¡Oh, my dad!

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Sam había expuesto sus conocimientos en el tema amor para que Gabriel los pusiera en práctica, solo esperaba que Cas no terminara muerto como las novias del cazador. Sin embargo, era una lista interesante que comenzaba a funcionar. Al ángel le gustaba hablar por mensajes y esa fue lo primero que Gabe comenzó a hacer luego de que oficialmente fuese perdonado por acosador.

Dean lo había llamado unas veinte veces, seguramente para insultarlo por lo del bunker, pero él no le contesto por hablar con Cas.

Así pasaron cinco días de chat prácticamente todo el día. Gabe había aprendido un montón de cosas sobre Castiel. Al ángel le gustaban las novelas románticas porque a Kelly le gustaban, pero a veces el malestar de su embarazó obligaba al ángel a leérselos; compraba los cereales favoritos de Jack a escondidas de Sam; muchas veces paraba la conversación que tenían para acallar las pesadillas de los Winchester. Mil secretos, muchos de ellos que ni los hermanos o el nephilim conocían. Cas no era una persona de ventilar su vida; si no preguntabas, no lo sabrías. Y las conversaciones por mensajes le facilitaban hablar con facilidad de esas cosas, algo que Gabriel agradecía.

Cassie: ¿Vienes a cenar?

Ese simple mensaje tomó desprevenido al arcángel, pero no dudo en aceptar. Se arregló lo mejor posible y se apareció en el bunker. Jack le recibió, seguido por un millón de guinea pigs que lo creían su madre. Cas estaba sirviendo algo, mientras Dean sacaba una bandeja del horno, luchando para no quemarse.

La cena fue normal, pero el nerviosismo abordó a Gabe cuando se quedó a solas con Castiel. No quería irse pero tampoco quedarse en un incómodo ambiente.

- Así que la abeja sigue viva. – Comentó, mientras el ángel se sentaba frente a él.

- Jack no ha permitido que Dean la mate y ahora vive en el garaje.

Su actitud parecía normal, pero notaba esa distancia, la misma distancia que lo habia llenado de curiosidad la primera vez.

- Estoy perdonado, ¿Cierto? –

Cas asintió, devolviéndole un poco de tranquilidad al otro.

- Realmente lo que hice estuvo muy mal, pensé que jamás me perdonarías. – Confesó.

El morocho se puso de pie, tomando su camino a las habitaciones.

- Quizá las cosas hubiesen sido diferentes si sucediera como lo imaginaba.

- ¿Qué...?

- Descansa, Gabriel.

Solo, con la luz de la cocina como única compañía, Gabe quedo en blanco. ¿Había escuchado bien? Quizá malentendió las palabras del ángel. Pero había algo en el tono que uso que le aseguraba que no malentendió nada. ¿Era lo que estaba pensando? ¿Realmente Cas le correspondió el beso aquel día o fue parte de su imaginación de borracho? ¡¿Le gustaba a Castiel?!

- ¡OH, MY DAD!

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