La Historia Desde la Otra Esquina.

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"Esta carta fue dejada por Sara semanas antes de morir

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"Esta carta fue dejada por Sara semanas antes de morir. Tuve la suerte de encontrarla. Explica la razón de su asesinato."— decía el encabezado de el papel. Sentí una punzada en el corazón pero comencé a leerla.

Sea quien sea que lea está carta quiero que sepas que me arrepiento mucho de lo sucedido. Acordamos olvidarnos de eso y no mencionarlo como si no hubiese pasado, pero no puedo hacerlo, no como tú eres capaz de hacerlo y lo siento, de verdad lo siento. En esta carta narraré lo que sucedió esa noche muy detalladamente y no espero que disfrutes de este escrito, porque yo no lo hice, pero lo que si espero es que te pueda ayudar a entender.

""27- Agosto- 2017

(Un año y un mes antes del asesinato)

9:34 a.m

La habitación de Helen era verdaderamente acogedora, pero mucho para mí gusto. Todo estaba tan bien organizado que daba miedo tocar alguna cosa de ahí. Los lápices, la ropa, los objetos sobre el escritorio sus accesorios todo estaba en una línea de organización llamada obsesión. Eso contrastaba con mi forma de organizar las cosas porque yo entendía mi desorden, sin embargó eso no importaba.


— ¿Linda, te parece bonito este color de labial?— pregunté a Helen mientras ella estaba tumbada leyendo una revista informativa.

—Es bonito, si. Pero la verdadera pregunta es ¿ A dónde piensas ir está noche, Sara?— cuestionó alzando una ceja.

—¿Que te hace pensar que voy a alguna parte?— respondí mirándola a través del espejo.

Ella sonrió y dijo:

— ¿Crees que no me doy cuenta? Unos de los chicos del curso planeo una fiesta para hoy y conociéndote se que vas a ir.— Si, si iba a ir.

Giré mi mirada sonriendo y seguí maquillando mis párpados. Por algo era mi mejor amiga. Ella sonrió y continuó enfocada dentro de su revista pero ya había cambiado de posición para leerla. Se había girado boca arriba dejando colgar su cabeza en la parte inferior de la cama.

—Te vas a marear— le dije levantando su cabeza y posandola en la cama.— Me voy, ¿te llamo más tarde está bien?— ella solo asintió y luego salí de su habitación baje la sala y salí de la casa rápido y después ir a la mía.

8:37 p.m.

Recostada en mi cama me puse a pensar en las cosas que iba a hacer esas vacaciones. Tal vez me iría con mi mamá de viaje, tal vez leería un libro de los que tanto me recomendaba Helen o tal vez entraría a clases de alguna cosa como pintura o algún instrumento.

— ¡Sara, llegaron por ti!— gritó mi mamá desde la cocina.

Me asomé por la ventana corriendo un poco la cortina para ver el carro parqueado frente a mi casa. Ahí estaban unos chicos del salón y conduciendo se encontraba el anfitrión de la fiesta de esa noche. Bajé corriendo por las escaleras y antes de salir me puse unos tacones no tan altos y arreglé un poco mi cabello hacia atrás. Le dí un fuerte abrazo a mi mamá y un corto beso en la frente recibí por parte de ella.

— Te amo mucho— dije tomando el pomo de la puerta.

—Yo también. Mucho cuidado, Sara. Cualquier cosa me llamas— repuso con un tono más firme.

Salí y antes de subirme al carro subí las telas de mi vestido playero para no ensuciar la parte de abajo con el asfalto. Todos me saludaron con euforia y partimos rumbo a la cabaña de Adré a las afueras de la ciudad. En el camino llamé a Helen para preguntarle por última vez si quería ir conmigo pero ella se negó diciendo que tenía mucho sueño. Se escucharon varias canciones en el radio del carro entre ellas "Kill of the night" Los chicos cantaban a todo pulmón aquella canción y sus horribles voces, de algunos por supue
sto, me hicieron reír.

Al llegar a la cabaña muchas personas esperaban fuera del lugar mientras tomaban soda y tal vez licor. La música retumbaba las paredes y la tira de bombillos blancos me cegaban por momentos.

La noche se extendió y durante las siguientes dos horas solo se escuchaban risas estrepitosas y escándalos en la piscina de la parte trasera. Todos estaban... Estábamos borrachos y mientras más nos movíamos o salíamos al frío del exterior el vértigo causado por el alcohol aumentaba aún más. Tomaba de la mesa más y más ponche hasta quedar casi inconsciente de no ser por el balde de agua que tiraban al azar a las personas que se quedaban dormidas, y yo fui una de ellas. Sonriendo nuevamente, fui hasta la cocina y saqué un vaso de agua fría y eso hizo que se me quitará un poco la ebriedad. Salí a la parte trasera y fue algo que no debí haber hecho: Mientras atravesaba la puerta alguien me acarició la espalda suavemente pero con un mal propósito. Giré mi mirada hacia esa persona para encontrarme con un tipo mayor de cabello negro y una ligera barba con tonos blancos, estaba bañando pues solo vestía una pantalonera, no sabía porque estaba ahí, pero de seguro era amigo de alguien. Quité su mano con repudio y él insistió, era más que obvio que estaba en mal estado pero eso no lo obligaba a tocarme de tal forma. Al hacerlo de nuevo y al yo rechazar su mano, con la otra me golpeó en la mejilla derecha tan fuerte que me palpitaba del dolor y con la poco inestabilidad que poseía caí al suelo. El tipo me lanzó una mirada molesta y caminó para agarrar una toalla y una botella de cerveza que estaban sobre una mesa junto a la piscina para después atravesar la puerta y entrar a la casa.

Me levanté y miré a mi alrededor pero nadie de los que ahí se encontraban se inmutaron por defenderme. Acaricié mi mejilla y la impulsividad me llevó a acercarme a la mesa y a darme cuenta que sobre ella yacía su ropa incluyendo un Jean. Metí las manos en los bolsillos y saqué de él una llave de auto, una billetera y unas monedas. Revisé la cartera para conocer el nombre y así poder acusarlo al día siguiente.

— Vas a pagar esto, Wilson Ortiz— dije viendo el nombre en una tarjeta de conducir.

Lo que tenía en mente era salir de la casa, buscar el carro que abría la llave y conducir por el bosque hasta dejar el carro tirado a una distancia donde fuera difícil de encontrar, pero demasiado posible. Desafortunadamente las cosas se salieron de control y el plan Principal se fue por la borda.

Después de agarrar el volante y acelerar a toda velocidad por la carretera desértica del bosque todo fue bien por unos minutos. El frío me pegaba en la cara pues tenía las ventanillas abiertas, había encendido la radio a todo volumen dejándola en sintonizada dónde estaba. De pronto sentí un dolor punzante en la cabeza y un leve mareo me hizo bajar una de las manos apagando las luces delanteras del auto. El mareo y el dolor pasaron pero las luces no las volví a encender hasta que no vi nada, y hasta que me arrepentí de sentir un golpe. Me había estrellado contra algo pero no sabía contra que; encendí las luces asustada y bajé del auto lo más rápido posible y lo que me encontré fue la escena más horrorosa que jamás hubiese visto. Había atropellado a una mujer, llevaba un vestido blanco manchado de sangre fresca que regaba por una de sus piernas, al igual que también salia sangre de la parte frontal de su cabeza y lo confirmé cuando cogí una rama cercana y voltee su cuerpo boca arriba. Helen me había enseñado por mucho tiempo a ser minuciosa. Caí al suelo sentada en un estado parcial de shock y no supe que hacer.

Mi respiración era desastrosa y no sabía que acababa de hacer. El carro estaba estacionado en la mitad de la carretera des-pavimentada y era una suerte de que nadie cruzara por ahí a esas horas de la noche. Al rededor solo se podía oír el ruido de los grillos y el ulular de unos cuantos búhos en los árboles. No había nadie más, a excepción de mi y frente al carro un cadáver. Agarraba mi cabello desesperada y me lancé en el suelo tosco al lado de aquella mujer para mirarla y llorar sin consuelo. ¿Que había hecho? Yo no quería matarla fue un accidente. Las lágrimas seguían cayendo cayendo y cayendo y cualquier rastro de alcohol que tenía al inicio de la noche se había evaporado por la adrenalina o había salido sin más en forma de llanto.

Solo existía una persona que podía ayudarme en eso. Una persona a quien confiaría mi vida y la de los demás. Saqué mi teléfono e intenté secarme las lágrimas mientras el timbre sonaba.

—¿Aló?— contestó adormilada.— ¿Por qué llamas a esta hora?

—Li...linda, pasó algo— respondí con la voz entrecortada. Y las lágrimas prorrumpieron.

—¿Sara que te pasa? ¿En dónde estás? ¿Estás bien?— preguntó notándose en su voz que ya había despertado y se escuchó de fondo un movimiento brusco cómo si se hubiese levantado de la cama.

— Eso creo. Pero hay alguien que no lo está. Helen, necesito tu ayuda. Estoy en el callejón camino a las cabañas del lago.

—¡No te muevas de ahí! Ya voy para allá— colgó y antes de poder decir otra palabra dejé caer el teléfono al suelo y luego lo guardé lamentando demasiado haber ido a esa fiesta.

Pasaron aproximadamente quince minutos y dos luces amarillas aparecieron en mi campo visual. Las luces se apagaron para ver a Helen bajar de un auto el cual conducía. Se notaba sorprendida por la escena que estaba evidenciando y después de unos minutos dejó caer una lágrima que secó al instante y lo único que dijo fue:

—¿No la has tocado?— negué con la cabeza suspirando agitadamente.

Se acercó a mí y a la mujer. Cuando me ayudó a levantar noté que llevaba puestos unos guantes de látex y la miré a los ojos confundida.

—Siempre estoy preparada— dijo analizando los bolsillos del pantalón de aquella mujer. No sabía que estaba haciendo pero no me atreví a preguntar porque realmente las palabras no salían de mi boca.— Se llama Martha— repuso sacando del bolsillo una tarjeta de identificación.— Martha Ortiz.

No podía ser, eso no podía ser cierto. Había matado a la esposa de ese señor. Tal vez fuera una coincidencia pero ese apellido no era muy común en la zona. Si era asi, mi venganza solo iba a dejar su carro en medio de la nada pero no incluía en ningún momento asesinar a la persona que era su amante.

—He...Helen— dije con la voz entrecortada y ella se levantó para verme a los ojos. Se veía tranquila pero yo sabía que eso no era así. Procedí a contarle lo sucedido en la fiesta y la razón por la que el carro estaba conmigo. Y después de un largo silencio por parte de ella dió la vuelta al carro y abrió la bodega del mismo como si buscará algo.

—Es policía— dijo sacando de la parte trasera la camisa arrugada de un uniforme policial. Sacó la camisa, un pantalón y unos zapatos que llevaba en la parte trasera. Cerró el compartimento y volvió a la parte delantera.

—¿Que... Va... Vas a hacer?— cuestioné.

Ella abrió la puerta del conductor y comenzó a restregar la ropa por todo lado: Asientos, volante y la parte superior e inferior. Luego salió y se agachó al lado de aquella mujer y muy delicadamente puso la prenda extendida en el pecho de la señora. En ese momento no entendía pero después supe que estaba armando una escena del crimen. Huellas de Wilson en el carro y no las mías. Camisa manchada de sangre de su esposa como si la hubiera abrazado. y luego puso aquella ropa totalmente desordenada sobre los asientos delanteros y tiró una camisola blanca en el suelo, como si se hubiese cambiado ahí de afán y hubiera huido. Apagó las luces delanteras y volvió a mi para pararse a mi lado. Su respiración estaba un poco agitada y en ningún momento se quitó los guantes. Alzó también la rama que yo había cogido y como estaba manchada de sangre la guardo en la bodega de su carro envolviéndola primero con unas mantas viejas que tenía.

—Si no podemos esconder el cuerpo, es mejor que vengan a él.— dijo llevándome de la mano hasta el carro.

Algo crujió entre los árboles y las dos nos miramos y nos subimos al carro lo más rápido posible. Dió reversa y aceleró después para salir a la carretera. Aquella escena duró más o menos diez minutos y entre más nos alejáramos de ahí más pensaba que nos iban a atrapar.

Llegamos a casa de Helen pues su madre estaba de turno y luego de bañarnos y de lanzar la manta al fuego de la chimenea nos sentamos silenciosamente frente al fuego.

— Esto nunca paso, Sara. Debemos prometer que nunca diremos una palabra y que nos convenceremos de que está noche solo fue una pesadilla.— yo no sabía que responder entonces solo asentí.— Ahora cogerás tu celular y enviaras un mensaje a la persona que te llevó a la fiesta. Dirás qué estabas muy ebria y llamaste un taxi para que te recogiera. Debes ser convincente así que no uses palabras muy complicadas. Si te preguntan la hora dirás qué saliste a las 10:00-10:30. Mañana se levantarán con un mensaje en el que tú les dices eso y con suerte serán tu coartada.

— ¿Nos van a descubrir?— fue lo único que me atreví a preguntar.

—No, Linda, no lo harán. Todos estaban ebrios y según me dices la única persona medio sobria eras tú. Nadie recordará nada sobre lo que sucedió o no en esa fiesta y nadie podrá creer las palabras de un policía ebrio en una fiesta adolescente.
 Yo le sonreí y una lágrima se deslizó por mi mejilla seguida de otra y de otra. Ella pasó su mano por entre mis hombros y apoyó mi cabeza sobre el suyo.— No llores, nada de esto pasó y te ayudaré a qué te convenzas. Te lo juro.


Y ese fue el mayor de los problemas después. Nadie legalmente se dio cuenta de lo sucedido pero tiempo después comenzaron los conflictos. Un año después de eso ya las amenazas de muerte habían comenzado y yo estaba reunida en una habitación siendo acompañada por Malcom quién en el poco tiempo que había estado conmigo se había ganado mi aprecio y mi confianza totalmente.

—Malcom Necesito que le entregues está carta a Alice si algo llega a suceder, ahí está la localización de la investigación que hemos hecho. Queda en tus manos como entregársela pero siento que las amenazas cesaran y después de eso algo muy malo vendrá.

— Sara nada te va a pasar mientras Andrew y yo sepamos sobre esto. Te juro que nadie podrá hacerte daño.— el me sonrió y me abrazó con una fuerza esperanzadora.

—Debes irte, Malcom o llegarás tarde a esa clase de paintball de la que me hablaste.— asintió y cogió el pomo de la puerta para salir y cerrarla detrás de él. Otra vez estaba sola y en ese momento debía prepararme para lo peor, aunque ya estaba tranquila porque si ustedes continuaban, entonces ya tenían un comienzo para buscar al culpable de esa tortura.

Si estás leyendo esto, Helen, no te sientas culpable, porque yo sé que te estás sintiendo asi, pero por mi no lo hagas. Algo muy malo puede suceder las próximas semanas y yo solo quiero explicar mediante esto lo que sucedió esa noche. Tienes derecho a hacer lo que quieras con este trozo de papel pero mi mayor recomendación sería quemarlo. Besos.

Helen.

No podía creer lo que acaba de leer. Las lágrimas caían severamente por mis mejillas y estaba segura que mis ojos estaban rojos de tanto llorar. Bajé a la sala aún con la carta en mis manos y salí al patio de ropas para ver una planta en una maceta y en ese instante no supe cómo de aquella rama había nacido una mata tan bonita y tan verdosa. Recordé después de mucho tiempo que al día siguiente de esa noche planté la rama en aquella matera, pues la mejor manera de esconder algo es hacer lo contrario, no esconderlo, y dejarlo a simple vista en donde nadie cree que pueda estar.

Me había convencido tan bien de que aquello nunca sucedió que había olvidado por completo aquella noche. A veces tenía sueños pero para mí eran solo eso, sueños. No podía dejar que mi vida se desmoronase por aquella acción y lo único que podía hacer para evitar desmoronarme yo también era fingir que todo era perfecto.

Me senté en un sillón de la sala con las lágrimas secas a ambos lados de mi cara y pasé la página de la carta para pasar a la siguiente hoja con una nueva.

"Lammoc, Helen" era el encabezado de la siguiente carta y no tenía idea de que significaba, pero estaba segura de que lo iba a descubrir mientras leía.|

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Nota del Autor.

Holaaaaaaaaaa. ¿Como han estad? espero muy bien.

Espero que este capitulo les haya gustado tanto como a mi. Helen siempre fue un personaje muy interesante de crear y espero que a ustedes les haya gustado pero ¿si se esperaban las cosas de este capitulo?

Muchas gracias por leer y por apoyar esta historia, de verdad muchas gracias. El Final está cerca entonces estén pendientes a actualizaciones cualquier día de la semana. Si te gustó no olvides comentar y votar, ademas de compartirla con personas que crees que les gustará esta historia.

Muchas gracias y que tengan un hermoso fin de semana. 

La Culpa de lo que Somos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora