Borracho Gabe.

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Gabriel no volvió en semanas después de eso. Castiel regresó a su vida normal. Sonriendo a todos con los problemas por dentro. Mantenía su cabeza ocupada para que no recordar.

Hoy el bunker estaba vacío, Dean, Sam y Jack habían salido temprano y el acababa de llegar. Ordenaba con tranquilidad la habitación de Jack, la cocina y por último, la sala. Parecía que sería un día tranquilo en casa.

Mientras acomodaba algunos libros en la biblioteca de vuelta en su lugar, Gabe apareció detrás de él. Se giró con desgano al sentirlo y bufó preparándose para otro show más. Lo que empeoraba la situación, era la borrachera que Gabriel traía. Cas no estaba seguro de cuanto alcohol necesitaría un arcángel para emborracharse así.

- Hola, baby. – Pronunció con esfuerzo el más bajo.

Cas se lamentó y rogó a su padre que desapareciera a este individuo de su vida, cosa que no sería posible. Tomó del brazo del tambaleante arcángel y lo dirigió a la salida. No debió hacer eso, Gabe se aferró al cuello de su gabardina manteniendo sus rostros lo más cerca que podía.

- ¿Por qué eres tan cruel conmigo, Cassie?

Besó su boca con pasión sin permitirle escapar. La boca del más bajo sabia a alcohol y dulces, y Castiel se sorprendió obsesionado con probar aquellos sabores que no podía sentir. Al caer en cuenta de lo que hacía, intento alejarse. Gabe afirmó su agarre, acercando más el cuerpo de Castiel, quien logro liberarse del beso robado, pero no de los que continuaron por su cuello. El más bajo aprovecho la confusión para quitar la estorbosa corbata, encendiendo las alertas en Cas.

- Eres malo, Cassie.

Gabriel cambio la posición de sus manos a la cintura del más alto. Nunca imagino que la piel del ángel sería tan suave contra el roce de su lengua. Aun después de todas sus experiencias, Castiel era único. Al contrario de encantarle aquello, lo había jodido durante el tiempo que se alejó de su hermano. Ninguna mujer lo satisfacía, y el tampoco parecía esforzarse demasiado en el sexo. Estaba frustrado, frustrado porque no podía saciar su capricho de Castiel. Lo había intentado todo, pero simplemente no lograba olvidarse de los pensamientos perversos que se adueñaban de su mente, todos por Cas. La última semana había sido un infierno, emborrachándose para no pensar, sin éxito alguno. Se sentía enfermo, y hasta desequilibrado por sentir de la nada una obsesión tan profunda por alguien que no había representado gran cosa antes.

- Déjame, Gabriel.

Los quejidos de Cas eran ignorados por el enojo del arcángel. Tiró de su camisa para desprenderla, mandando a volar algunos de los botones, sin aflojar el agarre del brazo izquierdo que lo mantenía prisionero. El ángel intento apartar la mano que se metió entre su ropa, sin éxito.

- Por favor, detente.

Su enfado se convirtió en desesperación al sentir como era manoseado, totalmente indefenso, y se estremeció con la mordida de Gabriel en la nueva extensión de piel disponible.

Cas intento buscar algo, lo que sea que le sirviera para alejarse de la prisión de fuerza al que era sometido. Nada estaba a su alcance, y se removió frustrado entre los brazos del otro, rogando por la llegada de los Winchester.

A Gabe le molestaba. Le molestaba enormemente que Castiel intentara zafarse de su agarre, a sabiendas que no le había incomodado el comienzo. Con su mano libre, desprendió el cinturón y los pantalones del ángel, Cas nuevamente intento detenerlo con su inútil fuerza. Las manos del arcángel bajaron de la cintura del morocho hasta su trasero.

Ya con la suave textura entre sus manos, empujo al indefenso ángel hacia él, rozando su erección contra él. Sus miradas se encontraron. Éxtasis y alcohol frente al terror y la desesperación.

- ¡Suéltame, Gabriel!

Gabriel no tenía idea de lo que hacía y causaba en Castiel. Por supuesto que al menor no le disgustaba el contacto, pero esta no era la forma en la que había imaginado su primer encuentro. Era obsceno y totalmente alejado de respetar sus deseos, Gabriel solo deseaba sexo e irse a casa luego para agregar al ángel a su lista de conquistas, sin recordarlo del todo.

- Me gustas mucho, Cassie.

Pronunció en su oído, prosiguiendo con una mordida en el lóbulo. Castiel relajo sus manos que antes empujaban los hombros del arcángel, se sentía vencido, no había nada que hacer contra él. La impotencia le poseyó, deseaba gritar o matar a su hermano en ese momento, pero nada serviría. Esta vez Gabe no vio las lágrimas agolparse en torno a los ojos azules, no le importo y prosiguió a besarlo orgullosamente.

El filo de la espada de Castiel que antes reposaba sobre la mesa, abrió una pequeña herida en el cuello de Gabriel, haciendo que se alejara del ángel. Dean tomó de la camisa al arcángel tirando hacia atrás, Gabe tropezó y cayó. Ninguno de los dos había escuchado a los Winchester llegar entre el forcejeo, pero Dean y Sam escucharon perfectamente como Cas suplicaba por su liberación.

Al verse libre, Castiel se escondió detrás de los hermanos, acomodando sus ropa en el proceso, temía el siguiente movimiento de Gabriel. Jack llego con algunas cosas que debía bajar del auto, totalmente confundido con la escena.

- Puedo sentir el alcohol desde aquí. – se quejó el mayor de los hermanos. - ¿Qué demonios te pasa?

Gabe salió de un trance, aun tirado como crucificado contra el suelo.

- ¿Y qué le paso a tu cara horrorosa? – Intento burlarse. 

Temptation.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora