Jamás pensó cuanto podían empeorar las cosas. Se sumergió hasta nariz en la bañera de agua fría, totalmente avergonzado de sí mismo. Esta era la tercera mañana que despertaba con algún problemita en su parte baja por sueños más que húmedos. Castiel hacia estragos en su cabeza.
Hoy tenía otra cita con su pareja, teniendo perfectamente claro que no podría dejar de imaginarlo como en su sueño, saboreando con lascivia su...
¡Mierda! Tenía que alejar esos pensamientos de su mente o llegaría tarde. Consejo #453 del Moose: No llegues tarde jamás.
Teléfono en su bolsillo, chaqueta, llaves, billetera; todo en su lugar. Chasqueó los dedos, apareciendo justo detrás de Cas, que acomodaba una camisa en su percha para guardarla.
- Hola, cielo. – Lo abrazó por la espalda, amoldándose a su cuerpo y respirando su aroma. - ¿Listo para salir?
- Listo. – Dejó la prenda en su lugar y se giró para besar a su novio como correspondía.
Puede que en un principio a Cas le molestaran los autos y todo lo que ellos implicaban, pero ahora se aferraba muchísimo a su camioneta. Por más que Gabe podía llevarlo a recorrer el mundo con un chasquido, el ángel se negaba, buscando la independencia de su automóvil.
Lo cual era un maldito problema para Gabe en estas circunstancias. No había mucho con que distraerse en la carretera o dentro de la misma camioneta, por lo que en algún momento el silencio llegaba. Se resistía, intentando imaginar a Dean-ardilla viviendo en los árboles que la ventanilla dejaba atrás, pero no era suficiente. Tarde o temprano, en cuanto bajaba la guardia, terminaba observando al ángel.
Ojos fijos en la carretera, dedos tamborileando la canción de la radio, mordiéndose los labios de vez en vez. Esa situación, usualmente lo haría sumergirse en la belleza absoluta del menor, pero ahora solo podía recordar su cara llena de pegajoso y blanco...
¡JODER, GABRIEL!
No podía culparse. Venia de una vida de sexo, al menos, una vez al día; cuando ahora debía contenerse como una monja. Además, teniendo en cuenta la sexy dulzura que tenía por pareja, ¿Qué culpa tenia él?
- ¿Gabe? ¿Estás bien?
Castiel lo había notado extraño desde hace días, como inmerso en su propio mundo. Comenzaba a preocuparse porque quizás el arcángel tuviese problemas, o tal vez se había arrepentido de esto. La segunda opción era algo real y posible, Cas lo tenía claro, pero le asustaba.
- Yo... yo estoy perfecto, ¿Por qué? – Parecía a la defensiva y espantado.
- ¿Quieres hablarme de algo?
- ¿Algo como qué?
Llegaron al estacionamiento justo en ese momento. Cas estacionó pero mantuvo el seguro de las puertas.
- Si algo no está bien, puedes hablar conmigo. – Gabriel se estremeció bajo la mano que sostenía la suya. – Somos pareja ahora y estoy para lo que necesites.
Luego de un bonito paseo por el parque, donde había suficiente gente y bulla para que su mente no pensara en las cosas sexuales que podía hacerle al hombre que sostenía su mano, fueron a su departamento.
Solos y sentados en el sofá en que, en sueños, probó el Kama Sutra enteró con Castiel. Su padre lo había hecho incompleto, debió ponerle una opción para borrar sus recuerdos por completo.
- No te molesta que me quede esta noche, ¿Cierto? – Interrogó el ángel, seleccionando la película que iba a ver.
¿Esta noche? ¿Entera? ¿Hasta la mañana? Gabriel sonrió y asintió, odiando su vida y existencia.
La película era de acción, estaría bien, ¿No? Si no fuese por la rubia tetona y el protagonista marcado, que no podía evitar follar a media película. Estaba sufriendo, estaba muriéndose allí mismo.
Pero logró resistirlo exitosamente, orgulloso de lograrlo. Entonces, recordó que el ángel se quedaría. Si podía resistir una escena sexual en una película, podría aguantar recostarse al lado de Castiel sin problemas.
Estaba muy seguro de sí mismo, hasta que los pantalones del menor cayeron.
Cas no dormía, por lo que no se desvestía nunca, más que para colocarse ropa cómoda para andar por casa. Pero dormir abrazado a Gabe le hizo apreciar esa calidez del cuerpo ajeno, siendo sus pantalones y el saco solo estorbos.
Gabriel parecía paralizado, parado al otro lado de la cama, rehusándose a meterse bajo las mismas sabanas que el morocho. Pero Cas lo miró, y enseguida se recostó a su lado, temblando.
La cara de Castiel fue iluminada inmediatamente por su celular, jugando a quien sabe qué, mientras su novio miraba el techo con terror. No debía dormirse, si Gabe se dormía seguro soñaría con cosas para nada sanas, y el morocho lo sabría. No podía volver a su título de pervertido, que obtuvo por primera vez acosándolo.
De repente, la luz se apagó y el sonido del videojuego también.
- Gabriel, de verdad me preocupas. – Ojos azules inspeccionando al arcángel. – No sé qué sucede y solo sigues comportándote extraño. ¿Es malo? ¿Grave? ¿Estás en peligro o algo?
La angustia era clara en cada gesto del ángel. Gabriel lo abrazó dejando que se acurrucara contra su pecho, susurrándole que todo estaba bien y se trataba de una tontería. Puede que Cas fuese inocente, pero se fijaba en los detalles, sabía bien que Gabe mentía.
- No estás seguro de esta relación. – Susurró la afirmación, perfectamente audible para el mayor.
- ¿Qué? –
Castiel se alejó de su abrazo, teniendo claro que estando allí era una presión para el arcángel, lo había puesto entre la espada y la pared, obligándolo a dejar la vida que amaba.
- ¡No es eso, baby! No te pongas así, yo solo quería... - Bufó, bajando la voz hasta volverse casi inaudible. - ...hacerlo como tú lo imaginabas.
- ¿Qué significa "como yo lo imaginaba"?
- Tú dijiste que las cosas serían diferentes si aquella vez hubiese sido como lo imaginabas. – Explicó en completa seriedad. – Es difícil aguantarme, pero no quiero que sea como esa vez, quiero que sea especial para ti. Con pétalos, velas, música y todo lo que quieras.
El ángel asintió, comprendiendo todo lo que pasaba por la mente de su novio. Sexo, lo único que hubo siempre en ella. Sonrió divertido, desconcertando a Gabriel.
Por ello lo había rechazado tantas veces, deteniendo cada señal de ir más allá de besos o caricias. Se esforzaba por no arruinar lo que tanto le costó obtener y lo único que realmente le hacía feliz.
Cas le besó, cortó y suave.
- No es el lugar o la decoración, ni tampoco la cena romántica, mucho menos la planificación exhaustiva de cada caricia, Gabe. – Explicó a centímetros de su boca. – Es amor. Solos tú y yo, deseando amarnos.
- Oh.
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Temptation.
FanficGabriel estaba decidido, se quedaría la semana entera, solo para averiguar la respuesta a todas las preguntas que le surgían alrededor de Cas. Se convertiría en su nuevo pasatiempo, además de molestar a Dean y burlarse de Sam. Gabestiel / Gabriel x...