Escrito #12

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Creo que no es necesario explicar que mi amanecer fue vacío, aburrido, y costumbrista. Sí, porque ya me acostumbré a esto, a despertar sin su hermoso y pequeño cuerpo a mi lado, y ahora solamente despertar con una almohada húmeda de la noche anterior haber llorado porque me miento si es que digo que no he llorado por él, ya que, es cosa de todas mis noches hacerlo. Podría definir que incluso las noches son la peor parte del día que he mantenido desde que Louis se fue. ¿Por qué el me hizo esto? Yo no pude amarlo más, siempre le di la mejor parte de mí y él me ha hecho esto de forma de agradecimiento, ¿uh?

Pero siento que mientras más tiempo esté fuera de esta casa es mejor porque de alguna u otra forma no pienso en Louis, porque todo me recuerda a él aquí, obviamente. Veo el pasadizo al salir de mi cuarto y recuerdo las ocasiones en las cuales lo correteaba por aquí cuando jugábamos, veo mi cama y recuerdo las noches en las cuales pasamos juntos sin ni un contacto sexual para que se vuelva especial, solamente besos y abrazos de por medio podían volver una noche peleando a una gran reconciliación, veo el escritorio y recuerdo cuando le tenía que aclarar que su ropa no se dejaba ahí, puedo recordar hasta la mínima cosa aquí. Y duele, obviamente duele.

Y a pesar de que recién he empezado la universidad, estas mañanas se han vuelto ya una rutina, aunque vaya recién tres días, tal vez mi rutina cambie un poco cuando vaya sin el carro de Zayn, el cual me llama antes de ir a la universidad para desearme un buen día y me dice frases de apoyo.

Así que ya estoy aquí, en la universidad, sentado al lado de un sitio vacío para que venga Anabelle a sentarse conmigo.  Hasta que la vi entrar, sin su maquillaje oscuro ni sus perforaciones, sin sus faldas con pantis. Me quedé algo en shock. Ahora llevaba una falda como los otros peros de flores, y un polo corto blanco, con unas sandalias tejidas. Todos los chicos voltearon a verla y se le quedaron mirando.

 —¿Qué carajos pasa contigo?

—No encontré ropa limpia y tuve que hacer magia con mi armario.

—Es tan raro.

—Un poco, yo también creo eso —Dije volteándome a su sitio— Mira a todos, están babeando.

—Si, y es incómodo —Me miró y sonrió— ¡Oigan, idiotas, dejen de mirarme y miren a su madre! —Gritó en todo el salón y todo el salón ahora tenía su atención menos la que la miraban embobados— ¿Y ustedes que tanto me miran? Me quitan el brillo, miren su mesa, chau.

—Estás loca.

—Prefiero eso que estar cuerda.

 Y empezó la clase, creo que me va bien en esto de la psicología, entiendo perfectamente todo e incluso veo de donde empiezan mis problemas o los problemas psicológicos que tengo ahora. Tengo indicios de depresión, lo cual me preocupa por algo pero todo es mental. Uno de nuestros profesores dice que “Nos volvemos en lo que pensamos” y le creo demasiado. Y también siempre nos recalca que “Todo en extremo es malo” y le doy mucha razón. Todo es malo en exceso. Comer en exceso, fumar en exceso, estar triste en exceso, amar en exceso. Todo eso te mata.

La clases pasan demasiado rápido, aunque cuando explican algo que no entiendo de verdad pasa demasiado lento, y me molesta pero en fin.

 —Rizos —Me llama Anabelle— Acompáñame al mini-café que está en la salida del campus, el café de ahí es mucho mejor que la mierda que viene aquí en una máquina que de seguro reposan cucarachas y ratas.

—¿Por qué piensas eso? Estás enferma —Dije riéndome— Bueno, vamos —Le dije agarrándola de la mano y yendo rápido.

 Estábamos a unos pasos de entrar y en eso vemos una multitud de gente alrededor de algo o de alguien. Lo primero que pensé fue que era una celebridad. Pero mientras nos acercábamos más escuchábamos una voz. Conocía perfectamente esa voz.

Esa voz.

Louis.

Era Louis, había un oso gigante y unos globos amarrados en su mano. Pero no solo era eso, sino, que se los estaba dando a Eleanor, con una sonrisa brillante e inmensa, y la abrazó. Dudo que me hayan visto, la verdad es que me importa muy poco pero en ese momento se me achicó el corazón, se me hizo pedazos, lo sentí, sentí que la parte que me quedaba del corazón estaba muriendo y empezaba a bombear lentamente. Quería irme, quería desaparecer, quería morirme, pero lo único que hacía era escuchar la voz de Louis en el fondo.

—… Y quisiera agradecerte por todo lo que has hecho por mí, gracias por todo lo que me has dado en este tiempo, feliz aniversario, bebé.

Bebé. Le dijo bebé. Yo era su bebé. Yo era a quien le agradecía. Yo era con el que celebraba con él sus aniversarios.  Estaba reflejada la maldad en él. Era la única explicación lógica que puedo encontrar. Escuchaba la voz de Anabelle en el fondo pero no le presté atención. Solamente podía ver y procesar a Louis con Eleanor, a quien besaba y abrazaba en cámara lenta. Ahora mi mente triste y destruida se convirtió en un estado de humor de molesto.

Nunca había ignorado a Louis pero ahora mi molestia era más grande que jamás lo había sido.

 —Así que bésalo de nuevo, solamente para probarme que puedes.  —Pensé.

Y lo volvió a hacer, como si hubiese leído mi pensamiento, y ahí, bastó eso, para que mi autocontrol se vaya a la mierda, y pierda mis papeles. No es lo mío hacer escándalos pero…

—Espero que te haga lo mismo que me hizo a mí —Dije levantando la voz, de tal manera que todos los presentes que aplaudían y sonreían se voltearon a mi rostro expresando “¿Qué carajos dices?” en cada facción de su cuerpo — No soy de desear el mal, ¿Sabes, Eleanor? Pero tu lo mereces, tanto tu como el que está a tu lado. Tu no sabes quién está a tu lado y yo sí, perfectamente sé quien es Louis, quién fue, quien será, quien anhela ser, hasta su mínima cosa sé de él.

—Pero no sabías que él siempre ha sido mío, ¿No? Pero no sabías que él te era infiel.

 Y eso fue suficiente, fue más que suficiente para irme con el carro de lo más rápido de ahí, alejarme y desaparecer. No podía ver la carretera por mis lágrimas pero algo se podía ver, y así pude llegar vivo a mi casa, lentamente. Entré a mi casa, a mi horrible casa, que está al nombre del cínico ese. Y empecé a llorar. Empecé a llorar como nunca lo hice porque lo necesitaba, porque mi cuerpo lo necesitaba, porque ya no era más fuerte, porque nunca he sido fuerte. Y empecé a escribir:

 Doceavo día sin tí

Solamente quería morir y desaparecer, quería pensar que las cosas se mejorarían y tal vez si lo harían pero solo un momento porque la felicidad no fue hecha para mí. Yo quisiera estar bien, pero no tengo esperanzas en mí, no creía en mí y jamás lo haría.

¿Qué te hice mal? ¿En qué fallé? Mis intenciones siempre fueron buenas contigo, Lou.

Pero ahora estoy solo, no hay nadie quien me consuele. Por el día podría ser el chico más lindo y feliz del mundo pero eso no significaba que no llore jamás. Yo solamente quiero estar bien.

Ya no volverás ¿Verdad? Anhelo que vuelvas, pero no puedo hacer nada contra eso… 

♡ Escritos para Louis ♡ | Larry Stylinson | EDITANDO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora