Los Malos Siempre Serán Malos.

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Helen

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Helen.

Primera semana de noviembre y no hubo noticias sobre nuevos asesinatos o sobre la máscara. Estábamos un poco tranquilos, sin embargó estábamos listos para volver a juego si llegaba a atacar a alguien más. Aunque no teníamos información sobre esa persona aprovechamos la oportunidad para conseguir nuevas pistas y nuevos testigos que hubiesen estado con nosotros aquella noche, o personas que pudieran cooperar mintiendo sobre nuestro paradero la noche del asesinato de Lili. Algo estaba claro y no sabíamos si era una coincidencia o simplemente un descuido por parte de aquella persona: El asesinato que ocurrió la noche de Halloween si podía comprobar nuestra inocencia y eso nos descartaba quizá un poco de los demás. Las cámaras enfocadas en Cris, Andrew y Alice en la cafetería los libraban de la escena, mientras que a Even y a mí nos libraba la cámara frente a la puerta del baño de mujeres.

Durante esa primera semana de tranquilidad, si es que así se podía llamar, fue una semana ardua debido a los micrófonos y cámaras escondidos en todas partes. Luego de salir de la casa de Cris a la mañana siguiente nos decidimos en buscar de forma precavida más objetos de los mismos, cualquier material pequeño y poco vistoso era la indicación de que ahí había algo. Yo encontré tres en total. El primero lo localicé en una de las pequeñas porcelanas de mamá que coleccionaba y cuidaba como si de su alma se tratara. La segunda la vi de una forma poco común, pues ese día había salido temprano de la escuela y fui a la biblioteca a pedir prestado un libro que necesitaba. El pueblo se estaba transformando y en la entrada al establecimiento habían puesto un detector de metales que pitó exhaustivamente cuando pasé, abrí mi maletín y en una de las costuras, efectivamente se encontraba otro mini- micrófono que aplasté con todo el gusto del mundo. El tercero lo encontré en mi habitación debajo de una porcelana de Marvel que me habían regalado y al igual que los demás también fue destruido.

Por otro lado, Cris, Andrew, Alice y Even encontraron micrófonos y cámaras dispersos en distintas partes de sus casa, incluso también revisaron en sus maletines después de que yo lo hice con el mio en la biblioteca. Lo que sucedió el viernes en la noche fue en parte el detonante de el regreso de el mal, por decirle de alguna forma. Pero nos tranquilizó el saber de que no había sido un asesinato sino una muerte accidental según compartieron las noticias y los periódicos del día siguiente. "La muerte del oficial Wilson Ortiz forma una conmoción en el pueblo" Decía el titular de las noticias.

La verdad todos teníamos sentimientos encontrados con respecto a esa situación, estábamos felices o mas bien aliviados por que Wilson no podía entrometerse en nuestra vida nuevamente, pero existía un pequeño sin sabor que nos entristecía, y de pronto un sentimiento de pena se asomó por mi mente y lo descarté en el momento que apareció. No podía permitirme sentir pena por una persona que nos causó tanto daño.

Esa noche antes de las siete estaba sentada en la sala de mi casa con el televisor encendido mientras leía un libro y de pronto se escucho una explosión muy lejana. No le presté el mayor de los cuidados y seguí con la lectura escuchando también las voces que provenían de alguna serie de televisión. La transmisión se cambió de repente interrumpiendo la señal de la serie y poniendo en pantalla el informativo de noticias recientes. Bajé mi libro y lo puse sobre mis piernas y presté la mayor atención a lo que decían. Las primeras palabras de la presentadora me dejaron impactada y no podía creer lo que estaba escuchando.

— En ultimas noticias tenemos que en la cárcel estatal de Cooperstown un incidente al parecer demasiado grave se presentó hace pocos minutos. Autoridades competentes indican que el incidente se causó por la inestabilidad térmica y de voltaje que contraían los motores de agua del establecimiento, generando interferencias con los cables de energía desencadenando una explosión en el "Ala C" de la cárcel. Hasta el momento no tenemos indicios de si hubieron o no heridos pero al parecer varias celdas fueron completamente destruidas por el impacto del techo en el suelo...— en ese instante unos paramedicos desdoblaron varias camillas y salieron de ahí con un par de personas. Detrás de ellos otros dos y mas atrás salieron otros tres. Las ambulancias no paraban de sonar y de llegar. De pronto la periodista corrió en dirección a los paramedicos y comenzó a hacer preguntas insoportables a aquellos señores. Uno de ellos respondió a la señora de forma grosera diciendo que todas las personas del Ala C era probable estuvieran muertas, pues no había quedado nada en pie en ese lado de la cárcel.

Recordé de inmediato la vez que visité a Wilson en la cárcel, mi credencial tenía mi nombre y tenia la denominación del Ala a la que me dirigía. Concidencialmente me dirigía al Ala C. La anticipación me consumía y los mensajes por parte de los chicos comenzaron a llegar como una ráfaga de balas en una película de acción. Todos diciendo que encendiera las noticias pero yo hace rato la tenia encendida. Nos manteníamos en contacto y la siguiente media hora se hizo realmente corta. Volvieron las noticias pero esta vez apareció un oficial de alto rango de la policía de Nueva York. No entendía como había llegado tan rápido pero el punto era que ahí estaba. Una de las frases hizo que todo a mi al rededor se volviera inaudible: "El ex-oficial Wilson Ortiz ha fallecido en la explosión, su cuerpo quedó totalmente incinerado pero pudimos estar seguros al ver sus credenciales y los restos de sus uñas encontrados dentro de su uniforme junto con su mano parcialmente desgarrada"

Los mensajes de mi teléfono que habían cesado por un momento regresaron con mas intensidad y aquella noticia no la podía creer. La persona causante en parte de todas nuestras desgracias estaba muerta. Estaba feliz por eso, sin embargo al pensar en la forma en la que murió me hizo estremecer con una mueca de asco. Cris llegó a mi casa a los pocos minutos y sin saber por que me abrazó reconfortandome de alguna forma.

La segunda semana sin algún pronunciamiento pasó y la extrañesa de aquel raro acontecimiento alimentaba nuestra incertidumbre. Habian Sido dos semanas sin obstáculos de ningúna clase, no hubieron más cartas ni más piezas ni tampoco amenazas. Los asesinatos cesaron y el pueblo continuó conmocionado por lo que había pasado en la cárcel. Algunos decían que había sido un accidente, mientras que otros pensaban que se trataba de una fuga bien planeada. Al principio pensé lo mismo pero después de ver las fotos en el periódico de aquel cuerpo destrozado y haber sido identificado como Wilson no me quedó la menor duda. Even había vuelto a nueva York a visitar a Kate a quien teníamos más que vigilada. Su personalidad no cambió durante las visitas de Even pero era seguro que estaba feliz de que su padre estuviera muerto, eso le hacía pensar a Even aunque yo tenía el presentimiento de que eso la entristeció, no mucho, pero al fin y al cabo era su padre. Durante la segunda semana de noviembre el pueblo pareció olvidar aquellos atroces sucesos y alegremente comenzaron a armar con mucho detalle la decoración de navidad que año a año se organizaba en el pueblo.

—¿Piensan ir a algún lugar en estás vacaciones?— preguntó Even mientras almorzábamos en la cafetería del colegio.

— No sé ustedes pero desde que se fue quien ya sabemos yo me siento en vacaciones— repuso Cris esbozando una sonrisa y después le dió un mordisco a su manzana.

—Es cierto, yo me siento libre, aunque no del todo cómoda. Siento que aún sigue aquí. No sé la razón por la que se fue y no quiero saberla pero aún me da miedo que vuelva— Alice agachó su cabeza mirando al plato vacío en la mesa con una sonrisa triste y continuó— tengo más miedo que nunca en estás circunstancias.

Todos le dimos una mirada de comprensión. Aunque no teníamos nuevas manifestaciones no estábamos completamente seguros de que se había cansado de jugar con nuestros futuros. Teníamos miedo, porque sabíamos que si volvía tendríamos que encontrar la forma de librarnos, y tal vez en ese momento nos pareció un anhelo muy lejano.

—Mis padres y yo iremos a un pueblo cerca de Canada. Pasaremos navidad y año nuevo ahí con la familia de mi papá— Contestó Andrew regresando a la pregunta de Even.

—Espero que me traigas un labial exótico de allá— repuso Even llevándose una papa a la boca. Todos le sonreímos y seguimos el almuerzo como cualquier otro día. Alice nos contó que su madre pensaba viajar a Nueva York en navidad y que tal vez también pasaría año nuevo ahí, pero no estaba tan segura. Even si aseguró que iría a la casa de sus padres junto a sus dos tías para pasar una navidad en familia. Por otro lado, Cris y yo nos quedaríamos en el pueblo. Era algo temprano para hablar de aquél tema pero la conversación salió de repente y no nos podíamos negar a responder.

Tercera semana, nada interesante pasó, excepto por el hecho de que Malcom había regresado a la escuela después de tanto tiempo.

Sentados al rededor de el escritorio de Even en el salón de clases nos reíamos a carcajadas por las estúpidas ideas que tenía Cris es la cabeza. La campana sonó y dos minutos más tarde la profesora Agnes entró al salón seguida de Malcom. Estaba muy raro, su mirada estaba perdida y agachaba la mirada cada vez que sus ojos se encontraba con los míos o con los de cualquiera de nosotros cinco. Agnes le hizo firmar unos papeles y el seguido la hizo firmar a ella en una hoja que sacó de su maletín, al parecer era su escusa de porque había estado ausente tanto tiempo.

La clase comenzó y nuestras risas se habían convertido en duda. ¿Por qué había faltado tanto tiempo? Era una pregunta que estaba dispuesta a hacer apenas pudiera. Las dos primeras horas se pasaron muy lento y cuando por fin terminamos y la campana del descanso sonó guardamos nuestros cuadernos en los maletines y salimos del salón para llegar rápido a la cafetería y no tener que hacer la larga fila que se formaba unos minutos después del timbre.


—Malcom— dije tocándole el hombro y haciéndolo girar hacia mi. Le di una cálida mirada porque a pesar de que nos había dejado plantados en la corte el debía tener alguna razón muy válida.— ¿podemos hablar?

El miró a su al rededor y al ver que no había nadie más asintió y me llevó hasta un salón vacío. Cerró la puerta vigilando por el vidrio que no hubiera nadie en el pasillo.

—Lo siento, de verdad lo siento mucho ustedes necesitaban de mi ayuda y yo los dejé esperando. Soy conciente de que estuvo mal y lo siento.— dijo de manera exasperante.

—Malcom, no vine a reclamarte nada. Solo quiero que me expliques...

—No puedo— interrumpió mirando al suelo.
Fruncí el ceño en confusión y él continuó— No puedo decírtelo. Si te lo llegara a decir sería hombre muerto, me sumaria a la lista de homicidios de este pueblo y yo no quiero eso.

—¿Por qué dices eso?— pregunté confundida aúnque en realidad ya sabía la respuesta. El me miró como si yo fuera ingenua y repuse con temor de mencionarlo— ¿te amenazó, verdad?— su silencio me dió la respuesta.

Agarré mi cabeza y di una risa cínica, no se cansaba de destrozar las cosas esa persona. Estaba bien, nosotros cuatro de alguna manera teníamos la culpa y habíamos hecho cosas malas. Pero atacar a una persona como él ya era una total exageración.

Un toque en la puerta interrumpió el momento y al ver por el vidrio una profesora estaba parada afuera pidiendo que saliéramos del salón, en los descansos no podíamos estar dentro.

Al salir del salón íbamos a tomar rumbos diferentes por el pasillo y no quería pregúntale más por qué estaba segura de que no me iba a responder. Sin si quiera créemelo yo totalmente le dije para medio tranquilizarlo.

—No te preocupes, ya no es un problema. Al parecer se fue.— me dió una sonrisa triste que reflejaba las gracias y se desapareció al final del pasillo quien sabe a dónde.

Regresé a la mesa de la cafetería donde los chicos me esperaban y me senté en medio de Cris y Andrew me preguntaron que me había dicho Malcom y de la única manera que pude responder fue alzando los hombros y dando una sonrisa triste.

Cuarta semana, ya noviembre estaba terminando y el pueblo estaba iluminado desde la casa más pequeño hasta la punta de la campana de la iglesia. Luces LED se veían en cada manzana, un árbol de navidad enorme en el parque principal, un papá Noel con sus renos en la entrada del museo y muchas figuras navideñas en cada poste de luz. La navidad nos había invadido totalmente y por esa época el sentimiento de cercanía de los vecinos y de las demás personas se sintió más latente que en los meses anteriores. Mi mamá y yo año tras año decorabamos la casa con luces blancas en toda la fachada y el árbol de navidad lo adornabamos de un color diferente. Ese año tocaba rojo y por lo tanto lo que compramos en el supermercado fueron luces, flores, mallas, cintas y esferas de dicho color. Me atrevería a decir que nuestra casa era la mejor decorada de todo el vecindario, aunque en si, todas las casas eran bonitas.

Malcom se veía mejor después de ese día, su alegría y euforia habían regresado y eso me alegraba bastante. De vez en cuando se sentaba con nosotros en los descansos y Andrew y Cris se habían dado cuenta de que si era una buena persona.

