Mal momento.

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Los Winchester esperaban algún comentario del ángel con respecto a las flores que ahora adornaban cada una de las mesas de la biblioteca, pero Cas no dijo nada hasta que Sam se atrevió a preguntarle.

- ¡Oh! Estaban en mi cuarto, pero perdí el sobre que venía con ellas. – Explicó, totalmente despreocupado por algo tan importante.

- O sea, ¿No sabes quién te las dejó allí ni porque? –

Cas negó en un gesto simple de cabeza.

- ¿Cas?

El ángel se giró a su hijo en el marco de la puerta hacia la cocina. La camiseta que acababa de sacar del lavarropa estaba cubierta de papelitos rosas adheridos a la tela.

- Creó que algo anda mal con la lavadora. – Dijo Jack.

- Encontramos la carta. – Sonrió Dean en una mueca de cansancio.



Sam envió un mensaje secreto ese día, viendo que el plan A había fallado enormemente, luego de explicarle a Gabriel lo que había pasado con su carta.

Moose: Pon en marcha el plan B.

Gabe empujó con un dedo la nariz de su plan B, haciendo que el enorme peluche se balanceara y finalmente cayese de espalda. Un oso de un metro de largó con un corazón que decía "So sorry", y si girabas el corazón ponía "Gabe ♥ Cas". Era demasiado cursi, pero no tenía más opción.

Chasqueó los dedos, desapareciendo el oso frente a él y apareciéndolo en el bunker. Justo en el pasillo.

Lástima que el regalo llegará en mal momento. Una jauría de perros del infierno se había colado en el bunker, la familia entera de Winchester se encontraba luchando contra ellos.

- ¡¿Alguien puede llamar a Crowley?! – Exclamó Dean parado sobre la mesa del mapa y con sus lentes ya preparados.

- ¡Ya le avisé! – Respondió Sam desde una esquina de la biblioteca, defendiéndose con un carrito para libros de dos de esos monstruos.

Jack estaba a los pies de las escaleras, soportando con sus poderes que más de ellos entraran. Cas hacia lo mismo desde el pasillo, hasta que uno de los que perseguía a Dean se lanzó repentinamente por el ángel.

Los enormes dientes desgarraron la piel del brazo con tremenda facilidad, arrancándole un alarido al ángel. Cuando salió de su desconcierto, Castiel atrapó al animal con su otra mano, lanzándolo contra las escaleras. Pero entonces, el grupo frente a él quedo libre.

El ángel corrió por el pasillo dejando un camino de sangre a su paso. Tropezó, y  la espada que empuñaba giró por el pasillo lejos de su alcance. Lo que lo hizo caer seguía a su lado, y todo lo que se le ocurrió hacer fue tirarlo a los perros del infierno. Las bestias invisibles al ojo humano destrozaron hasta el último pedazo de lo que parecía un oso de peluche enorme, dándole tiempo a Cas se recuperar su espada y volver a la batalla.

Las aguas se calmaron cuando llegó Crowley, llevándose los perros de vuelta a casa. Cas extendió su brazo destrozado sobre la mesa de la cocina y Jack se dedicó a curarlo.

- Dean, mira esto. – Llamó Sam desde el pasillo.

El rubio se paró a su lado. El pasillo era un mundo de relleno para peluches. El Winchester menor se agachó, levantando una tela frente a él y su hermano. Rezaba "Gabe ♥ Cas"

- ¿Qué le decimos ahora?



Gabriel cortó la llamada y se tiró sobre el sofá, mirando al techo.

- Perdóname por todas las bromas que te hice, papá, pero esto no es divertido. – Lloriqueó. 

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