El sol había aparecido ya hace algunas horas, la camioneta se movía de un lado a otro por el cambio de terreno; Todo estaba silencio, nadie hacia ni un solo ruido, solo se podía escuchar el sonido de las rocas siendo arrastradas o aventadas por las llantas de la camioneta y el suave crujir de las ramas cuando el viento las movía, un lugar hermoso aún cuando ese lugar fue donde el hermoso albino había recibido una buena descarga eléctrica y dónde comenzó su infierno nuevo.
–No te duermas, ya casi llegamos– alertó el alfa, al observar cómo era que a el contrario se le empezaban a cerrar sus ojos queriendo dormir.
–No me pienso dormir...– susurro Marck abrazando con más fuerza sus piernas sintiendose de esa manera más protegido.
–No me interesa solo no te duermas, no quiero cargarte– refunfuño el pelinegro, volviendo su mirada a el caminó.
Estúpido - soltó el lobo de Marck asiendo lo sonreí estando de acuerdo con el.
El motor de la camioneta se apago y esta misma se detuvo, William bajo de la misma cerrando la puerta tras de sí mismo, encaminandose a la cajuela con la decisión de bajar el equipaje ahí.
Por su parte el menor gateo por sobre los asientos de la parte trasera, llegando a la puerta detrás de la del copiloto, observando el lugar en el que se encontraba.
–Odio este lugar– susurro, al poder divisar la misma cabaña donde su cuello había sido profanado.
Soltó un suspiro y dirigió su vista ahora a el alfa, observándolo caminar a la puerta y abrirla para después entrar dejar las cosas y regresar a la camioneta a bajar más.
Algo tenía que admitir y su lobo no lo negaba, William era guapo, su cabello negro y ojos color avellana le daban un perfecto toque y agregando su agradable aroma a madera quemada con leves toques de menta era agradable, más sin embargo, su actividad era horrenda y no sabía tratar con un Omega.El sonido del seguro de la puerta siendo retirado lo saco de sus pensamientos y logro hacer que se alejara de la puerta confundido.
–¿Piensa bajar o te quedarás ahí arriba?– refunfuño el pelinegro abriendo con una de sus manos la puerta y retomando su camino dentro de la cabaña.
Su celo se frunció preguntándose el si debía en verdad bajar o simplemente era otra de sus trampas, pero de algo estaba seguro prefería estar en un lugar cálido aún con el collar puesto que estar en esa fría camioneta lujosa; asomó la cabeza por la puerta asegurándose de que nadie lo estubiera esperando fuera de la misma, usando sus instintos fue bajando asta dejar sus pies en la tierra, con ambas manos cerró la puerta de la camioneta.
–¡MARCK!– la cabellera del contrario se dejó ver por el lumbral de la puerta, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. –Entra– sentenció apuntando el interior de la cabaña con uno de sus dedos.
El nombrado por su parte gruñó, odiaba seguir ordenes, aunque en un principio se vio sumiso ante el alfa, en este punto lo detestaba, se sentía débil cuando lo hacía.
Con cuidado fue caminando asta llegar a un lado de William, abriéndose paso para poder entrar a la cálida cabaña.–¿Cuál es mi habitación?– pregunto después de que la puerta se cerró a su espalda y el alfa pasaba a su costado.
–Puedes dormir en la– las palabras dejaron de salir repentinamente, se quedó parado estático.
No mi amigo, el dormirá con nosotros en la cama matrimonial - su lobo sonrió victorioso, por fin habían podido hacer almenos un poco de acto de presencia callando a su contraparte.
–¿En la misma de la última vez?– pregunto curioso, sin comprender la razón por la que se había quedado callado tan precipitada mente.
–N-no... D-dormirás en la misma habitación que yo– gruño, aún cuando la idea le desagradaba más de lo que pensó, tenía que cumplir su palabra y si su lobo lo decía se hacia.
–¿Estas de broma no?– frunció su seño, y su nariz de igual forma molesto y disgustado con la idea.
–No estoy de broma, ahora subes o juro que te voy y te amarró a la pata de la cama– refunfuño, apuntando con su dedo las escaleras. –Conoces mi aroma, entra a la habitación de donde sea más perceptible– ordenó con una mirada fulminante.
–No lo pienso hacer, antes muerto a volver a estar contigo– reto, el tampoco estaba de broma y no pensaba hacer caso.
[...]
La situación no mejoraba, alfa y Omega había tenido una pequeña pelea por el echo de que el albino no quería dormir en la misma habitación que el pelinegro.
–Ven aquí– gruñó, exasperado correteando a un lobo blanco que sin cuidado alguno subía a la mesa, sillones y incluso se impulsaba con la pared con la finalidad de lastimar a su atacante.
Un fuerte gruñido y la exposición de los dientes del Omega siendo mostrados con reseñó provocó que el pelinegro se detuviera y levantará sus manos en señal de tranquilidad.
–Mira, a mi no me gusta utilizar mi voz y supongo que a ti no te gusta escucharla así que por tu comodidad sube esas malditas escaleras y entra a la habitación– hizo un movimiento apuntando a las escaleras, lo que menos deseaba era que ese lobo lo volviera a someter, ¿la razón?, Esta vez no había nadie que lo detuviera.
Un gruñido en atdvertencia fue la respuesta del contrario al igual que un rápido salto con la esperanza de poder atacar a el pelinegro, más este logró squivarlo, tomando a el lobo del cuello y osico con fuerza movilizando lo.
–Gane, ahora subes por tus propias piernas o en verdad que yo te amarró a la cama– estaba molesto, sabía que estaba siendo descortés y muy agresivo con el Omega pero no le quedaba de otra.
El crujir de los huesos y la perdidas de tamaño al igual que de pelo, le dijo William que había almenos conseguido desvanecer a él cuerpo del lobo, más una fuerte punzada en su mano provocó que soltará un grito y con ello aventara a el albino.
–Pues tendrás que amarrarme a la cama, pero yo no pienso subir por mi propio pie y menos entrar en esa habitación prefiero mil veces dormir afuera que contigo– escupió con brusquedad, levantándose del piso importandoles poco el escudo de estar desnudó.
Se dió media vuelta y sin esperar respuesta alguna comenzó a subir las escaleras, dispuesto a irse a la habitación en donde se quedó la última vez.
–Maldito– refunfuño el pelinegro, apretando su mano lastimada con fuerza y enseñando sus imponentes caninos.
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Faltas de ortografía las corregiré después
Se que quede de publicarlo ayer pero me quedé dormida (눈‸눈) lo siento.
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Marcado A La Fuerza
FanfictionMarck Keiler Pocket un Omega de 20 años de edad, destinado a una vida de maltratos y abusos. Después de su cumpleaños 20 su padre lo vendió a unos traficantes de omegas quienes vendieron a Keiler a un millonario de 23 años de edad llamado William Yo...