Ohmygirl.com [Jung Hoseok]

I

Jiyoung

—Estoy hablando en serio, no pienso quedarme ni un minuto más en esta casa —sentencié mientras cerraba la maleta frente a mis padres que me miraban con hastío.

La bomba había estallado y ya no había nada más que hacer, desde hacía mucho que deseaba irme y por fin lo estaba haciendo.

—Te estamos dando una última oportunidad, Jiyoung—la voz de mi madre era gélida. Tenía los brazos en sus caderas y los ojos sobre mí.

—Y yo la estoy rechazando—bajé la maleta de la cama para echarla a andar.

Sabía que estaba siendo dramática, pero no me importaba, no quería estar ni un minutos más con los que decían ser mis padres, pero que me habían comprometido con un desconocido.

Me miraban horrorizados, tal vez pensaban que dormiría en algún parque cercano o en algún centro comercial, pero no era tan tonta como para irme y no tener un respaldo. Después de un año de arduo trabajo había logrado ahorrar una buena suma ya que todo mi salario lo guardaba íntegro, al fin y al cabo mis padres me brindaban todo lo que necesitaba y lo que no también, pero ya no podía seguir viviendo con ellos, no después de todo lo que me habían hecho.

—Jiyoung nunca has experimentado lo que es pasar hambre, ¿piensas que sobrevivirás sola? —mi padre quién se había mantenido al margen, por primera vez se pronunció, y fue en mi contra.

—Me las arreglaré sola—escupí.

Avancé por el pasillo hasta llegar a la puerta principal ignorando el parloteo de mi madre y el silencio de mi padre.

Salí de mi casa dispuesta a no volver.

Me picaban las palmas de la emoción, había estado buscando un departamento semanas atrás y finalmente había encontrado uno cerca del centro de la ciudad, el alquiler era costoso, pero al fin y al cabo podría pagarlo por un par de meses.

Tomé un taxi, y al llegar al edificio -que a partir de aquel momento sería mi hogar- no pude evitar sentir emoción y tristeza.
Desempaqué la poca ropa que había traído de casa y la coloqué en el armario, afortunadamente era un apartamento amueblado y no tenía que preocuparme por comprar nada, solo debía concentrarme en pagar el alquiler a tiempo.

Sabía que sería difícil, pero definitivamente prefería pasar hambre a seguir viviendo bajo el mismo techo que las personas que habían estado planeando un matrimonio arreglado a mis espaldas.