Un mes se completó el primero de diciembre, un mes que era la personificación de la paz y la estabilidad emocional. Era extraño que no volvieran las cartas. Era demasiado extraño que no quisiera seguir con su maqueavelico plan y arruinarnos la vida pero pues así estábamos más tranquilos. Era una pena también que no descubrieramos quién era, pero se sentia bien saber que no volveríamos a preocuparnos— ojalá hubiese sido cierto— no entendíamos muchas cosas aún pero según lo que Even nos contaba sobre el manicomio en Nueva York una chica pelirroja le había dicho que ese hermano del que hablaba Kate no existía, solo eran cosas suyas, pero algo me decía que eso no era totalmente cierto y de alguna forma debía confirmarlo y ¿que más podía hacer aparte de manipular la mente de las personas? La respuesta: Nada más, esa era la única alternativa.

La mañana del 3 de diciembre me levanté tan temprano como pude. Había puesto la alarma la noche anterior para que me levantara a las cinco al día siguiente y poder tener bastante tiempo para bañarme, vestirme y arreglarme adecuadamente. La excusa para mi mamá era que Cris me había invitado a piscina y tenía que llegar lo más temprano posible a su casa.

—Me llamas si necesitas mi presencia— dijo dándome un beso en la frente. Cuando tome el pomo de la puerta gritó desde la cocina— ¡Se cuidan!

Ya sabía a qué venía el comentario pero decidí reírme y ignorarlo. Subí al carro y conducí hasta mi objetivo. No puse música ni nada por estilo porque tenía que planear en tan poco tiempo lo que le iba a preguntar, lo que le iba hacer dudar y lo que le iba a afirmar a Kate apenas llegará a Nueva York no confiaba en ella tanto como los demás y por eso debía ir de forma muy amigable y esbozando una gran sonrisa para sacarle unas cuantas respuestas. En medio de su cara de niña traumada era muy inteligente y sabía cuándo podía confiar en alguien y cuando no, por aquello debía adaptar mi personalidad a las circunstancias.

—Buenos Días, vengo a visitar a Kate— saludé con una amable sonrisa y la recepcionista me devolvió el gesto.

Me pasó un carnet con mi nombre y me llevó hasta el piso tres y después me abrió la puerta de su habitación. Ahí estaba ella peinando su cabello frente a la pared. En la habitación no habían espejos e incluso las ventanas no producían reflejos. La saludé con una sonrisa muy amable y aparentemente genuina y ella la tomó para bien pues me sonrió abiertamente y me saludó con euforia. Punto para Helen.

Primero debía poner un tema interesante de conversación para que creyera que solo iba a visitarla y a charlar con ella. Segundo debía preguntar cómo se sentia respecto a la muerte de su padre. Para eso tuvo una rápida respuesta.

— Siento muchas cosas, pero la más mínima es la tristeza. Fue un hombre muy malo— sus ojos no dejaron los míos y aunque todo el mundo dice que cuando alguien te mira a los ojos mientras te cuenta algo te está diciendo la verdad, yo pensaba que mientras más intensa y profunda la mirada más mentiras ocultaba y esa fue la mirada que ella me dio.

— De verdad lo lamento— dije agarrando su muñeca. Y ella empezaba a cambiar de humor y se comenzó a comportar un poco brusca cómo si luchara contra ella misma. Debía actuar rápido. Su mirada dejó la mía y quitó sus manos con brusquedad para después darme una sonrisa torcida y volver a la normalidad, o a lo que pesaba era la normalidad.— No sé que esté planeando ahora, Kate. Estoy casi segura de que va a volver así que dile a tu hermano que lo estamos esperando con ansías.

Ella pareció sorprendida y un poco enojada al mismo tiempo y con un miedo de niña pequeña dijo:

—Co...cómo... Sa...sabes que es real— su rostro se contorcionó y comenzó a mover el cuello como si de acomodar su cabeza se tratara.

—En realidad no los sabía, bueno, no estaba del todo segura. Pero tú me lo acabas de confirmar y te debo un enorme favor.

Se quedó quieta un momento con la cabeza inclinada y su mirada fija en algo detrás de mí, ella parecía poseída. Giré mi cara y no sabía que era lo que miraba hasta que noté la hendidura de la puerta y más allá un espejo en uno de los mostradores. Ella se estaba viendo ahí. Voltee rápidamente para quedar frente a ella y lo que me esperó ahí no me lo esperé. Su faccion había cambiado de una niña totalmente traumada e inocente a la de una niña malvada, vengativa y cruel. Estaba sentada y había cruzado las piernas frente a ella, me estaba mirando con una intensidad que mi valor había salido de la habitación. Tragué saliva para humedecerme la garganta y abrí la boca para decir algo pero ella habló primero.

—Crees que eres tan inteligente como para conocerlo y eso es adorable viniendo de tu parte— su sonrisa se ensanchó— no podrás decir si quiera tu nombre sin recordarlo cuando todo esto terminé.

Dejó de sonreír y seguido de eso un grito desesperado salió de su boca dejándome un poco aturdida. Me deslicé por el asiento para levantarme y pegarme a la pared como reaccion al miedo que aquella chica me daba. Su grito se volvió más agudo e intenso mi respiración se agitó de una manera desbordante y Kate en medio de su bullicio comenzó también a golpearse: Se levantó de su silla, por un momento pensé que iba hacia mi y mi cerebro no reaccionaba para salir corriendo pero cuando se dirigió a su cama me pareció extraño. Gritaba como si alguien la golpeara y de pronto azotó sus brazos contra las barandas metálicas de la cama y se comenzó a hacer daño. Golpe tras golpe su piel se puso de un color rojo carmesí y los hilos de sangre se deslizaron por sus brazos magullados hasta llegar a sus manos. Siguió con su cabeza la cuál golpeó con una fuerza impresionante haciéndola sangrar por la parte superior de su cabello manchandolo y a su vez manchando también los tendidos de su cama, lo que más traumada me tenía era que al parecer no sentía dolor alguno. Gracias al cielo los enfermeros llegaron corriendo y me hicieron a un lado para agarrar a Kate por los brazos y retenerla evitando que se hiciera más daño. Uno de los enfermeros me señaló con la cabeza la puerta y reaccioné al instante para salir corriendo y agitada de ese espantoso lugar.

—¡Recuerda!— ahogó un último grito cuando yo ya había salido.

Otros enfermeros corrieron hacia la habitación con inyecciones y pastillas, deduje que eran cesantes. Tras ellos iba la recepcionista con unas correas de cuero que seguramente eran por si la cosa se salía de control.

Bajé con mi frente sudada y con mi respiración hecha un lío. Dejé el carnet sobre la mesa olvidando firmar y la verdad es que no me importó nada más que llegar a mi carro y cuando lo logré me encerré en él justo en el momento que comenzó a llover. Agarraba mi cabello con desesperación repitiendo la escena una y otra vez bebí una botella de agua que había comprado en el camino y unos minutos después mi respiración se calmó.

Encendí el auto y sin pensarlo dos veces tomé carretera rumbo a Cooperstown en medio de la estrepitosa lluvia que se había desencadenado.

—¿Hola?— dije empujando la puerta y mirando a ver si mi madre estaba en casa y que al parecer se había ido. Entré y cerré la puerta detrás de mí. La lluvia había cesado un poco pero los truenos me asustaban de un momento a otro.

Dejé mi bolso a un lado y fui a la cocina en busca de algo para comer. Una nota de mamá esperaba en la puerta del refrigerador.

"Cambio de turno, linda. Lo siento. En la nevera te dejé unos Waffles"

Puse la nota sobre la mesa del comedor y saqué de la nevera la comida. Me senté en la sala y mientras comía me debatía sobre si llamar o no a los chicos y contarles lo que había sucedido. Decidí bañarme y luego llamarlos con más calma. Los Waffles estaban tan ricos que no supe en que momento me los comí y me sentí insatisfecha pero no debía comer nada más.

Un ruido en la parte de arriba me hizo estar alerta. Alguien se había tropezado y si era impresión mía estaba bien, pero si de verdad había alguien era mejor estar prevenido. Cogí uno de los cuchillos de la cocina y subí las escaleras corriendo. Entre más me demorara en subir menos tiempo tendría para saber el origen del sonido o de quién lo había ocasionado. En el pasillo no había nadie y noté al instante que el sonido se había producido por el choque de alguien con una mesa fuera de mi habitación, pues una cajita de madera estaba en el suelo y la mesa no estaba pegado totalmente a la pared. La puerta de mi habitación estaba entreabierta y la empujé con un pie para que se abriera mostrando dentro de ella absolutamente nada raro. Busqué en el baño, chequé bajo la cama y dentro del armario pero no encontré nada y cuando me giré ví las arrugas del tendido y lo mal acomodado que estaba en la cama. Tomé una de sus esquinas y la halé para destenderla y encontrar debajo un papel, estaba segura de que era una carta. Dejé caer el cuchillo y rompí el sobre de inmediato para ver si contenido y otro papel salió del interior. No era una carta como las otras, pues esa era extensa, era como si estuviera explicando... Explicándome algo.

Bajé hasta el final para ver la firma que decía: "Tu más honesto amigo"

Ha regresado, pensé antes de sentarme a leerla.

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Perdon por todo el complique al publicar este capitulo pero tuve algunos inconveniente. Espero les guste este capitulo y mil gracias por leer. 

La Culpa de lo que Somos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora