Capítulo 2

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Abby Bradley

Dos horas después de marcharme de mi instituto mi corazón se sentía con un sentimiento más cálido. Puedo asegurar que hasta ahora mi "siempre" en la amistad está presente. Frente a mis ojos tengo a alguien que siempre me escucha, apoyaba y se preocupaba por mí de forma desinteresada. En el mundo hacen falta más personas como la pelinegra que tengo a mi frente, esperándome muy impaciente mientras juega con la pajilla de su refresco de uva, es su favorito.

—¡Amiga! —exclamó Aza con alegría apenas me vio. Sus pequeñas piernas corrieron hacía mí para darme un cálido y gentil abrazo.

—Hola, amiga ¿Cómo te fue en la uni? —mencioné separándose de sus brazos con una media sonrisa reprimida.

—Mmm —musitó viendo sus largas uñas —. Más o menos, Abby. Todo agotador como siempre.

—Pero todo el esfuerzo que estás haciendo va a valer la pena —recordé tomando sus manos para apretarlas.

—Será así, amiga. Pronto ese título estará en mis manos. Y lo bueno, no, lo mejor es que mi mejor amiga va a estar acompañándome.

—Así será —contesté viendo sus penetrantes ojos negros, esperando que fuera cierto.

—Por cierto... ¿Desayunaste, Abby? —preguntó con dulzura. Ella en todo era muy dulce hasta su cara lo demostraba, todo en ella derrochaba inocencia.

Mordí el interior de mi mejilla y me senté en la silla de al frente.

—Sí —mentí.

Mi desayuno en realidad había sido un cigarro, bueno varios.

Se quedó viéndome por unos segundos negando con su cabeza, sabía que no me creía, era muy buena sabiendo la verdad. Parecía una detective, hasta era amante de series de ese tipo.

—No te creo —anunció por fin —. Ya mismo te traeré algo de comer. Porque de seguro lo único que hay en tu interior es humo y más humo.

La mire mal sin protestar, deje que se marchara a la cocina del restaurante donde nos encontrábamos.

Aza me conocía mejor que muchas personas a mí alrededor. A pesar de la pared que construí con unos ladrillos muy fuertes, ella la supo penetrar.

Mire a la impresionante pelinegra perderse por los pasillos. Es una chica muy hermosa con unas curvas impresionantes. Y en verdad es la mejor amiga que puedo tener.

Nos conocimos desde muy pequeñas. Fue y es esa que se ha preocupado por mí en todo. Y aunque no nos veamos muy seguido, la amistad perdura para siempre en nuestros corazones.

Aza está a punto de graduarse de médico bioanalista, y yo no puedo estar más orgullosa de ella, el mundo apesta un poco menos a su lado.

Baje mi vista a mis zapatos negros para jugar con ellos.

—Toma —menciona la voz de mi amiga. Levante mi vista para encontrármela con sus dos cejas arqueadas esperando que acepte el pollo que me trajo en una gran bandeja —. ¡Te lo comes todo!

Moje mis labios porque se miraba muy apetecible, pero no sabía si aceptar o no.

—No sé, Aza —dije haciendo una mueca de indecisión.

—¡Pero nada, Abby! Eres muy hermosa y no quiero verte mal con esos malditos vicios que te consumen día a día, esos vicios te...

—¡Silencio! Habla más bajo —pedí haciendo señas con mis manos de que bajara su tono. No quería que medio restaurante se enterara de mis vicios y mi falta de apetito.

ABBY BRADLEY  ©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora