Llegamos a su casa y de inmediato se baja del auto para abrirme la puerta, sonrió sonrojada mientras él me toma de la mano. Entramos a la casa y vamos directo a la parte de atrás.
-¿A donde vamos?–pregunto confundida.
-Vamos a almorzar juntos. Sé cuando mientes–murmura. Levanto la mirada y me encuentro con un hermoso jardín bien cuidado y una gran piscina.
-No mentí del todo–muerdo mi labio inferior. Choco con el pecho de Alex cuando se detiene frente a mi.
-Seré tu postre–besa mi cuello y cierro los ojos disfrutándolo–pero no quiero que enfermes.
Corre la silla del mediano comedor debajo del gran árbol, tomo asiento y lo observo hacer lo mismo.
-No enfermaré, además, me hiciste comer todo un buffet en la mañana.–digo burlona.
Se encoge de hombros con media sonrisa y de inmediato llega la comida. Almorzamos con una plática amena y conversando sobre su trabajo y mi carrera. Soplo un poco mi cara con mis manos por el gran calor y siento pequeñas gotas de sudor bajar por mi pecho, levanto la mirada y los ojos de mi acompañante están fijos en mis labios. Me pongo de pie y me acerco a él.
-¿Tienes calor?–pregunta anonado.
-Mucha, si tuviera traje de baño nadaría como un pez en la piscina.
-Puedes hacerlo aún no teniendo traje de baño. Solo estamos tú y yo en la casa.–me toma por la cintura y me carga en su hombro de imprevisto.
-¡¿Pero que hace señor Metaxas?!–río a ver cómo se acerca a la piscina corriendo.–¡No,no!
Me tira con todo y vestido y siento un gran alivio al sentir el agua fría chocar con mi piel, salgo a la superficie y lo observo quitarse toda prenda de su cuerpo excepto su ropa interior. Lo imito, pongo mi ropa a un lado de la piscina y me sumerjo. Siento unas manos en mi cintura, Alex pega su cuerpo al mío, jadeo al sentir su calor. Salimos a la superficie y lo beso de imprevisto, me aprieta más a él y me arrincona a la pared, agarra mis nalgas y hace que enrolle mis piernas en su cintura. Gimo al sentir su masculina en mi parte intima, me restriego contra él y responde mordiendo mi labio con sensualidad.
-Te haré mía–gime retirando el brasier.
-¿Aquí?–toco su pecho.
-Aquí.
Besa mis senos y muerdo mi labio para no gemir, retira la única prenda que me quedaba dejándome completamente desnuda, bajo sus bóxer y lo tiro a un lado. Busco sus labios y chupo con fuerza su labio inferior, él aprovecha y adentra su lengua, bajo mis besos a su cuello y gimo al sentir cómo entra en mi. Mueve su cadera de manera lenta hasta que toma un ritmo más rápido.
-¡Dios! ¡Alex, si!–Gimo mordiendo con suavidad su hombro. Muevo mis caderas provocando que sus estocadas sean más profundas.
-¡Mi niña, mi pequeña hada!–chupa mis pezones y con un mano libre toca mi clitoris.
Hecho mi cabeza hacia atrás y abrí mi boca gimiendo, siento una adrenalina inexplicable, mi estómago se aprieta y siento electricidad en mi zona íntima.
-¡Más... más rápido, si!–llegamos al orgasmo juntos y unos segundos después sale de mi con delicadeza. Escondo mi cara en su pecho y suelto una carcajada, unos segundos después también siento la de él, su pecho vibra.
-Eres una pequeña fiera.–toma mis mejillas entres sus grandes manos y besa mi nariz.
-Estás loco, Alex Metaxas–beso sus labios con suavidad, demostrándole todo lo que siento en este momento.
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La hija del presidente
RomansaTodos estos años tratando de pasar desapercibida bajo la sombra de mi hermana. Construyendo una pared entre la realidad y yo. Entonces llegó él, con su traje Gucci y reloj Rolex a derrumbar todos esos obstáculos que la vida me ponía y sobre todo...