La Tercera Pieza.

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Even

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Even.

No sé que estará sucediendo allá dentro, no me dejaron entrar, sin embargo, estoy esperando a que los chicos salgan para estar al tanto de lo que sucedió. Desde que me encontré con ellos en la escuela, sentí que de alguna forma mi vida, al lado de ellos, iba a cambiar, pero no pensé que fuera a hacerlo de esta forma. Creí que los secretos del pasado iban a quedar atrás en cuanto empezara una vida nueva, pero al parecer, ellos tienen mas secretos de los que alguien podría pensar. 

Me siento en una banca de madera y pasan mas o menos dos minutos cuando veo a los chicos salir por la puerta de la estación.

—¿Que pasó? ya me tenían preocupada—dije de inmediato cuando salieron.

—Even, aun sigues aquí, te quedaste aquí todo este tiempo—dijo Alice sorprendida.

—Si, no podía dejarlos solos, que pensarían ustedes.—respondí con sinceridad.— les dijeron algo sobre ya sabemos qué—continué refiriéndome a los archivos.

Ellos me agarraron de las manos y me dijeron que ahí no podíamos hablar, ni siquiera en clave, que habláramos en otro lado. Llegamos a un restaurante mas o menos a una cuadra de donde nos encontrábamos, el restaurante era elegante, con un jardín lleno de luces, flores y cintas decorativas, las ventanas tenían un aire coloquial, lo que hacia ver al lugar aun mas hermoso, y aunque era bellícimo, se notaba también un ambiente de sencillez..—Este lugar se ve muy costoso, no se que hacemos aquí—pensé antes de sentarme en una de las mesas, las cuales estaban decoradas con unos manteles rojos y unos floreros llenos de rosas de diferentes colores. Aquella elegancia y aquella sencillez, de alguna forma me hicieron pensar en Andrew.

—Even, párate, no nos vamos a sentar aquí—me dijo Cris y me levantó de la silla llevándome aun mas al fondo del restaurante, pasamos unas cortinas, y al atravesarlas fue como si hubieran dos restaurantes en un mismo lugar, solo que este, tenía un ambiente mas clásico y tranquilo, sin mencionar la banda que tocaba sobre una tarima las melodías mas satisfactorias que uno pudiera escuchar.

—¿Que hacemos aquí, Cris?—pregunté en voz baja.

—Este es uno de los restaurantes de los padres de Andrew—Oh, de razón—no podíamos ir ninguna otra casa, así que este es el único lugar en el que mas o menos podemos hablar, de todo.

—Esta bien. Este lugar es muy hermoso—dije mirando todo el lugar.

—¿Enserio nunca habías venido aquí?—preguntó él frunciendo el ceño—, digo, si eres de aquí es imposible que no hayas venido nunca a este restaurante, es como un símbolo para el pueblo.

—Tal vez si he venido, pero cuando estaba mas pequeña, no lo recuerdo.—Mentira, dije eso solo para evadir la verdad, llegué a este pueblo hace mas o menos dos semanas, ¿por que? digamos que mis secretos me atormentaban en donde vivía anteriormente, mis tías viven aquí, por lo que mis padres aceptaron que yo viviera con ellas. No soy capaz de contar la verdad, y aunque ellos me han dado la suficiente confianza para contarme todo lo que les pasa, no soy capaz de hacerlo; me siento mal, mentirosa, sucia cada vez que pienso en eso.

La Culpa de lo que Somos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora