Octavia
1 mes y una semana después.
Muevo con desesperación mi cuerpo atado a la silla. Mi garganta produce gritos, pero la tela en mi boca impide que se escuchen.
Miro hacia todos lados desesperada, corro mi cabeza hacia un costado y noto de reojo un cuchillo detras mio. Me impulso hacia delante y hacia atras varias veces hasta que por fin la silla cae hacia atras.
Inclino mi cabeza hacia delante para no lastimarme pero de igual manera mi respiracion se va levemente al sentir mi espalda chocar bruscamente con el suelo. Tomo una bocanada de aire y luego muevo desesperadamente mis manos. Cierro los ojos y suspiro de alivio cuando siento el cuchillo en estas.
Tomo el filo entre mis manos y busco la soga en estas, empiezo a cortarla rápidamente. Lo hago con fuerza hasta que lo logro. Libero mis manos y quito la soga de mi boca.
Desato la soga de mis pies y me levanto, apoyo mis manos en mis rodillas y regulo mi respiración.
Giro mi cabeza al oir aplausos.
— Te felicito, hija.— Sonrio levemente al escuchar el orgullo en su voz— Superaste el record anterior. Pero recuerda, no siempre tendras un cuchillo a mano. Es por eso que siempre tienes que tener uno oculto.
Asiento.
— Lo hare, padre.
— Bien. Ahora, es hora de pelear.— Suelto un quejido
— Ya me aburrí de boxear.— Sonríe de lado
— No esa clase de pelea.— La miro confundida — Tienes que anticipar el miedo de sentirse vulnerable, y aprender a salir de eso.
— ¿Qué quieres decir?
— No tendras ventaja.— Niega con la cabeza— Y hasta que no pienses en una manera de escapar, el no parara.
— ¿Qué?— Parpadeo frunciendo el ceño
— ¡Traiganlo!— Miro hacia la gran puerta de metal. Veo a un hombre abrirla y luego hacerle paso a otro
— ¿Hermes?— Retrocedo un poco — ¿Que estas haciendo aqui?
Su mirada hacia a mi esta indiferente, como si fuera poca cosa.
— No te detengas, ella tiene que lograr eso.— Trago saliva cuando mi padre se retira, dejandonos solos
— ¿Hermes?— Sus manos se dirigen al comienzo de su saco, quitandoselo. Lo tira al suelo y se acerca lentamente— Hermes.— Retrocedo mientras el avanza— Hermes, detente.
Me detengo y elevo el cuchillo.
— No quiero lastimarte.
Sonrie de lado y niega levemente con la cabeza. Haciendo que mis nervios crezcan.
— Patetica.
Frunzo el ceño y antes de que pueda parpadear su puño choca con mi muñeca, haciendo que mi cuchillo vuele. Suelto un quejido y antes de que haga un movimiento el ya se había abalanzado hacia a mi, inmovilizandome con sus manos en mis muñecas.
— Hermes, no.— Me remuevo en el momento que dirige sus manos a mi remera, subiendola
— Las palabras no me detendran. Lucha.— Trato de mover mis piernas pero el las inmoviliza
— Detente.— Deja la atención de mi remera y la dirige en mi pantalon— ¡Hermes, detente!
Mis ojos se llenan de lagrimas al ver nada de expresion en su rostro, solo concentración en lo que hace.
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Mi Alfa
RomanceHermes Stärke, dueño de la Empresa Petrolera Stärke. Concentrado plenamente en mantenerla en pie y otros problemas personales, por ejemplo, cazadores. Quienes aparecieron ya hace varios años atras. Pero aun asi, Hermes parecia tenerlo todo controlad...