Temptation.

Will and Grace.

Se quedaría la semana entera, solo para averiguar la respuesta a todas las preguntas que le surgían alrededor de Cas. Se convertiría en su nuevo pasatiempo, además de molestar a Dean y burlarse de Sam.

Castiel había hecho lo imposible para encontrar una razón para no quedarse en casa, pero los Winchester le negaron tal cosa, no existía ningún caso con el que pudiese excusarse. Ahora tenía que lidiar con su molesto hermano. Hoy no había mucho que hacer en la casa, ni tampoco mucho con que entretener a Gabriel. Lo que significaba que Cas no podría ver su serie. Will and Grace serian solo un sonido de fondo ante la fastidiosa presencia que se acercaba a la habitación del ángel, como un monstruo nocturno asechando un niño.

Gabe intento sorprenderlo, tirándose estrepitosamente sobre la cama del ángel. Pero lo único que logro fue una mirada de irritación.

- ¿Qué ves? –interrogo, pasando su brazo sobre los hombros del ojiazul.

- Will and Grace.

Justo en ese momento los protagonistas peleaban sobre una reunión o algo parecido, Castiel había dejado de prestarles real atención.

- Es aburrido. –Se quejó Gabriel. –Hagamos otra cosa.

- Haz otra cosa tú. –Sentenció.

El arcángel quito su brazo de Castiel y chasqueó los dedos para apagar el televisor. Cruzó sus brazos sobre su pecho, enfadado.

- No eres nada divertido,

- Pues vete con alguien con quien te diviertas. – Aconsejó, cruzándose de brazos también.

- Tienes razón, debería estar con mis chicas comiendo dulces y no soportando al malhumorado de mi hermano menor.

Castiel lo miro de nuevo, con más enfado que el que tenía hace segundos.

- Pues no entiendo porque sigues aquí. No soy una de tus chicas, y no tengo dulces. –

- Pues invierte en ropa interior sexy y podrás ser una de mis chicas.

- ¿Quién querría estar con alguien que no deja ver series en paz?

Ahora no era enfado lo que irradiaba Gabe, era indignación. Es obvio que todos querían acostarse con él, disfrutar de su presencia, regodearse con la vista de su belleza absoluta. Era sexy, carismático y sus habilidades en la cama eran indescriptibles. Alejó sus malos sentimientos, y rodeo nuevamente los hombros del moreno.

- ¿Quieres probar? – sonrió con superioridad.

- ¿Qué?

- Te probare porque todos quieren conmigo. –

Gabe se acercó lo suficiente para incomodar a Cas, sonrojándolo. Lástima que no conseguiría un beso o algo más... Castiel lo empujó de su cama.

- Vete y déjame en paz.

Gabriel obedeció. No porque se sintiera insultado. No porque hubiese sido herido de alguna forma. No porque lo quisiera. Se fue porque la mirada llena de angustia en Castiel se lo suplicaba. Le había hecho daño al inocente ángel, y no entendía del todo por qué. Y se sentía horrible inexplicablemente. No se supone que las cosas fuesen así. Habían tenido sus diferencias, pero este nuevo ambiente que compartían, resultaba hasta incómodo.