Capítulo 19

66 17 23
                                    

Matthew Collinwood

Comencé a caminar en grandes zancadas por todos los pasillos del instituto. Tengo una maldita rabia recorriendo por cada una de mis entrañas al punto que estoy temblando por la misma. Es que esta rabia es por ella, la lastimo injustamente, la uso y se burló de ella sin compasión.

Ese maldito de Zed no sé cómo le pudo hacer eso a Abby;  una chica rota aún más rota, aun en mil pedazos, pedazos que no puedo reparar por más que quiero.

—¡¿Dónde está ese maldito imbécil?! —demandó casi a gritos dentro del salón, todos me vieron asustados.

—Viejo, cálmate ¿A quién buscas? —preguntó un compañero pero de la rabia que mi ser sentía lo único que pude hacer fue empujarlo hacia el pizarrón sin importarme que pasaba con él.

—¡Tú! —vociferó por encima de todos —. ¡Eres un maldito hijo de putas! Eres un desgraciado, cobarde ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudistes hacer eso? ¿Es que no tienes corazón acaso?

—¿Y tú quién te crees para hablarme así? —pregunta Zed en todo calmado pero yo solo puedo reír amargamente dando vueltas por todo el salón.

Tome aire varias veces y me detuve frente de él, nunca me había peleado con nadie, nunca lo había hecho. Todos creen que soy una gallina, un nerdo que solo se dedica a estudiar, si es así. Pero hoy por Abby soy capaz de todo.

—¿Por qué le hiciste eso a Abby? Ella no se merecía esto ni nada de lo que le pasa. Eres un cobarde. ¡Un cínico ¿Cómo le pudiste hacer eso?! ¡Responde! —grite tomándolo por su camisa con toda la fuerza que no sé de dónde salía.

—Las perras se merecen eso y más ¿No es así muchachos? —sonríe con malicia al tiempo que se alejaba de mí.

Negué con mi cabeza pasando las manos por mi cara, pero sentí inmediatamente por descuido un gran golpe que impactó mi cabeza, me había lanzado hacía la pared.

Mi cabeza dolía, está doliendo. Ahoque varios gritos de dolor y lo mire con rabia. Toque mi cabeza, la cual solo botaba un poco de sangre, pero la sangre la debe votar es él. Me acerque más rápido con grandes zancadas empujándolo a la pared que estaba detrás de él, le borre esa sonrisa por una mueca de dolor.

—¡Matthew, esta me la pagas! —gritó parándose del frío piso donde yo lo miraba con más odio—. ¡¿Todo por esa cualquiera?!

—¡Cállate! —di un golpe en su mejilla derecha —. Esa pobre chica no te hizo nada —grité al tiempo que recibía un golpe por parte de él.

—No me digas —sonrió relamiendo sus labios mientras yo sobaba mi mejilla —. No me digas que ya te me enamoraste de la puta —carcajeó chupando la sangre de su labio.

—¡Nunca en lo que te queda de vida la vuelvas a llamar de esa manera!

No sé de dónde sacan tantas fuerzas pero mi puño se presionó contra su boca, borrando de una vez por todas esa falsa y perfecta sonrisa, de la misma salió un terrible chillido de dolor, inmediatamente me miró incrédulo.

—¡Desgraciado! —jadeó limpiado la nueva sangre que desprendía de sus labios.

—¡Borra esa foto! ¡Sácala de las manos de todos, desgraciado!—grite proporcionado un nuevo golpe el cual esquivo con su mano y lo impactó fue el contra mi labio.

Lleve rápido mi mano hacía mi labio, el cual desprendía un poco de sangre. No me dolía, dolía mi corazón, mi corazón porque ella estaba destrozada, y si ella lo está yo lo estoy más aún.

ABBY BRADLEY  ©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora