Un imbécil oficial.

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Con Gabriel dormido, y Cas más calmado, ambos hermanos y Jack se sentaron junto al ángel para intentar entender lo que pasaba. Castiel fue totalmente sincero.

- Así que solo quería demostrarte lo que sabía hacer. –

Se burló Dean, siendo regañado por la mirada de Sammy.

- Siento que hayas tenido que pasar por algo así, Cas. – Intento consolarlo el menor.

Castiel asintió, prometiendo que estaba bien una vez más. Pero nada estaba bien, no del todo al menos. Jack se percató de su ceño fruncido y se abrazó a su padre, sin saber que eso era lo único que necesitaba para calmar sus inquietudes.



Para cuando Gabriel despertó de su borrachera con aquel dolor de cabeza que se asimilaba al infierno, Cas estaba sentado cercano a la cama. El mayor se voltio con incertidumbre, sin entender qué demonios hacia allí y por qué el ángel lo miraba como si quisiese que ardiera allí mismo.

- Hey, Cas.

El susodicho no emitió sonido ni quito su mirada. Ok. No podía ser por lo que sucedió hace un mes atrás, eso tampoco explicaba porque estaba en una cama en el bunker. Gabriel pensó y pensó. Probablemente había hecho algo, algo peor que insinuársele a Castiel. Tal vez...

Y como un mal sueño, los recuerdos se presentaron en su mente. Mierda. Sip, la había jodido mucho. No era su intensión, ni siquiera se le pasaría por la mente si estuviese en su sano juicio.

- Oh... - Fue su reacción mientras por dentro quería morirse. – Me pase...

- ¿Tú crees? – Ironizo el otro.

- Lo siento, ¿Si?

Castiel esperaba algo más maduro por parte de quien se supone era su hermano mayor, y lo único que recibía era una disculpa vacía, y para nada sincera. El ángel se marchó sin decir más, ni mirar al otro.

- Oficialmente eres un imbécil. – Se regañó Gabe.

Después de maldecirse por más de una hora, se decidió a salir de la cama. Pero era la cama de Cas, y aunque el ángel no la usaba demasiado, el arcángel podía percibir perfectamente su esencia. Después de deleitarse por otra hora más, se empujó a sí mismo a levantarse.

El cabello castaño le caía en ondas despeinadas, cubriendo su cara también. De vez en vez volvía a acomodarse el pantalón, que había perdido su cinturón. El corte en su cuello se curó rápidamente, pero había manchado un poco su camiseta. Era un desastre.

Sam bebía un batido extraño en la cocina, recibiéndolo con la misma mirada de Castiel.

- Lo sé, lo sé. – Se arrastró hasta la silla frente al cazador. – Soy un imbécil.

- La palabra se queda corta. ¿Por qué hiciste eso?

- Estaba borracho, Sammy. Hace una semana que no hago más que beber y beber.

El menor buscó un vaso y le sirvió algo del batido para Gabe, de todas formas tenía una jarra entera.

- Toma. El mango es bueno contra la resaca.

Gabriel agradeció antes de vaciarse el vaso entero de una vez.

- Más. – Pidió. - ¿Dónde está Cas? – Interrogó, viendo que el bunker parecía vacío.

- Salió con Dean. No parecía muy feliz cuando volvió de hablar contigo. – Inquirió.

- Me disculpe, pero no fui muy convincente, al parecer.

Sam sonrió, sabiendo a que se refería. Las disculpas no eran el fuerte de este arcángel.

- ¿Qué es lo quieres de Cas, Gabriel? ¿Simplemente es otra conquista para ti?

- ¿Me crees si te digo que me obsesione?

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