Alex y yo hemos conversado todo el camino, no es tan abierto como quisiera, pero lo intenta. Es un hombre elegante y culto... Luego de unos minutos llegamos a una clase de bosque, él me mira impaciente, se desmonta y camina hasta donde estoy para abrirme la puerta, extiende su mano y la tomo temblorosa. Caminamos hasta una entrada de madera, observo el lugar y es realmente hermoso, hay pequeñas lámparas colgadas de los árboles dándole un aspecto delicado. Aprieto la gran mano de Alex y lo observo de reojo avergonzada, él separa nuestras manos para dirigirlas a mis caderas. Nos detenemos y se pone delante de mi.
-No te quise llevar a un restaurante común y corriente–comenta dejando pequeñas caricias en mi rostro.– espero que te guste.
Entonces se pone a mi lado dejándome sorprendida con lo que tengo al frente. Sonrío maravillada y camino hasta la pequeña mesa con dos sillas, alrededor hay ramas secas decoradas con luces blancas y lo más lindo es el hermoso lago que nos rodea. Mi boca se abre ligeramente por la impresión. Es lo más hermoso que han hecho por mi.
-Es... esto es her-hermoso–sonrío viéndolo. Camino hasta él y lo rodeo con mis brazos– no esperaba a que me llevaras a un restaurante. Sé que eres peculiar.
-Con lo hermosa que eres no podía permitir que ninguna persona te mire demasiado–sonrío y levanto mi cabeza para mirarlo– ahora vamos a sentarnos. La noche aún es joven.
Asiento y Alex retira la silla para mí, agradezco y tomo asiento admirándolo, él toma asiento frente a mí y muerdo mi labio inferior, quiero besarlo, lo necesito con urgencia pero no quiero parecer una desesperada.
-¿Como supiste de este lugar?–pregunto para calmar el incómodo silencio.
-Todo esto es mío, mi casa queda cerca. Cuando vine a comprarla este lugar estaba incluido.–entrelaza sus manos.
-Oh–murmuro–Es un hermoso lugar. Si viviera aquí pasaría horas leyendo cerca del lago.
Una chica con el cabello rosa chillón y vestida de mesera se acerca a nosotros moviendo exageradamente sus caderas. Hago un gesto de desagrado y dirijo mi mirada a Alex, mi corazón se acelera y siento mi respiración cortarse por la forma en que él me mira, de manera intensa, sus ojos están más oscuros. Remojo mis labios y aprieto mis muslos nerviosa. Su mirada se dirige a mis labios y lame los de él. ¡Dios!
-¡Buenas noches señor Metaxas!–doy un respingo en la silla por la voz chillona de la chica.–¿como está?
-Tráigame la Champagne Dom Pérignon Rose Gold y los platos especiales–contesta cortante. La chica asiente mientras me fulmina con la mirada, se retira y miro mis manos nerviosa– Luces realmente exquisita esta noche.
Las últimas palabras de Alex me toman por sorpresa, mis mejillas se tornan rojas y mi pulso se acelera con fuerza. Trago saliva fuerte y trato de calmar mi respiración.
-Gr-gracias–sonrío mordiendo mi labio inferior.
-Te quedaras conmigo esta noche–se inclina–Tenemos que negociar.
-¿Negociar?–ladeo mi cabeza confundida.–tienes que explicarte Alex.
-No puedes contarle de esto a nadie, Sophia–asiento.
-Lo sé–admito–pero será difícil ¿la prensa no siempre está detrás de ti? Además... tengo guardaespaldas que no me dejan ni un minuto sola.
-De eso me ocuparé yo. No te preocupes.–dice tranquilo.
Unos chicos vestidos de meseros nos interrumpen llegando con un cubo lleno de hielo con Champagne y dos copas dentro, una bandeja llena de comida y fresas cubiertas de nutella. Sirven la comida y cuando uno de ellos va a destapar la bebida Alex lo detiene.
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La hija del presidente
RomansaTodos estos años tratando de pasar desapercibida bajo la sombra de mi hermana. Construyendo una pared entre la realidad y yo. Entonces llegó él, con su traje Gucci y reloj Rolex a derrumbar todos esos obstáculos que la vida me ponía y sobre todo...