Capítulo 3

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Abby Bradley

—¡Genial! Estamos frente a la casa de los Adams —expresé con una fea mirada a Matthew.

—¡Silencio! No seas aguafiestas —advirtió mientras tocaba el timbre de la tenebrosa casa negra que teníamos frente a nuestros ojos.

—No sé cómo acepte venir a esto —sisee de mal humor, viendo mis manos sudadas.

Cuando la puerta se abrió ante mis ojos encontré a una chica alta con mucho pelo castaño ondulado, en sus manos tenía un pastel rosa mierda. 

Me tendió sus manos con una sonrisa de princesita —Hola. Mucho gusto soy, Alana Martín — anunció con una voz algo chillona, deje su mano al aire, no me gusta mucho el contacto con los humanos.

Por lo menos no se parece a la pequeña Adams.

Me limite a esquivar las miradas de los chicos que estaban sentados en el piso dentro de la casa, estaban tomando en sus vasos rojos. Por dentro la casa nada tenía que ver con la oscura fachada de afuera. Clavé mi mirada en la oscura joven de parentesco con el imbécil con el que vine. 

—Yo soy, Abby, un gusto —dije de mala gana al fin.

—Ahh con que eres la fumadora amiga de mi primo —soltó irónica.

Tan rápido sabía de mí esta chica, menos que somos amigos, eso no lo creo. Desvié mi mirada hacía él que miraba a su prima con el entrecejo fruncido, rodeé mis ojos hasta la chica nuevamente.

—No somos "amigos".  Solo conocidos. Y sí, soy una fumadora posiblemente muy compulsiva — dije viendo de reojo al chico que supuestamente era mi "amigo".

La chica alta asintió con su cabeza varias veces.

—¿Tu fumas? —pregunte. A lo que instantáneamente negó varias veces.

Es que era muy obvio. Debe ser otra idiota como su primo

—Eso imaginaba —murmure de mala gana. 

—¡Pero puedo aprender! —chilló con emoción mientras alzaba sus brazos al aire.

Yo solté una carcajada muy sarcástica.

—¡Ni loca harás eso, prima! —advirtió con una mirada acusadora, Matthew.

—¡Vamos! Por fin habló el aguafiestas —dije con una sonrisa irónica.

—Ella no dañará tus pulmones como tú. Aparte eso daña el sistema...

—¡No empieces con tu educación sobre los cigarros!—lo interrumpí entre risas, a lo que Alana también río.

Creo que me cae un poco mejor, solo un poco

—Bueno pasen y disfruten de la fiesta —anunció Alana con sus manos para que entrarámos.

Nos encaminamos dentro de la casa asintiendo con la cabeza. Todos los chicos que se encontraban olían a alcohol, cigarros que era bueno y posiblemente unas drogas de muy mala calidad. Al estar en medio de todo el caos, sentí una horrible opresión en mi pecho porque varios recuerdos inundaron mi mente. 

 Fue la fiesta de Zed Evans, me recordó mi subconsciente una y otra vez.

Mire una botella en una mesa y sin pensarlo tanto acerque mis manos hasta ella. Pese a las protestas de mi Matthew la puse en mis labios para beber un terrible y amargo sabor, este quemó mi garganta cuando descendía por la misma.

Me apoye en las mesas para disfrutar su terrible sabor. Yo odio el licor y ni siquiera entiendo porque lo hacía. Todo el mundo bebe supuestamente para estar en la moda, otros porque les hace divertir y ponerlos más eufóricos y emocionantes. Yo creo que es un asco. 

ABBY BRADLEY  ©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora