Capitulo 18

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Bajo las escaleras sintiendo los pasos de Alex detrás de mi, acelero mi paso con urgencias. Camino hasta la salida mirando hacia atrás, Alex está furioso, sonrío satisfecha mientras abro la puerta para salir al exterior de la casa.

-Detente Sophia–ordena. No lo escucho y sigo mi camino– yo te llevaré.

-No puedes. Si te ven conmigo sospecharan–me detengo acercándome a él.

-Nadie me verá. Vamos, se hace tarde–asiento subiendo al auto.

Lo miro con el ceño fruncido, parece ansioso y frustrado. Le mando un mensaje de texto a Poppy y observo a Alex conducir con habilidad. Me mira unos segundos y pone su mano desocupada en mi pierna desnuda, sube por mis muslos dejando pequeñas caricias hasta detenerse en el borde de mis bragas. Trato de normalizar mi respiración y muevo mis caderas inconscientemente.

-Alex...–suplico mirándolo. Este sonríe satisfecho mientras se detiene por el rojo del semáforo.

-¿Quieres que siga? ¿Hmm?–adentra su mano hasta tocar mi feminidad. Arqueo mi espalda por la sensación, Alex mueve su mano explorando toda mi vagina.

Cierro mis ojos y jadeo con sorpresa al sentir como adentra un dedo en mi. Con su otra mano toca mis pezones por encima de la tela. Le doy gracias al cielo que el cristal del auto es oscuro, haciendo que no se vea nada desde afuera. Aumenta su movimiento con agilidad, trato de cerrar mis piernas pero no me lo permite, siento mi estomago encogerse y casi llego al climax.

-¡Oh Alex!–gimo apretando su brazo. Cuando no puedo más, la mano de Alex se detiene sin dejar que llegue al clímax, abro mis ojos confundida–¿por qué te detuviste?

-¿Ves lo que se siente no obtener todo lo que deseas?–sonríe satisfecho y pone en marcha el auto.

Abro mi boca sorprendida. No puedo creer que me dejó casi al borde del orgasmo, lo fulmino con la mirada y ordeno mi vestido con la poca dignidad que me queda. Luego de unos minutos en un silencio incómodo llegamos a la academia ¿como supo dónde estaba? Ni idea, él estaciona mientras arreglo mi cabello, pero antes de bajar agarra mi brazo. Trato de soltarme, estoy enojada.

-¿Que?–gruño mirando como entran varias personas al gran edificio.

-¿Estás enojada?–pregunta. Niego con mi cabeza– eres una mentirosa.

-No importa, ya debo irme–Alex sostiene mis caderas acercándome más a él.– no puedo llegar tarde Alex.

Levanta mi cuerpo hasta quedar sentada sobre sus piernas, frunzo el ceño y escondo mi cara en el hueco de su cuello. Siento como acaricia mis piernas con sensualidad, lo detengo mirándolo con reproche, él sonríe burlón y une sus labios con los míos, muevo mis labios al compás hasta adentrar mi lengua, mis caderas se mueven en círculo provocando una erección en él, muerdo su labio inferior y tiro de su cabello, Alex suelta un gemido y estruja mis nalgas en sus grandes manos. Sus labios se mueven con posesión sobre los míos, sonrío y dejo un casto beso en sus labios antes de separarme por falta de aire.

-Te pasaré a buscar luego ¿si?–habla tranquilizando su respiración.

-Mejor iré por mi cuenta. Tengo otras clases después de esta e iré a mi casa.–explico acariciando su mejilla. Él asiente aturdido, bajo de su regazo y acomodo mi vestido.– Fue un placer conocerlo, señor Metaxas.

Bajo del auto dejando a un Alex confundido, sonrío al ver como abre la boca sorprendido, camino hasta el edifico y escucho mi celular sonar. Llamada entrante de Alex.

-¿Si?–contesto burlona.

-¿"Fue un placer conocerme?" No juegues con fuego, pequeña Sophia–gruñe.

La hija del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora