twenty eight

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ya era costumbre para joaquín desayunar lo más rápido posible para poder escaparse al pueblo y ver a emilio.

justo como en esos momentos.

—¿por qué tanta prisa?— escuchó como su padre hablaba bruscamente.

dejó su cuchara de lado y lo miró de forma confundida.

—siempre desayuno así.

—¿por qué tanta prisa?— volvió a preguntar.

el príncipe frunció el ceño, su padre nunca parecía estar interesado en las cosas que hacía o que no hacía.

—tengo que hacer algo en mi habitación.

dicho esto, ninguno de los dos volvió a soltar ninguna otra palabra.

cuando terminó de desayunar, salió al jardín para comenzar a caminar hasta la zona por la cual siempre se escapaba.

—¡su alteza!— escuchó como alguien le llamaba.

bufó al reconocer que la voz era de nany.

—¿pasa algo?— contestó mientras se daba la vuelta.

—¿cómo está? hace mucho que no lo veo.— habló la mujer mientras lo miraba con una sonrisa.

joaquín realmente hizo todo lo posible para que nany no notara la confusión que estaba sintiendo en esos momento.

—estoy bien, gracias.— contestó con una pequeña sonrisa.

—¿va al pueblo?— habló mientras señalaba la pequeña bolsa que el príncipe llevaba en sus manos, suponiendo que ahí guardaba el atuendo que utilizaba cuando iba a aquel lugar.

esta vez, joaquín si que frunció el ceño.

—no.— mintió, claramente sintiéndose extrañado por el repentino interés de nany en él, cuando días antes, ambos pasaban de largo sin siquiera dirigirse la palabra.— iré a ver los árboles de la zona norte para poder pintarlos, es mi nuevo pasatiempo.— volvió a mentir.

iría a la zona sur, no a la norte y en su vida había tomado un pincel para pintar algo y, si pintara algo, definitivamente no serían árboles.

—oh, ya veo. espero que algún día me muestre alguna de sus pinturas, su alteza.— habló la mujer para después sonreírle un poco y darse la vuelta para irse del lugar.

el príncipe esperó un poco a qué nany se alejara lo suficiente como para poder seguir su camino tranquilamente. una vez que así fue, continuó caminando hasta su destino.

aunque antes de poder llegar, se detuvo en seco.

en la muralla habían tres guardias.

nunca había visto que los guardias llegaran hasta esa parte del palacio.

pero lo que definitivamente más le extrañó, fue que no se movían. no parecían estar dando alguna especie de ronda, simplemente estaban ahí, parados, sin movilidad.

y parecían no tener la mínima intención de moverse de aquel lugar.

el príncipe no era tonto y definitivamente sabía que algo estaba ocurriendo.

para empezar, la pregunta de su padre a la hora del desayuno, luego, la repentina aparición de nany y su sospechoso interés sobre las actividades que estaría realizando durante el día y para finalizar, la extraña aparición de estos tres guardias en, muy curiosamente, la zona específica por la cual siempre escapaba del castillo.

definitivamente no caería en su juego, así que se dirigió hasta otra zona del castillo por la cual pudiera escapar.

caminó unos cuantos minutos y al encontrar una zona que parecía estar totalmente despejada, cambió rápidamente su atuendo y logró saltar la muralla, listo para poder encontrarse con aquel rizado de bonita sonrisa.

pero, con lo que no contaba, era que unos cuantos metros arriba, se encontraba la habitación del rey, el cual había apreciado con sus propios ojos que, en efecto, joaquín salía del castillo.

—síganlo.— ordenó el rey con seriedad a los dos guardias que lo acompañaban en esos momentos.

ambos hombres salieron de la habitación.

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tardé mil años en actualizar pt. 182019392

QUE PEDO YA CASI VEO A SHAWN ESTOY: MUERTA

alguien más irá al concierto?

prince ; emiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora