Capitulo 26

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¿Cómo me siento en este momento? Pues bien, no iba a amargarme la vida por un hombre, pensé que Alex era diferente, lo pensé

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¿Cómo me siento en este momento? Pues bien, no iba a amargarme la vida por un hombre, pensé que Alex era diferente, lo pensé. Pero no iba a dejar que mi hermana ganara de nuevo, obvio que esto no se iba a quedar así. Sonrío al entrar al club, el sol está a su máximo esplendor. A mi lado están mis amigos, todos con lentes de sol, yo incluida y con una sonrisa de rompe corazones.

-¡Dios! Algunas veces odio el sol–Poppy abanica su rostro con las manos.

-Pues yo lo amo–sonríe lascivo Sean.

-Si, te broncea de una manera natural y hermosa.–lo acompaña Lucas.

-Además es vitamina D–susurro.

Los tres se encogen de hombros, caminamos directo a la piscina, hago una seña desviando mis pies para ir al restaurante. Últimamente he estado comiendo más de lo normal y se me antoja una gran hamburguesa. Hago mi orden y algo más de comer para mis amigos.

-Pero miren a quien tenemos aquí–giro sobre mis talones tras escuchar aquella voz chillona.

-Pero si son los lambe culos de mi querida hermana–digo mostrando una gran sonrisa.

-Mira estupida...–alzo mi mano interrumpiéndolos.

-Quiero que desaparezcan de mi vista, si me ven por algún otro lugar hagan como si no me conocieran. Porque eso es lo que yo siempre hago–le echo un último vistazo a Sebastián que se encuentra asombrado, recojo mi orden y camino hasta sentarme con mis amigos.

-¿Qué pasó?–pregunta Sean intrigado.

-No pasó nada–miro a mi alrededor–¿donde está Poppy?

-Oh, fue a comprar flotadores–contesta Lucas sonriendo.

Asiento dándole un mordisco a mi hamburguesa, al rato llega Poppy con unos grandes flotadores en forma de sandia, sonrío entusiasmada. Comemos todos escuchando los malos chistes de Sean y Lucas, hasta que siento una mirada en mi hombro, echo un vistazo y mi ceño se frunce. Pongo mis manos en puños y la ignoro.

-Hermanita...–esa maldita voz. Mis acompañantes la miran con desagrado–Préstame atención, niñita.

-Eso es lo que te falta, atención. Y no soy yo la que se comporta como una niñita caprichosa y envidiosa–gruño poniéndome de pie y enfrentándola.

-Uy! Pero si la santita sacó sus garras–dice burlona.

-Uy! Pero si la perra nunca ha dejado de serlo–esta vez es Poppy la que comenta.

Suelto una carcajada al ver la cara de mi hermana, esta dice algo que no logro escuchar y se va dando grandes zancadas con sus secuaces detrás de ella, nos encogemos de hombros y nos dirigimos a la piscina.

-Aún no entiendo que le hice–murmuro sintiendo el agua chocar con mi piel.

-No tenías que hacerle algo. Siempre se le vio en sus ojos como te miraba, era de pura envidia y odio.–me agarra por los hombros.

La hija del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora