Hermes Stärke, dueño de la Empresa Petrolera Stärke. Concentrado plenamente en mantenerla en pie y otros problemas personales, por ejemplo, cazadores. Quienes aparecieron ya hace varios años atras. Pero aun asi, Hermes parecia tenerlo todo controlad...
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Coloco la ultima prenda de ropa en la maleta, la bajo de la cama y con enojo abro la manija. Camino a pasos rapidos hacia la puerta de mi habitacion. Me giro antes de cruzar el umbral.
Doy una repasada rapida, mi mirada se detiene en mi cama.
La observo y suspiro. Miro hacia delante, asegurandome que nadie me vea. Camino hacia ella, me arrodillo y meto mi mano por debajo de esta, muevo mi mano, tocando las maderas, localizo el arma.
Hago fuerza sacandola de la cinta, la miro. Quito la cinta pegada y saco el cargador. Me aseguro que tenga las balas y lo vuelvo a meter.
Solo por si acaso.
Me levanto, mientras la escondo en mi cintura. Vuelvo a tomar la maleta y salgo de la habitacion, dirigiendome a las escaleras.
— ¡Octi!— Ruedo los ojos— ¿Estas segura de esto, cielo?, tu padre se pondrá muy mal.
Bajo las escaleras y me dirigo al comedor.
— No es de tu incumbencia, Pamela.— Dejo mis llaves en la mesa y luego me giro hacia ella. Sus ojos parpadean repetidas veces, haciendo que sus pestañas postizas se muevan exageradamente — No permitiré que mis hermanos tengan esta vida de mierda. Ademas a mi padre no le importamos, es mas, le estoy haciendo un favor.
— Pero, ¿adonde vas?— Camino hacia la puerta, escucho el sonido de sus tacos detras. La ignoro y tomo el pomo de la puerta—No puedes huir de esta vida, Octavia.— Su voz se coloca seria, detengo mis movimientos— Tal vez tus hermanos si.— Me giro—Pero tu fuiste educada para esto desde pequeña, siempre seras esto y no puedes negarlo.— Me mira de arriba abajo y alza su mano moviendo sus dedos, haciendo sonar sus uñas postizas— No niegues quien eres chiquita, sigue el legado familiar.
Miro unos segundos la puerta, con la mandibula apretada. Suelto la maleta y me giro, respirando profundamente.
Me acerco a ella a pasos rapidos, su rostro se torna nervioso.
Tomo sus brazos y la pego abruptamente en la pared. Sus ojos se abren en par en par, mientras suelta un jadeo.
— Dejame dejarte algo en claro.— Hablo suavemente— Tu solo eres una sanguijuela pegada a la espalda de mi padre, y la unica razon por la que quieres que me quede, es por que sabes que si sigo trabajando con el, tu tendras mas dinero.— Aprieta sus labios— Y eso a mi padre no le importa, lo unico que quiere de ti es tenerte en su cama cada vez que el quiere. Y tu, como sumisa, lo obedeces.— Sus brazos me empujan, pero coloco el mio en su cuello. Frunzo el ceño, coloca su rostro asustado — Y te aconsejo, que cada vez que intentes engañarlo otra vez.— Se torna palida— Cada vez que quieras ir con otro hombre, no digas que iras a un orfanato por los niños.— La miro de arriba abajo— Porque nadie te cree.
Traga saliva y baja sus hombros.
— Que sea la ultima vez que hables de mis hermanos.— Acerco mi rostro al suyo, parpadea — Y que sea la ultima vez que te metas conmigo. O me asegurare de que mi padre se entere de las cosas que haces.— La miro unos segundos mas y luego la suelto. Traga saliva, mientras coloca una mano en su cuello.
