Tercera pieza II.

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Alice

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Alice.

No puedo decir que el día fue normal, porque en realidad no lo fue, tuvimos que lidiar en subirle el autoestima a Even, y con toda la preparatoria en su contra, eso fue muy difícil.

—Y tu que me hiciste ver como el malo—dijo Nicholas justo antes de irse.

A ella, la recogió el mismo hermoso carro de siempre, se despidió de nosotros, y por ese instante descansé, pues aunque en este momento, nosotros no eramos los afectados, nos dolía también el sufrimiento de Even. Durante todo el día esperé a Malcom, y aunque no lo vi esperaba que se acercara a explicarles a los demás lo que me había dicho a mi, pero ahora que lo pienso, creo que decirlo queda en mis manos, y decido por ahora no decir nada. Llego a mi casa, y después de almorzar, saco de mi bolso el expediente de Cris y lo guardo junto al de Andrew en el vestido de una muñeca vieja que está guardada en mi armario.

La tarde está fría, y mi mamá entra en mi habitación, se sienta a un lado de mi cama, me pregunta por que fui a la preparatoria, y por primera vez en tanto tiempo, soy sincera con ella, le cuento la situación de hoy, omitiendo cualquier cosa que incluyera al oficial, o a nosotros, ella entiende, me sonríe y me da un beso en la frente, después me arropa con la sabana de mariposas que adorna mi cama y me quedo dormida.

Me despierta el toque de la ventana, pareciera como si alguien quisiera entrar por ella, me doy la vuelta, y me sorprende verlo ahí, esta vez no está borracho, hoy tiene una cara adorable, y una sonrisa de boca cerrada adorna su cara, sacude su mano saludándome, me levanto de la cama y me sobo los ojos para después abrirle la ventana, al chico parado frente a ella.

—Estas loco, ¿Por qué no llamaste a la puerta?—pregunté abriendo la ventana para que él entrara.

—Eso hice, pero no me respondiste, entonces entré por la ventana.—Esa sonrisa característica adorna su rostro y el continuó—Vine por dos cosa: la primera, tu mamá me contó que te accidentaste, ¿Cómo estas?—Yo sonreí y asentí con la cabeza—, y segundo, tengo que decirte algo.—Fruncí el ceño y el notó mi intriga al instante—¿Recuerdas al oficial que nos interrogó esa noche?—asentí, ¿como olvidarlo?—Lo escuché hablando por teléfono en el parque, estaba hablando de ustedes.

Oh, eso de verdad no me lo esperaba, pensaba que me iba a decir que el oficial le había preguntado algo, no esto. No sé que responder, así que me limitó a decir:

—¿Qué fue lo que dijo?

—Fue muy confuso, hablaba sobre una carta, sobre darles su merecido, y sobre la siguiente pieza.—abro los ojos y lo hago sentarse frente a mí para que me diga que fue lo que escuchó, el nota el interés y dijo—escuche algo sobre robar el anillo de una profesora, quería que dejarán de confiar en ustedes, dijo también que ahí tenían su merecido por no haber querido devolverle el expediente, algo que la verdad no entendí.

—No te preocupes por entender, Malcom, muchas gracias, es mejor que no te involucres en esto—él me mira confundido y yo le doy una mirada segura—confía en mi, es lo mejor.

La Culpa de lo que Somos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora