Capítulo 18

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Abby Bradley

Mi barriga ruge porque no quise desayunar. El apetito se me quitó al ver a mi padre sentado bebiendo como si nada, desde que se para bebe y bebe, es como si todo fuera su botella. Ha embriagado su dolor de una manera enfermiza. Odio el día que ese maldito alcohol se volvió tan importante en su vida, más importante que yo misma. La soledad y esas botellas lo cegaron hasta el punto de verme a mí misma como el único problema en su puta y jodida vida.

Pero todo el camino un sentimiento aún más extraño me invadió por mi mente, es que navego varias veces una pregunta que nunca me había formulado ¿Qué es el amor en verdad?

Una simple palabra de cuatro letras para algunos, pero de verdad que si tiene un significado más allá de todo. Todos pueden decir que el amor es crecer, aprender, tener confianza, compartir con la otra persona, puede que sí es así. Pero yo creo que todas esas simples palabras no bastan para describir ese gran sentimiento, nada en este jodido mundo basta para describir ese sentimiento. Ese sentimiento que no debo sentir, porque sé que me puede poner más frágil y no puedo aceptarlo, no en esta vida.

Di un suspiro cuando tiré el cigarro en la papelera, menos mal que compre uno porque sea como sea calmo mi ansiedad y disperso un poco mis pensamientos.

Con pasos rápidos me acerque a mi casillero, el cual como siempre abrí con cierta dificultad. Este puto casillero como siempre amargándome más los días. Más tarde voy a ir a mi árbol, quiero dibujar un rato y hacer que mis pensamientos se dispersen en la naturaleza.

Sentí una voz carraspeando detrás de mí, cuando me di la vuelta una mueca de asco se dibujó en mi cara, porque la perra de Cheryl estaba apoyada en un casillero con una chupeta en sus manos.

—¿Qué quieres? —demandé en tono alto —. ¿Buscas de nuevo un cambio de look? — ironice enarcando una ceja.

—El burro siempre habla de orejas ¿No? —sonrió con malicia y entrecerré mis ojos porque no entendía nada. 

—¿De qué mierda hablas, bruja? —pregunte pero solo se carcajeo en mi cara llena de confusión.

Creo que esta maldita me está provocando para que la revuelque nuevamente en el piso. Claro que lo quiere, estaba a punto de acercarme más a ella, pero varias voces susurrando de mí me hicieron retroceder unos pequeños pasos muy confundida por cómo me miraban.

Varias miradas de desaprobación pasaban por mi lado, dejándome aún más estupefacta por cómo se reían muy bajo de mí.

—¡¿Que mierda se supone que miran ustedes?! —grité con furia a todos aquellos que estaban cuchicheando sobre mí.

De la nada todos comenzaron a carcajearse a unísono de mí. Me estaba sintiendo muy patética, no sé qué mierda les pasaba a todos el día de hoy.

De la nada una chica castaña con una risa malvada se me acercó con su teléfono en mano, dándome una mirada de desaprobación.

—Cómo que eres una zorrita más ¿No?

Me helé inmediatamente, sentí una extraña presión en mi pecho cuando mire la foto que yacía en el teléfono de la chica. Mi boca se sentía seca, ahora entendía todo, estaba pasando de nuevo, estaba pasando justamente como la primera vez.

Era mi maldita foto desnuda en la fiesta de Zed.

No puede evitar que las lágrimas recorrieran mis mejillas. Di pasos lentos hacia atrás haciendo que mi cuerpo se impactara con el casillero viendo como todos me miraban con cara de reproche, como si ellos nunca se fueran equivocado en sus putas vidas o nunca fueran tenido sexo. 

ABBY BRADLEY  ©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora