fifteen

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joaquín estaba más que emocionado. ya casi era hora de ir al pueblo para poder encontrarse con emilio.

aún se encontraba portando uno de sus muchos trajes que tenía que usar mientras estaba en el palacio, estaba a punto de sacar el atuendo que usaba para ir al pueblo cuando la puerta de su habitación se abrió.

dejando ver a nany.

—¡nany! que bueno que estás aquí.— habló mientras se acercaba rápidamente a la señora.— por favor, diles a todos que me siento mal y que no puedo salir de mi habitación, saldré al pueblo un rato.— dijo sonriente.

la mujer lo miró con algo de tristeza unos cuantos segundos.

—no puede salir hoy.— suspiró.— es muy arriesgado.

el príncipe frunció el ceño.

—¿vas a empezar otra vez con eso? ya te he dicho que nada malo me va a pasar— le dijo para después cruzar sus brazos sobre su pecho.

—uno de los guardias lo vio salir ayer de su habitación.— habló de golpe mientras lo miraba fijamente.— y, como era de esperarse, se lo mencionó a su padre.

joaquín abrió los ojos con sorpresa al escuchar aquellas palabras salir de la boca de la mujer y no pudo evitar sentir como los nervios inundaban su cuerpo poco a poco.

—¿me vieron salir del palacio?

—no, solo mencionó el hecho de que lo vio salir de su habitación.— nany suspiró.— perdóneme por esto que voy a hacer, pero son órdenes directas del rey.

el príncipe frunció el ceño sin entender a qué se estaba refiriendo la mujer. la observó caminar hasta su balcón y pudo ver como de uno de sus bolsillos sacaba un manojo de llaves.

—hey, hey, hey, ¿qué haces?— exclamó mientras se acercaba rápidamente a la mujer.

—ya se lo dije, son órdenes directas del rey.— habló mientras buscaba entre todas las llaves la correcta para cerrar el balcón.

—¡espera, no! nany, puedes solo decirle que lo hiciste pero no lo hagas. tengo que salir hoy.— le dijo mientras juntaba sus dos manos en forma de súplica.— no me puedes hacer esto.

—lo siento mucho.— dijo mientras lo miraba con una mueca en su rostro para después cerrar el balcón con llave y después dirigirse hasta la puerta.

—¡nany, no!— chilló con desesperación mientras corría hasta la puerta con la intención de evitar que la señora la cerrara.

demasiado tarde.

nany ya había cerrado la puerta.

el príncipe posó su mano en la perilla y la movió desesperadamente para intentar abrirla.

—¡nany, abre la puerta!— exclamó mientras daba palmadas con algo de fuerza.

—son órdenes directas del rey.

—¡y las órdenes directas del príncipe son que abras la puerta!— la desesperación era bastante notoria en su voz pero la mujer parecía no darle importancia.

pegó su oído a la puerta y pudo escuchar los pasos de nany alejándose cada vez más de su habitación. volvió a dar unos cuantos toques más a la puerta con más fuerza.

—¡abre la puerta!— habló mientras su voz se entrecortaba e intentaba inútilmente mover la perilla para abrirla.

se dirigió rápidamente hasta el balcón y de igual forma intentó abrirlo, claramente falló en el intento.

sus ojos comenzaban a picar, en signo de que tarde o temprano las lágrimas comenzarían a brotar de estos.

la desesperación cada vez estaba más y más presente en su cuerpo, caminaba de un lado a otro en su habitación intentando encontrar una solución a su problema.

volvió a dirigirse hasta la puerta y movió de nueva cuenta su mano sobre la perilla, con la esperanza de que se abriera. de igual forma, lo intentó con el balcón.

las lágrimas salían de sus ojos como si de cascadas se trataran, no sabía que más podía hacer.

se tumbó en su cama y simplemente dejó que los sollozos se adueñaran del silencio de su habitación.

ya no podía hacer más.

       ****

emilio miraba de izquierda a derecha impacientemente, esperando toparse con joaquín. en su mano derecha sostenía una flor que había conseguido para dársela.

estaba demasiado nervioso y el hecho de que el chico todavía no apareciera, le hacía sentir el triple de nervios.

el cielo cada vez se hacía más oscuro, dando a entender que la noche caería pronto.

movía sus piernas de atrás hacia adelante. cada treinta segundos volvía a mirar de derecha a izquierda con el propósito de encontrar a joaquín.

emilio esperó y esperó, teniendo esperanza en que el chico no tardaría en llegar y que tenía una razón por la cual no lo había hecho ya.

pero el tiempo pasó y joaquín nunca apareció.

****

no me maten pls :(

prince ; emiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora