Gabriel se había dormido a media película, acurrucado contra su manta celeste sobre el sofá, algo que Sam no recomendaría jamás. Pero al ángel le pareció adorable. Alejó el mechón travieso que había caído sobre el rostro del arcángel y acarició su rostro.
Siempre había imaginado como seria besar al castaño. Recordaba aquel día en que comprobó el sabor de sus labios; pero ese beso fue demandante y rudo. En su ilusión, eran más suaves y dulces.
Sabía que el otro también deseaba volver a rozar su boca, pero no se atrevía después de ser rechazado esa noche. Gabe estaba siendo precavido en cada movimiento, temeroso a perder su oportunidad. Pero después de un mes entero, Cas comprendía que si el no avanzaba, el arcángel simplemente iba a seguir manteniendo esa distancia segura. No le molestaba este proceso de romance y nada más, pero el también quería más de Gabriel.
Chasqueó los dedos para apagar la televisión, y recostó al mayor más cómodo en el sofá. Gabe tenía los labios rosados por la paleta que había desaparecido hace momentos, volviéndose una tentación real para el menor. Castiel se acomodó a su altura, y beso delicadamente al arcángel, quedándose luego unos segundos a pocos centímetros.
- Cas... - Susurró el castaño entre sueños.
Nunca pensó que esto pasaría, pero estaba pasando. Gabriel estaba realmente enamorado de él, contra todo pronóstico.
Aquella vez, hace ya mucho tiempo, en lágrimas frente al espejo dándose cuenta que ese dolor en su pecho eran celos y rabia, fue consciente de que estaba enamora de su hermano mayor. Gabe era un imposible en todos los sentidos. El castaño era libre y fugaz, y él solo un simple ángel. Jamás imaginó que lo tendría allí, a centímetros, soñando con él y amándole tan intensamente.
Para cuando Gabriel abrió los ojos, el sol le pegaba en la cara. Se removió molesto, notando el peso extra sobre su cintura y la respiración contra su cuello. Había tenido un sueño genial en el que Castiel lo besaba, y ahora lo tenía allí recostado con él.
- ¿Gabe? – Llamó el ángel, percatándose de que el otro estaba despierto finalmente.
El arcángel giró bajo el peso del brazo del menor, quedando demasiado cerca de su rostro.
- Siento... siento haberme quedado dormido. – Se disculpó, intentando quitar su mirada de la boca del ángel, pero perdiéndose en el celeste de sus ojos.
- No te preocupes. – Tranquilizó.
Gabe estaba punto de caer en sus deseos más profundos, pero no debía. El arcángel se levantó de un salto, alejándose del menor por completo. Debía contenerse o perdería a Castiel, y esa no era una maldita opción.
- ¿Estás bien?
No, no lo estaba, porque no tenía idea de cuanto más seria capaz de contenerse. Fingió una sonrisa y asintió.
- Creó que debería irme. – Dijo el ángel, rompiendo un poco de las ilusiones de Gabriel. – Pero creo que antes debemos aclarar algo.
- ¿Aclarar algo? –
Seguro había hecho una de sus estupideces y no lo recordaba. Quizá dijo algo indebido en sueños o aun peor...
Castiel se acercó demasiado para la salud del arcángel, ¿No comprendía cuanto se estaba esforzando?
- Ya es tiempo, Gabriel. – Sonrió el ángel.
- ¿Tiempo?
Fue un poco lento, estaba perdiendo habilidades en tema de coqueteo, pero finalmente lo comprendió. ¡Oh, my Chuck! No podía creerlo, ¡¿Realmente era tiempo?!
Sin pensarlo, más se lanzó hacia el morocho, robándole un beso de verdad. Mezclando su ansia con la suavidad de Castiel.
No le importaba morirse en este momento. ¡Era malditamente feliz!

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Temptation.
FanfictionGabriel estaba decidido, se quedaría la semana entera, solo para averiguar la respuesta a todas las preguntas que le surgían alrededor de Cas. Se convertiría en su nuevo pasatiempo, además de molestar a Dean y burlarse de Sam. Gabestiel / Gabriel x...