Luego de que Alex prácticamente me obligará a desayunar todo un buffet y yo me lo comiera a besos, por fin he llegado a la universidad, sonrío al recordar todo lo que hicimos anoche y en la mañana. Cada vez que pienso en él mi corazón se descontrola, soy consciente de que Alex me atrae pero tengo miedo de enamorarme de él, sé que es algo peligroso el que estemos haciendo esto, no quiero dañar su imagen y mis padre me matarían.
-¿En que tanto piensas?–la voz de Lucas me saca de mis pensamientos.
-¿Ah? Nada... solo, tengo hambre–murmuro.
-Que novedad–dice con ironía.
-Mejor vete a molestar a tu novia.–lo empujo y entro a mi tercera clase que desafortunadamente es sin Poppy.
Tomo asiento en el primer lugar cerca del gran ventanal y observo a mi alrededor, todos están conversando animadamente, siento una mirada detrás de mi e inconscientemente volteo, pongo los ojos en blanco al ver a Sebastián mirarme desde el otro lado de la fila, me sonríe y me pongo recta en mi lugar apartando la mirada. Lo superé hace tiempo, y no quiero meterme en más problemas por culpa de él. El maestro entra al salón y empieza a dar su clase. Siento mi celular vibrar en mi bolsillo, lo reviso y siento mis mejillas sonrojarse y mi corazón latir con fuerza.
De:Alex Metaxas.
Para:Sophia Williams.
Te pasaré a buscar para ir a comer.Le mando una respuesta afirmando y guardo el teléfono enseguida sintiendo mariposas en mi estómago. Este hombre me pone realmente mal... luego de media hora la clase da por terminada, recojo mis cosas y salgo antes de que Sebastián me detenga. Camino por el largo pasillo en busca de Poppy o Lucas.
-¡Maldita sea!–escucho un grito a mi izquierda, donde están los vestidores.
Y como toda curiosa entro sin más, escucho jadeos en uno de los vestidores, frunzo el ceño confundida y camino despacio, tomo un zapato tirado en un pequeño rincón y me acerco más, tomo la perilla de la puerta y la abro llevándome una gran sorpresa.
-¡Pero que coño!–grito tirando el zapato al aire.
-¡No, vete, vete!–los gritos de Sean se escuchan por toda la sala.
-¡Estupida, me dolió, ubícate!–El chico junto a él recoge su ropa tratando de ponérsela.
Me tapo los ojos y salgo corriendo de los vestidores, miro mi panorama nerviosa y siento una mano tomarme por los brazos.
-¡Iugg! ¡Sean, no!–trato de apartarme, veo su cara roja de la vergüenza y suelto una carcajada–Si que eres todo un calentón Sean.
-No se lo digas a nadie, te daré lo que quieras–suplica desesperado.
-Soy tu amiga bobo, pero si me compras fresas y nutella te amaría mucho.–sonrío haciendo un movimiento de cabeza para que me siga.–por cierto... ¿como te cambiaste tan rápido?
-Práctica, cariño, práctica–dice con orgullo.
Suelto una carcajada y vemos a mi mejor amigo y su novio comerse a besos, me pongo entre el medio de los dos y los separo.
-Parecen perros pegados–bromeo burlona.
-¡Que envidiosa eres!–chilla Lucas pegándose nuevamente a mi amiga.
-¿Que vamos a hacer hoy?–pregunta Poppy sonriendo.
-Hoy no puedo. Tengo planes–balbuceo.
Todos se detienen y me miran raro, sonrío encogiéndome de hombro y seguimos caminando.
-¿Que harás hoy?–Pregunta Sean.
-Hmm yo...
-Tiene clases de karate–Poppy miente y le agradezco con la mirada.
-¿No son los miércoles?–Su novio frunce el ceño.
-Si, pero pronto tengo un combate y tengo que practicar–miento.
Todos asienten convencidos, caminamos al comedor y tomamos asientos con todos los pares de ojos sobre nosotros. Observo a Sean reír con algo que dice Lucas y Poppy mueve sus cejas mirándome.
-Tienes que contarme todo–susurra para nosotras.
-Si, pero tengo que salir ahora, él me invitó a comer–murmuro.
-¿Que harás con las clases?
-Hoy solo tenía que presentar una obra y ya lo hice.–informo poniéndome de pie.
Me despido de los chicos y salgo del colegio, frente a mí hay un Audi R8 color negro, veo a un Alex bajarse de manera tan elegante que hipnotiza. Río divertida al ver su porte tan elegante y su cara tan seria.
-Buenas tardes señor Metaxas–susurro cerca de él.
-Buenas tardes señorita Williams–me abre la puerta del copiloto y tomo asiento agradeciéndole.
Él rodea el auto y sube, se acerca a mí de una manera tan sensual que siento mi corazón latir con fuerza, me toma por la cintura y hace que me siento en su regazo.
-Aún estamos en el estacionamiento.
-No me importa–une sus labio con los míos.– eres exquisita.
Le muerdo el labio inferior y siento algo duro chocar con mi pierna, miro hacia abajo y veo su erección, vuelvo a mi asiento avergonzada.
-Lo siento–murmuro.
-Eso es lo que provocas en mí–pone una mano en mi pierna y arranca el auto.
-¿A donde vamos?–pregunto acariciando su mano.
-Me imagino que tienes hambre.
-En verdad no–miento
-Hmmm... entonces iremos a mí casa–aprieta mi mano y me mira de reojo.–¿quieres?
-Por supuesto–disimulo una sonrisa.
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La hija del presidente
Roman d'amourTodos estos años tratando de pasar desapercibida bajo la sombra de mi hermana. Construyendo una pared entre la realidad y yo. Entonces llegó él, con su traje Gucci y reloj Rolex a derrumbar todos esos obstáculos que la vida me ponía y sobre todo...