Diversión o ángel.

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Gabriel cortó la llamada, prometiendo a Sam que estaría bien. El pelilargo le había informado de lo que pasaba, además de resaltar el sobre esfuerzo que requería arrancarle una mísera respuesta al ángel. Pero, finalmente, después de tres días Castiel le había confesado porque había escapado.

Gabe sorbió su batido, produciendo ese sonido característico de un recipiente vacío, pero aun así siguió haciéndolo. Era mejor que estar en silencio.

"Un hombre de mujeres y diversión". Palabras textuales de Castiel.

No podía negarla, cada una de ellas era totalmente cierta. Era genial la vida que llevaba, o eso quería creer. ¿Quién no deseaba tener lo que quisiera, cuando y donde quisiera? Debería ser un loco por dejarla.

Pero debía estar totalmente desequilibrado si comparaba aquello a una vida con Castiel. Puede que en otros tiempos, sus actividades recreativas lo mantuvieran distraído de sus problemas. Muchas veces lo hicieron feliz. Pero cargaba con muchos milenios encima, habiendo vivido todo lo que se puede vivir, excepto el amor.

Últimamente todo a su alrededor le parecía insuficiente, ¿Cuan profundo en la soledad lo había hundido esta diversión constante? Cada mañana una chica o más desaparecían de su cama, los dulces se acaban como el alcohol, las bromas perdían originalidad.

Pero, ¿Estaba dispuesto a soltar esa vida para tomar la mano de una persona? No temía alejarse de sus aventuras, lo que le causaba terror era el riesgo. Cas podía amarlo hoy, ¿Y mañana también? Vivió lo suficiente como para saber que el amor se terminaba, y unos pocos lograban sostenerlo en largos periodos de tiempo.

Chasqueó los dedos, dejando a un lado el vaso vacío. Se dejó atrapar por la música de los parlantes. "High Hopes" a todo volumen. Las chicas bailaban dispersas por todo el departamento, en muy poca ropa. Las luces de colores y parpadeantes giraban a su alrededor.

- Gabriel.

Su propia mente lo traiciono. Castiel también estaba allí, en medio de las luces de colores y las chicas sexys. Azules ojos observándolo, sin reproches, sin juzgarlo. Solo había amor en ellos. El chasquido que no sabía que hizo, desapareció a la diversión. Estaba a solas con Castiel y una canción de piano al fondo, y no quería salir de esa ilusión jamás.



Después de dejar todo el bunker en su lugar, curar a los Winchester y llevarle galletas a Jack a cambio de que se durmiera, Castiel podía relajarse. Se sentó contra el respaldo de la cama, cruzado de piernas. Un nuevo capítulo de Will & Grace en su pantalla.

Le gustaba mantenerse ocupado, acallando el latir de sus sentimientos con cosas más monótonas, así había subsistido por mucho tiempo. Ahora volvía allí, donde todo comenzó y donde debería haberse quedado.

Supuso que sería un poco más difícil ver a la cara a Gabe, pero no imposible. Serían los distantes hermanos de siempre, luchando juntos solo cuando la situación lo requiere.

Por mucho que Sam lo alentó a seguir sus sentimientos, desde siempre eso era una mala idea. No porque actuar con el corazón fuese malo, sino porque Castiel aún no sabía controlarlos y manejarlos.

Suspiro, en un alivió extrañamente triste.

Justo en la parte en que Will y Vince se iban a dar un beso, una figura le tapó la visión del televisor.

- ¿Gabriel?

- Sé que no puedo ser el hombre con el que alguien como tu sueña y no soy de fiar para ti, pero quería que supieras que te amo y dejare todo para estar contigo. Puede que sea un poco pesado con las bromas, algo frio con los sentimientos y totalmente inútil a la hora de solucionar problemas, pero creó que serias el mejor en cambiar eso malo en mí. La vida es una mierda sin ti y solo ahora soy consciente de eso. – Habló tan rápido que el aliento le faltó. – Por favor, intentémoslo.  

Temptation.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora