Pongo mis ojos en órbita y abro mi boca ligeramente. ¿Es una broma? Alex me mira con más intensidad, remoja sus labios y me acerca más a él, trato de empujarlo pero es mucho más fuerte que yo. Está bromeando, seguro que lo hace.
-¿Qu-que está di-diciendo?–tartamudeo sorprendida.
-Quiero que seas mi amante, pequeña Sophia.–susurra muy cerca de mi.
Ladeo mi cabeza sorprendida. ¡Oh mierda! No sé si está bromeando o lo dice de verdad, mi corazón se acelera y se corta mi respiración. Necesito espacio.
-Yo... necesito respirar, aléjate–me suelto de sus brazos y tomo asiento en la acera.–¿¡estás loco?! Deje de bromear conmigo señor Metaxas.
El ríe sentándose a mi lado, mis ojos no se apartan de su cuerpo. Este hombre está bueno, muy bueno. Lleva puesto un traje azul marino de cuadros. Alex pasa las manos por su pelo alborotándolo, luciendo un aspecto de chico malo. Se inclina hacia mí y pone su cara seria.
-¿Me estás viendo la cara de querer bromear?–gruñe agarrando mi cintura con delicadeza.– escucha Sophia... no he podido sacarte de mi cabeza desde que te vi con ese vestido rojo. Quiero que seas mía, solo mía.
Me ahogo con mi propia saliva y comienzo a toser, Alex da pequeñas palmadas en mi espalda. Respiro hondo y lo miro sorprendida. Abro mi boca y la cierro sin saber qué responder.
-Eh, bueno... yo ¿que te digo?–suelto una risa nerviosa.
-Solo tienes que aceptar Sophia. Te daré todo lo que una mujer desea, dinero, poder y placer.–explica cómo si fuera una niña de cinco años.
Frunzo el ceño y me pongo de pie resignada ¿acaso él piensa que soy una cualquiera? Él me imita y también se pone de pie acercándose a mi, antes de que de otro paso alzo mi mano y le propino una bofetada. Los ojos de Alex se abren sorprendidos y lleva una mano a su mejilla ya roja por el impacto.
¡Oh mierda!
-¡No soy una cualquiera señor Metaxas!–gruñó apretando mis manos.
Saco mi teléfono con manos temblorosas y busco la app de uber. Tengo que salir de aquí. Pongo la ubicación y presiono el botón de ordenar, camino alejándome de Alex y siento mi corazón bombear rápidamente. Miro sobre mis hombros y aún está parado donde lo deje con la mano en su mejilla, no parece reaccionar y eso me asusta. ¡Ah mierda! ¿Y si le dio una parálisis o algo así? Muevo mi cabeza negando, se lo merecía. El uber llega en unos minutos, mis ojos se dirigen a Alex que me mira enojado y camina hacia mí con grandes zancadas. Entro al uber y pido que arranque. Cuando veo el cuerpo de Alex Metaxas lejos de mi respiro relajada.*****
Abro mis ojos al sentir un toque en mi hombro, lo aparto con mi mano para seguir durmiendo.
-Psss–siento que la mano se mueve más fuerte en mi hombro– señorita, ya hemos llegado.
-Déjeme dormir, por favor–gruñó moviéndome.
-No puede babear en mi auto...–suspira–estamos en la Casa Blanca.
Casa Blanca, mi casa.
Estiro mi cuerpo chocando mi frente con algo, me quejo abriendo mis ojos y gruño molesta. Miro a mi alrededor abriendo los ojos sorprendida, Mis padres están frente a mí y lucen realmente enojados ¿y que es lo que se me ocurre decir?
-hola papi–sonrió con inocencia. El chofer está a su lado con la cabeza abajo–¿como te va?
Mi madre me mira con preocupación y mi padre con enojo. Bajo del auto sintiéndome mareada, sonrió jugando con mis dedos. Soy chica muerta.
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La hija del presidente
RomanceTodos estos años tratando de pasar desapercibida bajo la sombra de mi hermana. Construyendo una pared entre la realidad y yo. Entonces llegó él, con su traje Gucci y reloj Rolex a derrumbar todos esos obstáculos que la vida me ponía y sobre todo...