Capítulo 11

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Abby Bradley

Por todas mis entrañas se estaba esparciendo gota a gota la euforia y emoción del momento que iba a presenciar hoy. Bueno, que iba a arruinar. Pero claro no del todo porque se darían cuenta que solo era una broma de una adolescente, pero para mí sería mucho más que eso. Siempre desde pequeña había querido hacer algo así, y hoy por fin tendré la oportunidad de hacer eso realidad.

Camino por los fríos pasillos de mi casa luego de darme un frío y rico baño. Voy en busca de mi armario y tomó unos pantalones negros pegados porque me gusta mucho la ropa pegada, me pongo un abrigo blanco angosto, porque nadie nunca debe ver los hematomas y cicatrices que tengo impregnados en mi piel. Peino mi negro y largo cabello con delicadeza, porque es igual al de mi madre. Opto por ponerme unos tenis blancos, creo que no voy tan mal para una boda, bueno a quien engaño mi ropa es informal, pero me sabe a mierda, porque yo no voy a presenciar su supuesto "felices para siempre". Solo voy a divertirme un rato y burlarme de las desgracias ajenas.

¿A quién no le gusta eso?

No puedo creer de veras bien que hoy voy a impedir una boda, de paso la boda de los padres de Matthew que se van a sacar por segunda vez, según él están muy locos, pero no importa porque yo feliz que hagan esto, porque así tendré la oportunidad de reírme un rato y pasar un momento agradable. Me sentiría mucho mejor si mi mejor amiga me hablara y no me odiara como creo que lo hace, porque esa mierda duele mucho, cada vez más. Es que perder a una persona importante para ti es lo peor del mundo, sé que cuando ella lo sienta de verdad le va a doler, y me lastima tener que hacerla pasar por eso, pero debo hacerlo, no creo que nada, ni nadie me pueda hacer cambiar de opinión.

Salgo de mi habitación tomando una gran bocanada de aire, debo prepararme para mi actuación del día de hoy, debe ser perfecta, la más perfecta de todas.

—¡¿Dónde coños vas así vestida?! —grita mi padre parándose frente a mí, dejó salir el aire porque me asusto.

—Papa —balbuceó tragando saliva —. No sabía que estabas en casa.

—¡Yo estoy donde se me dé la gana! Está es mi casa. Aquí la que sobra eres ¡tú!

Tomó una bocanada de aire para no responder, porque este maldito viejo cada vez me cansa más.

—Voy a salir, papá —aviso en tono autoritario alejándome a unos pasos de él, su mirada está ardiendo en furia y su mandíbula está tensada.

—¿Vas a revolcarte?, porque...

—No, papá —lo interrumpo viéndolo mal.

—¡Como que no! —grita tomándome con fuerza por mi cara, trato de apartarme pero sus manos son muy fuertes —. Eres solo una cualquiera, no sé cómo tu madre prefirió partir por ti. ¡Bastarda! —grita proporcionado una fuerte cachetada en mi rostro, trato de ahogar un grito de dolor tocando mi mejilla —. Te odio con mi alma ¡Todo en ti me recuerda a ella!

—Yo no escogí venir a este mundo, papá —murmuró con dolor mientras una lágrima rueda por mi mejilla, la apartó rápidamente porque el hombre que tengo a mi frente no merece verme llorar por su culpa, llorar de rabia e impotencia.

—Pero ella te escogió...

—¡Escogió eso porque me amaba! Cuando uno ama a una persona da la vida por ella. Cuando uno ama no lastima a la otra persona que se supone...

—¡Cállate! —gritó proporcionando una nueva cachetada más fuerte que la anterior.

Doy un leve paso atrás para alejarme de lo que piensa hacer, pero es imposible porque el golpe del cinturón me alcanza sobre mi brazo cubierto, pero aun así me arde, lo mire con odio porque trato de no odiarlo porque es mi jodido padre, pero es muy duro no odiarlo.

ABBY BRADLEY  ©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora