Capítulo 11

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El Alto Rey JeongSuk se sentía de buen humor aquella mañana de primavera, así que salió a contemplar su reino a través del amplio balcón de sus habitaciones, el cielo tenía un color azul sin nubes en el horizonte, el sol calentaba agradablemente la piel y el viento refrescaba a las personas cuando el calor se volvía demasiado. En otras palabras, aquél era un día totalmente perfecto.

El rey decidió dar un paseo por el palacio antes de bajar al gran comedor a desayunar, le gustaba asegurarse de que todo se hacía bien en su castillo y también quería saludar y verificar el bienestar de su servidumbre, pues él pensaba que si seguía insistiendo, tal vez un día dejarían de temerle y odiarlo, tal vez un día él no sería "JeongSuk, el cruel", como escuchaba que era llamado a sus espaldas en los pasillos.

Caminó alegremente por los corredores y saludó a cada persona que encontró mientras recorría su palacio, pasó justo a tiempo para ver cómo JiMin bajaba las escaleras que conducían al ala de sirvientes y más arriba, invitados.

Minnie no le vió en un primer momento, perdido en sus pensamientos, pero en cuanto notó que estaba en presencia de su rey, cayó con una rodilla en el piso y la cabeza inclinada hacia abajo de inmediato.

—Su Majestad —Saludó el rubio con todo el respeto y admiración que sentía por su regente.

Min JeongSuk quiso rodar los ojos, le había expresado miles de veces al joven mayordomo que siempre y cuando estuviesen solos, podía ser mucho menos formal con él, puesto que lo consideraba como un hijo.

—De pie, JiMin, sabes que no me gusta que hagas eso —Dijo, refiriéndose a que estaba arrodillado.

—Es lo menos que merece, Alteza, no puedo ser de otra manera con usted.

En esta ocasión el Rey sí rodó los ojos y posteriormente se tomó el puente de la nariz con los dedos, para finalmente soltar un suspiro y asintió.

JiMin se puso de pie y empuñó sus manos en su espalda, en la postura formal de un mayordomo, mirando a JeongSuk con curiosidad. —¿Desea que haga algo por usted, Majestad?

El Rey había estado pensando en qué actividades podría hacer aquél día tan bonito y, al escuchar las palabras de JiMin, recordó que el rubio era sumamente habilidoso en el uso de armamento en la batalla, en particular con las espadas, todo el mundo se lo decía, desde el antiguo General del Ejército, el viejo Choi, su hijo, SeungHyun, que ahora tomaba el puesto, así como también el Maestro de Armas HyukJae hablaba de lo excepcional que era Park JiMin en combate y ya que el mayordomo parecía tan dispuesto a servirle, pensó que una batalla de demostración era tan buena como cualquier otra cosa.

Incluso pensó que era una excelente oportunidad para demostrarle a su hijo mayor que había elegido a JiMin para su cuidado no sólo por su actitud servicial y amable o por su lealtad —que claro que eran importantes—, sino más bien, por su capacidad para la pelea, su fuerza, resistencia y agilidad.

Y era momento de que YoonGi lo viera por sí mismo.

—JiMin, sí hay algunas cosas que quiero que hagas...

(...)

YoonGi caminaba hacia el patio de entrenamiento del castillo, estaba un poco confundido porque su padre le había enviado una nota de que interrumpiera sus actividades y se dirigiera al lugar inmediatamente. Supuso que no era urgente puesto que de haber sido así, habría enviado a un oficial de alto rango o al mismo JiYong-hyung y no un simple criado menor.

Aún así la curiosidad estaba tomando lo mejor de él, ¿qué quería su padre? ¿por qué en el lugar del entrenamiento? ¿habría algún motivo especial...?

El menos esperado -YoonMin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora