Capitulo 19

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-Eres un tonto-digo riendo.

Alex me alza por la cintura y enrolla mi cuerpo en una toalla, salgo detrás de él y veo cómo rebusca en su closet, busco mi celular y le mando un mensaje a Poppy para que le diga a mi madre que estoy con ella. Tomo asiento en la cama y siento mi estómago gruñir del hambre.

-Vamos a comer algo–Alex se arrodilla frente a mi- ponte esta camisa, al fin al cabo, seguro te queda mejor que a mí.

Asiento cubriendo mi cuerpo con la ropa de Alex, recojo el bóxer que me extiende con vergüenza y me lo pongo de inmediato, lo observo de reojo y solo lleva puesta un chantal, toma mi mano y salimos de la habitación. Inhalo hondo por el delicioso olor del perfume de Alex, el gran comedor se encuentra rodeado de empleados con uniforme de cocineros y repleto de comida y jugos de sabores, sonrío como niña al ver pasta a la boloñesa.

-Se ve delicioso–susurro para mí.

-Vamos a comer–caminamos hasta tomar asiento, Alex en la cabecera y yo a la derecha de él–puedes quedarte aquí el tiempo que quieras.

-No te preocupes, trabajo y sé donde quedarme–comunico viendo cómo sirven nuestros platos.

-¿Trabajas?–pregunta sorprendido. Asiento enrollando la pasta en el tenedor.-¿en que trabajas?

-Trabajo como entrenadora de Ballet en una academia para niñas y como mesera en un pequeño restaurante.

-¿Tus padres lo saben?–pregunta serio.

-¡Por supuesto que no! Solo lo saben Poppy y Lucas–digo alterada

-¿Por qué lo haces? Puedes tener lo que quieras sin mover un dedo.

-Porque quiero y porque me gusta ganarme las cosas por mis propios méritos, ser una persona que logra lo que quiere por su propio esfuerzo.– gruño apretando mis manos.

-No quise sonar así, solo... me sorprende. Eres una mujer bastante independiente y admirable–dice tomando mis manos entre las suyas.

-¿Alex Metaxas me está halagando? Me sorprende–sonrío como tonta.

-Deberías, solo te lo digo a ti–sonríe mordiéndome un dedo coquetamente.

Siento mis mejillas sonrojarse. Termino de comer y observo todo el personal avergonzada, Alex toma su última copa de vino relajado, se levanta del asiento y toma mi cuerpo en su grandes brazos.

-¡¿Pero qué haces?–trato de quitarme.

-Quiero follar a mi mujer ¿que tiene eso de malo?–lame mi cuello cuando perdemos a las personas de vista.

-Eres un pervertido–gimo.

-¿Hmm?– sube las escaleras hasta llegar a su habitación, me suelta y siento mis pies tocar el suelo.–Baila para mí.

-¿Ahora?–jadeo abriendo los ojos.

Asiente con coquetería, trago grueso, camino hasta mi celular y busco una canción coqueta, encuentro la perfecta y le doy a reproducir, comienzo a mover mis caderas lentamente, quito el primer botón de la camisa y paso mis manos por mi cuello, tomo a Alex y lo empujo a la cama, su mirada es intensa y oscura, tomo las esquinas de el bóxer y los bajo un poco, desabotono un poco más la camisa dejando ver un poco mis pechos, mis manos se dirigen a mis caderas y las muevo más despacio.

La hija del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora