¿Que hace él aquí? Camina hasta nosotros y sonríe ladino, retrocedo y pongo los ojos en blanco.
-Querida Sophi, estás más hermosa que nunca–apesta a alcohol.
-¿Que quieres Sebastián?–gruño viendo a mi alrededor.
-Te quiero a ti–me toma de brazo.
Mis amigos no se dan cuenta de lo que está pasando, trato de librarme pero su fuerza es mayor. Tomo su brazo y lo intento poner detrás de su espalda pero es mucho más rápido y me aprisiona contra él.
-Ya suéltame, si no me dejas ir gritaré.–gruño enojada.
-Hazlo. Nadie te escuchará.–siento náuseas al sentir su lengua en mi oreja.–Eres mía, Sophia.
-No soy tuya ni de nadie–le doy un codazo en el estómago y se aleja quejándose, lo empujo y le suelto un puñetazo en su mejilla–Espero que sea la última vez que me toques.
-¡Maldita zorra!–levanta su mano para golpearme, pero antes de que me toque alguien lo empuja hacia atrás.
Su cuerpo impacta contra una mesa haciendo que la personas dejen de bailar y la música se detenga. Busco al causante de esto y abro la boca sorprendida.
-¡¿Que pasó aquí?!–Lucas y Poppy llegan a mi, mirando a un Alex muy cabreado.
-¡Eres un maldito!–toma a Sebastián de la camisa y le propina un golpe.
-¡Alex ya basta!–trato de alejarlo pero es imposible, le propina más golpes en la cara–¡Lo vas a matar!
Lucas se acerca mi para intentar detener a Alex pero es casi imposible, sus ojos están inyectados en sangre, miro a mi alrededor y todos están en shock, abrazo la espalda de Alex en un intento de hacerlo razonar. Unos segundos después se detiene, su cuerpo está temblando y su respiración es agitada, suelto un sollozo y él gira tomando mi cara en sus grandes manos.
-Pequeña... ¿estás bien?–me examina de cuerpo entero. Asiento sin dejar de mirarlo.
-Si, lo estoy. Vámonos de aquí Alex.–murmuro temblorosa.
Me toma de la mano y esquivamos a las personas hasta llegar afuera, su auto está estacionado frente al bar, me giro al recordar que dejé a mis amigos solos. Los veo caminando detrás de nosotros, me detengo y abrazo a Poppy.
-Lo siento, no sabía que ese imbecil estaba aquí–solloza.
-No es tu culpa, no me llegó a hacer nada–sonrío mirándola a los ojos.–Me iré con Alex ¿está bien?
Ella asiente y me da un último abrazo. Subo al coche y observo cómo Lucas y Alex intercambian algunas palabras hasta que toma asiento en el piloto. Me mira de reojo y acelera el auto. Sus nudillos están rojos y su respiración muy agitada, pongo una mano en su hombro tratando de calmarlo, me mira de reojo y le regalo una sonrisa amistosa. Recuesto mi cabeza en la cabecera del asiento y masajeo su cabellera.
-Si sigues así me dormiré–murmura.
-Solo quiero que te calmes. Estoy bien.–suavizo mi voz.
-Ese maldito trató de tocarte.–su cuerpo se tensa nuevamente.–Acabaré con él.
-Creo que ya le diste su merecido y fue suficiente. Ahora solo quiero descansar, tengo mucho sueño–me encojo en mi asiento y cierro los ojos por un segundo.
Estiro mi cuerpo buscando más comodidad. Siento algo suave tocar mi mejilla, sonrió al sentir besos en mis labios. Abro mis ojos encontrando a Alex solo en chantal y con una bandeja llena de comida. Los rayos del sol hacen que sus ojos resalten, se ve realmente hermoso.
-Buenos días, pequeña hada–besa mi coronilla y por último mis labios.
-Buenos días, señor gruñón–sonrió acercándome a él para besarlo.
Me toma por la cintura me pone en su regazo, besa mis labios de una manera tan sensual que siento como mi piel se eriza, jugueteo con su cabello y gimo al sentir como aprieta mi trasero con sus grandes manos. Detenemos los besos para tomar aire, río al ver sus labios más rojos de lo normal.
-¿Como amaneciste?–pregunta tomando una fresa y llevándola a mi boca.
-Demasiado bien, no me di cuenta cuando me dormí. ¡Ni siquiera sentí cuando me quitaste la ropa!–digo señalando la camisa de Alex.
-Estabas realmente cansada, no quería despertarte. Ahora quiero que desayunes bien y te comas todo–ordena poniéndose de pie.
Asiento bebiendo un poco de zumo de naranja, muerdo el sándwich y suelto un jadeo por la delicia. Como todo deprisa y estoy más que satisfecha, levanto mi cabeza y siento mis mejillas arder al ver cómo esos ojos azules me observan.
-¿Que?–pregunto mordiendo mi labio inferior.
-No quiero que dejes de comer Sophia–sus palabras suenan serias.
-Si, solo se me olvida.–digo restándole importancia.
-Te pasaré a buscar cada tarde para ir a comer.–se acerca a mi y me toma de la mano.–¿de acuerdo?
Asiento embobada, tomo la iniciativa y lo beso sentándome a horcadas sobre él, siento como sonríe sobre mis labio, muerdo su labio inferior y siento su lengua en mi cavidad bucal. Se pone de pie junto a mí y vamos al baño, me quita la camisa y la ultima prenda que me quedaba. Me deshago de su ropa, me lleva ala ducha y me pega contra la pared, suelto un pequeño gemido al sentir como se adentra en mi. Sus estocadas son suaves, muevo mis caderas incitándolo a que se mueva más rápido, me hace caso y callo mis gritos mordiendo su hombro.
-Alex... oh Alex–besa mis pezones y siento su pulgar en mi clitoris.
-Mía, dilo. Dí que eres mía–gruñe contra mi piel.
-Soy tuya, solo tuya–recuesto mi cabeza en su hombro al sentir cómo llegamos al órganos juntos.–Eres un tonto.
Él ríe y besa mis labios. Tomo el jabón líquido y lo esparzo por su pecho, él me imita y lava mi cabeza contando chistes malos, suelto una carcajadas burlándome de él.
-Eres tan mal comediante–bromeo carcajeándome.
-Te hice reír, un mal comediante no logra eso–se encoge de hombros.
Le doy un pequeño golpe en el pecho y salimos de la ducha, toma una toalla y cubre mi cuerpo. Salimos del baño y en la cama se encuentra bolsas de tiendas, entrecierro lo ojos y miro a Alex, él ríe y se dirige a su armario. Busco entre las bolsas, veo un lindo vestido amarillo, ropa interior, zapatos y cremas. Luego de unos minutos Alex sale cambiado de manera casual, abro mis labios y jadeo sorprendida. Se ve exquisito.
-¿Lista?–pregunta tomándome de la cintura.
-Nací lista.–dejo un casto beso en sus labios.
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La hija del presidente
RomanceTodos estos años tratando de pasar desapercibida bajo la sombra de mi hermana. Construyendo una pared entre la realidad y yo. Entonces llegó él, con su traje Gucci y reloj Rolex a derrumbar todos esos obstáculos que la vida me ponía y sobre todo...