Capitulo 11

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«¿Rompiste tu promesa?»

–No, no lo hice–

¿Porque escuchaba esa voz?, no lo sabía, pero sabía muy bien a quien le pertenecía.

«Esta muriendo y si sigue así su próximo y primer cachorro también lo hará»

–¡No!, ¡Él se salvará, mi cachorro se salvará!–

No, el no quería eso, el no quería que otro cachorro muriera por su incompetencia, no lo deseaba.

«Tienes una última oportunidad Yony, por favor salva a Mark, no lo dejes morir»

Su respiración era aguitado, mientras una fina capa de sudor decoraba su frente, causando que algunos de sus rebeldes mechones de cabello se pegará en la misma; las cobijas que antes estaban sobre la cama se encontraban regadas por el piso y las esponjosas almohadas estában dispersas sobre el colchón.

Observo a todos lados, identificando que se encontraba aún en su amplia habitación;  los leves toques en la puerta lo desconcertaron causando que inconscientemente enseñará sus colmillos.

–Joven William, son las ocho treinta, es hora de que se levanté– la rasposa voz de la señor Ferry, se escuchó al otro lado de la puerta.

Un suspiro bastante pesado salió de su garganta, al notar que no se encontraba en peligro o amenaza; el celo del Omega le había afectado, más por el comportamiento tan agresivo que tubo ese día; desde entonces no sale de la habitación, la única persona que entra es la señora Ferry, quien se encarga de alimentarlo y limpiar su pieza, más sin embargo esta no le a dado ningun tipo de información sobre el estado del chico.

–Enseguida bajo, gracias– un sonido afirmativo fue lo único que se escuchó, antes de que la beta se marchara del lugar.

Suspiro nuevamente, levantándose de su acolchonada cama; donde minutos atrás se encontraba durmiendo; a paso pesado se dirigió hacia su armario tomando una de sus muchas camisetas de vestir y un traje color negro.

Los fugaces recuerdos de su sueño le cayeron como balde de agua fría; la melodiosa voz de su mate, la había escuchado, recuerda haberla escuchado preguntar sobre su promesa, recuerda a ver escuchado sobre que el Omega estaba muriendo, pero nada más, no recuerda más que eso.

Sacudió su cabeza, intentando así dispersar los confusos recuerdos que atormentaban sus pensamientos y por fin poder alistarse para ir al trabajo; más le era imposible, simplemente no podía; Dándose por vencido termino de vestirse, ató la cintas de sus zapatos y sin más espera salió de su habitación.

Mira momentáneamente la puerta de madera blanca con el hermoso girasol pintado sobre la superficie de la misma, dándole un hermoso y bello toque, tal como siempre lo hacía su hermosa mate, suspiro nostálgico; pero después arrugó la nariz al percibir el apestoso olor amargo del Omega.

–Repugnante– susurro para si mismo y bajo, notando que su desayuno ya se encontraba en la mesa listo para degustar.

Agradeció a la Beta que le preparo su aperitivo y comenzó a comer intentando poder recordar que más había escuchado en aquel sueño más nada, estaba vacío.

Marcado A La FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora