, mis palabras no salen.

Tal vez ella necesita este trabajo. Tal vez esta feliz por que la acepten en una empresa como esta, tal vez...

No quiero que sufra.

Trago saliva y suelto una maldicion girando.

— Señor, ¿todo esta bien?

— Si. Llama a Teo.— Digo con la respiracion agitada y ella se levanta rápidamente de su silla, la veo doblar el pasillo y luego me giro de vuelta a la puerta

Respiro profundamente.

Solo la vere.

Solo una miradita.

Tomo el pomo de la puerta.

De todos modos pocas veces vengo a la oficina, podre verla solo cuando lo necesite. Tampoco que necesite tocarla.

Demonios, debi leer mas libros de pequeño.

Trago saliva y giro la pomo de la puerta, adentrandome.

Escucho el sonido de la puerta abrirse mientras enseguida coloco mi mirada en ella.

Un largo y naranja cabello es lo que primero que noto de ella. Largo y algo ondulado hasta su cintura.

Ahora solo escucho su respiracion, e incluso el sonido de como traga saliva al girarse.

Sus ojos verdes se fijan curiosamente en los mios. Sus cejas se levantan levemente y su boca pomposa se entreabre. La miro cuidadosamente de arriba abajo.

Su camisa blanca remangada prolijamente, su reloj gris en su muñeca. Sus manos estan unidas pero las mueve nerviosamente.

Mi mirada se detiene unos segundos en su trasero resaltante entre su pollera tubo negra.

Su cuerpo se gira quedando frente a mi. Cierro mi boca y aspiro profundamente al sentir por primera vez su aroma.

Jazmín y menta.

Suelto un silencioso jadeo y aprieto mi mano en el pomo, sintiendo como empieza a deformarse.

Abro los ojos lentamente y miro fijamente los suyos.

Esto pudo haber sido un error, siempre dije eso. Que al encontrar a la que seria mi mate, seria una perdida de tiempo.

Pero ahora mismo, tengo en mi pecho sensaciones que nunca senti ni sabia que existian.

La mas intensa, la increible posesividad.

Ya no hay marcha atras, ni para mi ni para ella.

Porque ella es mia.

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