Capítulo 26

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Abby Bradley

Todo está en completo silencio. El juez está a punto de leer el papel que tiene entre sus arrugadas manos. Las mías me las está apretando Aza de esta forma sé que me intenta trasmitir su amor y cariño. Me está dando mucho apoyo y fuerzas. Las personas a mi alrededor murmuraban muchas cosas tanto sobre mi padre como yo. Los nervios me estaba atacando y no tengo nada para saciar lo que estoy sintiendo en este duro momento.

Deje salir un suspiro entrecortado y cerró los ojos en varios segundos esperando que la respuesta llegará pronto, de esta manera creo que podré continuar con mi vida.

Volteé mis ojos hacia mi padre que me miraba con furia donde yacía sentado. Me sonrió perversamente y solo pude cerrar aún más mis ojos. Pensé que lo encontraría triste, que estar encerrado tantos días lo harían ver la realidad, lo harían pensar en sus actos y todo el daño que me hizo este tiempo, pero veo que las personas no siempre cambian como dicen, el que es malo muere aún más malo y perverso.

El juez pidió que los presentes se pusieran de pie. Mis manos tiemblan como mi labio inferior.

Trague saliva y fije mi vista a los ojos oscuros del juez.

—Abby Daneysi Bradley está en esta sala para acusar a Jeffy Bradley de intento de asesinato y maltrato físico y mental por muchos años ¿No es así, señorita? —me preguntó intimidante y asentí recordando cada golpe y cada maltrato que por tantos años me otorgó.

—¡Si! —contesté con todo el dolor de mi alma y Aza apretó mis manos con más fuerzas.

—Hemos decidido otorgarle siete años en la cárcel del estado por maltrato a un menor de edad—al escuchar eso mi cuerpo se relajó pero también siento miedo y tristeza por él.

¿Siete años?

Abrace a mi mejor amiga tratando de contener mi llanto. Vi poco a poco como se llevaron a mi padre esposado, posiblemente alejando para siempre de mi vida. Ahora después de esto sé que necesito encontrarme, necesito saber que quiero en realidad, saber a dónde voy. Pero también sé que necesito más ganas, más vida y no sé si la pueda tener después de tanto, porque es cierto que las secuelas psicológicas para una persona son lo peor.  Y vivir con un trauma siempre es duro de superar.

...

Después de llorar miles de veces por mí padre me sentí un poco mejor, a pesar de todo el daño viví con él y es inevitable no tener sentimientos por esa basura que por tantos años me destruyo física y mentalmente. No sé si la cárcel en realidad sea el castigo que se merece. Esos lugares son muy deprimentes y sé que lo que va a enfrentar encerrado no va a ser bueno. Me entristece pensar como en esos lugares también hay personas inocentes, y los podridos están aún en las calles haciendo daño a su antojo.

Aza todo el camino me abrazo y entendió como nadie en el mundo me ha entendido. De verdad que nuestra amistad para mi vida es única y esencial. Recuerdo durante tantos años como me pidió que hablara, que detuviera el abuso que me ocasiona. Pero nunca quería, porque tenía miedo, y ese miedo era mi propia cárcel. Y es muy cierto lo que dice: Que todos tenemos una prisión dentro de nosotros.

Y la mía fue mi tortura durante años.

—¿Nena? —Aza captó mi atención y asentí mordiendo mi labio inferior —. ¿Vistes cómo está la tarde tan hermosa? Me encanta como todos los colores se tiñen. Si tuviera mi cámara capturará este y todos los momentos que fueran necesarios.

—Es precioso —acote con una sonrisa —... pero —me detuve pensando en un momento que vino a mi mente y sonreí por los recuerdos —. Este parque me recuerda cuando me puse a atar tus agujetas y te caíste—dije casi a carcajadas.

ABBY BRADLEY  ©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora