Hermes Stärke, dueño de la Empresa Petrolera Stärke. Concentrado plenamente en mantenerla en pie y otros problemas personales, por ejemplo, cazadores. Quienes aparecieron ya hace varios años atras. Pero aun asi, Hermes parecia tenerlo todo controlad...
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— ¿Nos compras un heladito?—Bajo mi mirada
Ambos juntan sus manos, mientras me miran con un puchero. Niego con una sonrisa.
— Si. Pero no se alejen de mi, luego iremos a la zona de las heladeras.— Pegan un saltito y se mantienen junto a mi. Tocando cualquier cosa que se les cruce
Sigo avanzando y miro a Abby.
— Te gusta estar en el carrito, ¿verdad, bebé?— Rie cuando acerco mi cara a la suya pero me alejo, cuando intenta tomar mi cabello. Le doy una mirada de advertencia, aunque ella no entienda.
Sigo moviendo el carro y me giro hacia la zona de limpieza. Me limito a tomar unos pañales y papel higiénico. No debo ir muy cargada si vengo con los niños.
Lo primero que hare cuando reuna el dinero suficiente, sera comprarme un auto.
Me giro saliendo de la zona y parpadeo, al notar que la mitad del supermercado es una carniceria. Se ve que aqui se come mucha carne.
Avanzo lentamente y me acerco a una nevera, donde de lejos se ven las carnes rojas. La abro y leo con atencion cual es cual.
¿Carne de ciervo?
¿Carne de conejo?
¿¡Carne de cebra!?
La cierro enseguida y miro a la heladera como si fuera un extraterreste, uno rojo.
Australianos y sus gustos raros.
Sacudo la cabeza y me acerco a otra nevera. Esta parece mas normal, la abro y tomo el paquete con algunas patas de pollo dentro. La coloco en el carro y me alejo.
Miro a mi alrededor y con una mueca, me alejo de la carnicería.
Creo que me hare vegetariana.
— ¡Ahi estan los helados!— Gritan ambos al mismo tiempo, al ver una nevera con helados dentro
— Shh.— Hablo rápidamente— No griten.
Se calla, me acerco a la heladera. La abro y tomo el helado de un kilo.
— Despues de la cena.— Hablo en tono severo, al ver que alzan sus manos para tomarlo, fruncen el ceño mientras lo dejo dentro del carro — Supongo que nada mas.— Susurro y comienzo a caminar, acercandome a la fila para pagar
Me coloco en una, hay solo dos mujeres delante mio. Miro a mi derecha y observo las golosinas que muestra un estante. Levanto mi ceja con una sonrisa de lado y bajo mi mirada, David y Liz volvieron a poner su puchero con las manos enlazadas.
Sonrio y tomo dos paquetes de gomitas.
— Esperen a que las pague.— Asienten
Me doy vuelta y apoyo mis brazos en el carro, quedando casi a la misma altura que Abby. Le empiezo a hacer caras y rie.
