Me desperté en una cama grande y acolchada.
Abrí mis ojos lentamente y me encontraba en una habitación gigante, estaba alumbrada por la luz de una chimenea.
- Mierda- susurre para mí.
- Mi señora debería descansar- dijo Sebastian con su hermosa sonrisa.
- ¿Sebastian ya estamos a salvo?- le pregunte mientras examinada toda la habitación.
- No se preocupe…estamos todos bien- se acercó a mí con expresión seria-lamento haber llegado tarde- se acercó aún más y me agarro el rostro entre sus manos.
- Pero…por lo menos no paso a mayores- dije con una sonrisa
- Esta usted en lo cierto…no sabría qué hacer si hubiese sido peor- se acercó aún más y posos sus labios en los míos.
Sentí como una corriente eléctrica subía por mi nuca y luego bajaba hasta mi estómago.
Sus labios eran tan dulces que podría darme diabetes.
Abrí la boca ligeramente para tomar un poco de aire y Sebastian metió su experta lengua en mi boca. Nuestras lenguas bailaban y la temperatura subía.
- S-s-Sebastian- dije casi sin aliento.
- ___________- su voz sonaba suave, ronca y sexy.
Sabía a lo que nos llevaría este calentón de momento, no quería ser solo un calentón.
- Sebastian – dije con un hilo de voz
- Dime- dijo en tono suave e informal.
- Me siento agotada- dije suavemente.
- Es mejor que descanses- sonrió.
- Pero…¿te podrías dormir conmigo?- pregunte con un leve rubor en mis mejillas
Lo único que hizo fue sonreír y abrazarme por la espalda. Yo me voltee y me acurruque en su fuerte pecho. Podía sentir su respiración tranquila mientras que la mía era irregular a causa de su cercanía.
Quizás lo que sentía por Sebastian era una atracción. Pero…sabía que era más profundo.
A la mañana siguiente me levante con mucha energía.
- Sebastian – lo llame
- Si- dijo en tono frio
- Vamos a comprar un gato- esa fue la palabra para que sus hermosos ojos se abrieran enormemente.
- Quiere un gato- casi podía decirse que estaba feliz.
- Si- dije con entusiasmo
- Está bien vamos a comprar un gato- dijo algo resignado.
Estaba actuando extraño y no sé por qué.
SEBASTIAN
Estoy sumergido en un mar de confusiones.
Mis sentimientos por _______ están enredados y no los logro comprender.
Lo que no logro comprender es porque tengo la necesidad de tener un contacto más profundo con ella.
Deje de pensar en esa encrucijada y me dispuse a ponerme unos jeans oscuros y una camisa blanca.
Baje las escaleras y me senté en el recibidor para esperar a ________.
Cuando bajo, pude ver que tenía un hermoso vestido corto de verano rojo. Se veía hermosa. No pude evitar que mis ojos se posaran en su perfecta anatomía humana.
- ¡Vamos por el gato!- dijo ella con mucho entusiasmo. Se veía hermosa. (Sebastian concéntrate).
Fuimos a la tienda de mascotas más cercana y pude ver como unos chicos veían a _____ de manera inapropiada. Provocando que mi sangre hirviese.
- Aquí es- dijo _____ con una gran sonrisa.
Entramos a la tienda de mascotas y solo veía perros y hámster y todos los animales existentes, menos gatos.
- Claro que tenemos gatos hermosos- será maldito.
- Ves cariño…te lo dije- abrace a _______ por la cintura, como lo haría cualquier pareja real- será una excelente compañía para nuestro bebe- no entiendo por qué lo dije, pero, quería hacer saber al imbécil del mostrador que ella es mía.
- Si por aquí- nos guio el joven imbécil mientras que _______ me miraba extrañada. Solo me dispuse a sonreír.
- Estos son los gatos que tenemos- le dijo a _______. Esto es el paraíso, son tan hermosos, son tan esponjosos.
- Son tan lindos- dijimos al unisón _____ y yo. Ella me miro y sonrió al igual que yo.
- Entonces cual van a adoptar- dijo el joven aun mirando a _______.
- Ven Sebastian vamos a escoger- agarro mi mano y me arrastro.
Optamos por un gato negro, tenía los ojos azules, simplemente era perfecto y el nombre que le puso ______ fue Purfuruberto. Es un nombre poco común.
Salimos de la tienda y nos dirigimos al hotel.
- No te gusta Sebastian- dijo ______ mientras molestaba a Purfuruberto.
- No es eso- dije resignado- es solo que estoy un poco pensativo- dije finalmente
- Vale, cuando dejes de estar pensativo, puedes jugar con Purfuruberto- se fue a su habitación.
Y allí fue cuando me di cuenta de que lo había arruinado.