Lo que sucedió esa noche.

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24-septiembre-2018

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24-septiembre-2018

Helen

Creo que hoy en día todos los seres humanos dejamos las cosas para lo último, los trabajos, las tareas, las citas, e incluso las fiestas; y nosotras, no fuimos la excepción, pues faltando dos días para iniciar el nuevo año escolar alguien decidió planear una.

Sara, mi mejor amiga, aunque a veces era un poco orgullosa, se puso un vestido blanco que le llegaba hasta las rodillas, tenía en la parte de arriba una malla blanca la cual cubría sus hombros; el vestido hacía conjunto con su cabello rubio y sus zapatos plateados, era una chica que le gustaba vestirse bien y no seguía modas, pues siempre era ella misma.

Siendo sincera, creí que iba a ser una noche muy divertida, a juzgar por lo que nos habían contado sobre la organización de la fiesta.

Salimos de la habitación, bajamos las escaleras y nos despedimos de la señora Strong, la madre de Sara, es una señora trabajadora, y que haría cualquier cosa por su familia, es muy estricta de vez en cuando, pero casi siempre es un amor.

—Que les vaya muy bien, y recuerden, a las 11:30 en punto—gritó la mamá de Sara desde la cocina mientras atravesamos la puerta principal para salir a la calle.

— Si, te amamos— Le respondió Sara lanzándole un beso.

Salimos de la casa y nos subimos al auto de Cris quien nos estaba esperando pasando la calle.

Cris era un chico alto, delgado, de cabello castaño y ojos cafés, su nariz era perfilada, y tenía una sonrisa perfecta que encajaba perfectamente con la estructura de su rostro. Él era uno de nuestros mejores amigos, digo uno de ellos porque aún faltaba Alice, ella era una chica inteligente, extrovertida dulce y bella. Tenía un cabello Rubio, el cual generalmente llevaba en una cola alta; su rostro derrochaba inocencia, paz y tranquilidad, aunque después de conocerla bien, se volvía todo lo contrario, de buena manera.

— ¿Listas para la mejor noche del verano?—nos dijo Cris divertido, dándonos una mirada desde su asiento.

—Sí, y la última— respondió Sara sarcásticamente y con una sonrisa.

—No debes recordarlo Sara, es triste —le respondió con un gesto dramático.

— ¿Por qué no arrancas mejor Cris?

—Como diga señorita Helen— me respondió haciéndose el obediente.

El camino a la fiesta fue un poco silencioso, nadie habló en el camino, ni siquiera Cris, y eso era extraño, Le dí una mirada a Sara, y caí en cuenta de que su actitud había cambiado de repente. Su sonrisa se había ido, y se notaba un poco preocupada. Iba a preguntarle por qué, pero Cris interrumpió diciendo:

—Llegamos, deben bajarse rápido, pues no puedo estacionar el auto aquí.

—Y desde cuando aquí te importan las reglas—pregunté extrañada.

La Culpa de lo que Somos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora