Capitulo 28

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Entramos a su habitación besándonos con desespero, termina de romper mi vestido y muerde mi cuello sin llegar a hacerme daño. Gimo cuando me tira a la cama, me arranca las bragas y ubica su boca en mi vagina.

-¡Alex!–grito hundiendo mis dedos en su cabello.

Se centra en lamer mi clitoris, siento como besa mi zona G, arqueo la espalda cuando succiona todo, adentras dos dedos y los mueve despacio.

-Córrete en mi boca, nena–jadea.

-¡Cielo!-gimo al llegar al orgasmo.

Miro hacia abajo y trato de controlar mi respiración, Alex está besando mis muslos y lleva los dedos que estaban en mi interior a su boca. Juro por Dios que es la cosa más sexy que he visto en mi vida. Me levanto como puedo, le arranco en pantalón junto con el bóxer y lo tiro a la cama.

-¿Que haces?-remoja sus labios.

-No eres el único con hambre-sonrío pasando mi lengua por su glande.

Cierra los ojos y maldice entre dientes. Empiezo con pequeñas lamidas hasta que me la llevo todo a la boca, empiezo un vaivén de arriba y abajo, lo rodeo con mi lengua, lo saco de mi boca y lo masturbo mientras observo sus ojos, están negros del deseo, tiene la boca abierta y las mejillas sonrojadas. Hago puchero y lo meto nuevamente a mi boca hasta que se corre.

-¡Joder!–me toma de los brazos poniendo sobre mis rodillas y manos sobre la cama-Esa boquita me hará cometer un pecado.

-Espero que valgan la pena-grito cuando me azota el trasero.

-Dime que quieres-ordena pasando su pene por mi vagina.

-Te quiero a ti y quiero que me hagas tuya-lo miro de reojo.

-¿Para siempre?-besa mi hombro.

-Para siempre-entra en mi de una estocada, gimo cuando arremete contra mi sin compasión.

Sus caderas choca contra mi trasero, toma mi cabello entre sus manos y tira de mi cabeza hacia atrás, con la otra mano libre pellizca mis pezones, la habitación se llena de jadeos, nuestros cuerpos sudorosos encajan perfectamente. Hace círculos con su cadera y acelera sus movimientos.

-το κορίτσι των ματιών μου-dice algo que no logro entender.

-Alex... no aguanto...

-Córrete para mi-exploto enterrando mi cabeza en la almohada. Alex se corre al mismo tiempo y sale de dejando besos en mi espalda.

Me doy la vuelta perdiéndome en sus ojos, sonrió cuando me mira con adoración, acaricio su mejilla y deja un beso en mi mano, me atrae a su cuerpo dejando que escuche el latido de su corazón.

-Estoy exhausta y hambrienta-dibujo círculos imaginarios en su abdomen.

-Te vi comer ¿quieres más?-golpeo su hombro mirándolo a los ojos.

-Tengo ganas de comer pizza-me pongo de pie poniéndome la camisa de Alex.

-La pediré...

-No, la haremos nosotros–cruzo mis brazos.

-¿Me estas tomando el pelo?-riñe poniéndose de pie junto a mi.

-No caballero. Son las dos y media de la mañana. Te aseguro que ningún local tiene delivery a esta hora.

-Si para mi o puedo pedirle al chef que lo haga-me toma de la cintura-mientras tú y yo exploramos nuestros cuerpos.

-No vas a despertar a nadie. Lo haremos los dos y punto-Salgo de la habitación directo la cocina.

Escucho las protestas de Alex detrás de mi y sonrío con altanería, abro el refrigerador y saco todos los ingredientes, mi compañero toma asiento mirándome con el ceño fruncido, recuesta su cabeza en una mano y con la otra da toques en la encimera.

-Serias una buena esp...-Se detiene en seco.

Sonrió para calmar la tensión, le doy un beso en los labios y preparo la masa para la pizza. Ninguno de los dos dice nada, él me ayuda a hacer la salsa y cuando ya la pizza está en el horno me sienta en su regazo.

-¿Cómo fue tu día?-pregunto acariciando la pequeña barba de días.

-Fue una mierda. Pero tu lo arreglaste todo.-une su frente con la mía.

-¿Sucedió algo?-remojo mis labios.

-No, Solo cosas de trabajo. Pero no quiero hablar de eso-acaricia mis piernas.-estuviste asombrosa bailando. Eres una diosa, se me paro desde que te vi.

-Eres un satiriasis-suelto una carcajada.

-No tengo la culpa de que seas hermosa en todo los sentidos-une nuestros labios en un suave beso.

Unos minutos después la pizza está lista y comemos mientras contamos anécdotas divertidas, tuvo una infancia muy bonita en Grecia. Alex es un hombre único. Recuesto mi cabeza en su hombro y cierro los ojos oliendo su esencia.

Abro los ojos por la rayos del sol, una mano toma mi cadera con posesión y otra está en mi seno, giro mi cabeza y sonrió con ternura al verlo dormir, parece tan tranquilo y pasivo. Su mano se mueve en mi seno y siento como mis pezones se ponen duros. Jadeo cuando los masajes.

-Me gusta esta vista-abre sus ojos dedicándome una sonrisa traviesa.

-Tengo cosas que hacer-trato de apartarlo.

-Lastima-rompe la camisa que llevo puesta, se pone encima de mi y besa mis pezones.

Cierro los ojos disfrutando su tentadora lengua, hace círculos y los muerde, baja una mano a mi centro y masajea mi clitoris. Gimo buscando sus labios, su lengua invade mi boca, jadeamos al unísono cuando entra en mi, toma mis manos entre las suyas entrelazándolas y se mueve a un ritmo neutro. Sonreímos viéndonos a los ojos, une nuestras frentes y aumenta el ritmo, entreabro mi boca, Alex aprovecha y muerde mi labio inferior, rodeo su cadera con mis piernas y muevo mis caderas profundizándolo más. Me abraza con fuerza y acelera los movimientos, gritamos cuando llegamos al orgasmo.

-Eres una ninfomana-sale de mi.

-Y tú un insaciable-sonrió.

Me ato el cabello mientras veo a las niñas bailar, se ven tan tiernas con sus tutus, imitan todo lo que hago, les ayudo a mientras sonrió

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Me ato el cabello mientras veo a las niñas bailar, se ven tan tiernas con sus tutus, imitan todo lo que hago, les ayudo a mientras sonrió. Les explico algunas cosas y doy consejos para lograr un mejor split. Murmuran un "si! tomando sus mochilas y agitando sus manos despidiéndose de mi, cuando estoy sola en el salón tomo mi teléfono y me texteo con Poppy.

Salgo de la academia mirando el teléfono con una sonrisa, hasta que choco con alguien, abro mi boca para disculparme e inmediatamente la cierro. Los guardias de mi padre me toman por el brazo arrastrándome al auto.

-¡Suéltenme!-grito pateando a uno de ellos. Veo cómo sacan un pañuelo, me cubren la nariz y la boca. Sigo moviéndome hasta que siento mis ojos pesar.

La hija del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora