Capitulo 33

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Alex Metaxas

Observo como la toma en brazos y entra a la camioneta junto a su hija Scarlett, lo sabía. Sophia no podía estar mintiéndome, ese maldito lo tenía todo planeado pero no todo salió como quería.

Mandó a una mujer para distraerme y así alejara a su hija de mi, fui más astuto y le hice creer que lo logró, fingí todo el tiempo. Y me dolió las palabras que le dije a mi pequeña Sophia pero todo iba acuerdo al plan.

-¿Estás listo?–pregunto al teléfono.

-Si, en unas horas tu chica recordará todo–sonrío.

Veo a la pelirroja tirada en el suelo ya drogada, la traje a casa para que Sophia se crea todo y así todo funcionara. Sigo a su padre por media hora hasta que se estaciona frente a un laboratorio, aprieto el volante cuando lo veo tomar en brazos a mi hada, sangre cubre su rostro y no puedo aguantar ni un minuto para arrancarla de sus brazos y asesinarlo con mis propias manos. Entrar al laboratorio y salgo del auto siguiendo sus pasos

-¿Tienes el código?–digo por el comunicador

-13562–lo pongo con rapidez y este accede.

Camino por los grandes pasillos, miro a mi alrededor y me detengo en seco al ver como tienen a Sophia en una camilla con cables por todo su cuerpo, su padre está en un rincón mientras los doctores preparan unas inyecciones.

-¡Bajen esa mierda!–sostengo la pistola entre mis manos.

Todos abren sus ojos sorprendidos, sin más, le disparos a los doctores y apunto a la cabeza del hijo de puta del presidente.

-Si me matas ella no te perdonará.–sonríe burlón.

-Si te mato todo este maldito problema ya no estará.–gruño.–te atreviste a hacerle daño a pesar de que te lo advertí.

-Ella merece sufrir, por su culpa tengo una vida miserable.–grita desquiciado.-por su culpa tuve que casarme con su madre y no con la de Scarlett

-Eres un hijo de puta.–antes de apretar el gatillo Sophia abre los ojos desorientada. Corro hacia ella cuando empieza a escupir sangre por la boca-¿donde está la cura?

-No hay cura. Le inyecte el veneno para matarla de inmediato.

-¿De que veneno estás hablando Williams?–le disparo en la pierna.

-¡Cuando hice que perdiera la memoria le inyecte un veneno!–grita de dolor.

Le pateo la cara con rabia, maldita sea. Esto no me puede estar pasando, ella estará bien. La sostengo cuando empieza a respirar con dificultad, sus ojos están desorientados y desearía con toda mi alma ser yo el que estuviera en su lugar. Las lágrimas salen si previo aviso, y la abrazo con fuerza.

-Ale... Alex–sollozo al ver como sonríe con tristeza.

-Estarás bien, mi amor. Te amo–su amiga cruza la habitación corriendo y llega hasta nosotros.–quédate con ella, buscare una cura.

Asiente sollozando, tomo a Williams del cuello y le disparo en la otra pierna, grita de dolor y llora como una puta. Voy a los estantes y busco alguna cura y grito de rabia cuando no encuentro nada, necesito encontrarla lo antes posible.

-Morirá–jadea

-El única que morirá aquí serás tú–sin más le disparo en el pecho. Lo empujo lejos de mi y voy en busca de la otra.-¡Scarlett, sal de donde estés!

Busco en todas las habitaciones hasta que la encuentro temblando en una esquina, la tomo del brazo y hago que camine junto a mi.

-No tengo nada que ver–solloza.

-Lastima, porque pagaras igualmente.–aprieto mis dientes con rabia.

Sophia Williams

A mis pulmones les falta aire, y lo que más deseo en este momento es morir. Me duele todo y al mismo tiempo no siento nada, me estoy ahogando con mi propia sangre y las lágrimas empañan mi cara. Solo quiero ver por última vez a mi madre y decirle que la amo, Poppy habla pero no entiendo nada, mi mente no está en este lugar, sonrió al recordar todo. La primera que vi a Alex, nuestra primera cena, como con el tiempo lo fui queriendo al nivel de dar hasta la vida por él. Sonrío por todas las veces que me dije a mí misma que solo era atracción sabiendo que era mentira. Alex siempre será él hombre de mi vida, como hacíamos el amor a cada nada, las veces que lo sorprendí viéndome como si fuera su mundo. Recuerdo a Poppy y a Lucas, todas las veces que me hicieron reír en mi peor momento, me apoyaban en todo, siempre estuvieron para mí.

Tomo la mano de mi mejor amiga y sonrío cuando veo a Lucas a su lado. Nunca supe en qué momento o cuando iba a morir, pero estoy agradecida de que viví cada momento de mi vida como si fuera el ultimo. Realmente así es la vida, no sabemos en qué momento estarán las personas que más amamos, por eso debemos apreciar a valorar cada tiempo que tenemos con ellos. Cierro mis ojos por última vez con paz en mi interior.

Fin

La hija del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora