Capítulo 28

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—¿Y el joven William sabe de lo que le sucede? Con tu olor supongo que lo ha de haber notado ya — cuestionó la mujer agobiada de toda la situación que sufría el pálido.

Había escuchado cada una de las palabras del albino, todas dichas con una calma y enojo que hizo a su estómago revolverse de lo asqueada que se sentía por la terrible verdad que escondían ese par de ojos azules, y no se diga de él odio prominente y repentino que sintió por su jefe.

—No y no le pienso decir, él no se merece sábelo. Inclusive pensó en espaciar con mi cachorro una vez lo tenga entre mis brazos — estaba furioso, simplemente el pensar en que el pelinegro se enterara de su situación lo ponía de mal humor.

La beta suspiro observando a aquel joven que en tan poco tiempo se ganó su total cariño y afecto, ante sus ojos aquel omega no era más que un simple cachorro que vivió la vida de un adulto sin siquiera merecerlo.

—Sabes que no es tan sencillo esconderle un embarazo a un Alfa y más cuando tienes su marca— se levantó de la mesa dispuesta a comenzar con la preparación de la cena.

—Lo sé... Mi madre alguna vez me lo llego a decir, pero no me importa, es mi cachorro y... No quiero que el sufra lo que yo sufrí estando en este sitio, no quiero que cuando se presente sea rechazado por él — abrazo su abultado abdomen, tenía miedo, miedo a que su cachorro se convirtiera en lo que él se convirtió, en un ser lastimado por ser algo que no podía evitar, perdiendo la comunicación con su lobo por muchos años.

Decir que la mujer estaba conmovida era poco, su corazón y lobo se sentían dolidos de ver como aquel chico se empeñaba en proteger a aquel ser que crecía poco a poco en su interior. Soltó un suspiro pesado.

—Bien le ayudaré— cerro los ojos dejando caer la sartén sobre la estufa.

Los ojos de Marck se iluminaron ante las palabras de la mujer.

—Pero— miró por sobre su hombro como el joven estaba mirándola atentamente. — Usted tendrá que, en algún momento decirle al joven William del cachorro... — sentenció.

El rostro del albino palideció aún más, decirle a aquel alfa sobre su situación sería firmar su contrato con la muerte, pero si no hacía lo que la mujer decía perdería a un importante aliado en su juego y por ende a su única salida de aquel sitio. Chasqueo la lengua molesto y cruzó sus brazos, susurrando palabras inteligibles para la mujer.

—¡Ah! Está bien, pero se lo diré cuándo me sienta listo de ello— miro a la mujer conectando sus ojos con ella.

Una sonrisa se formó en el rostro de la Beta cuando descifro que el menor decía la verdad.

—haré una cita con algún especialista para que nos diga cómo va tu cachorro y sepas los cuidados que debes de tener con tu embarazo — dijo sin tomarle mucha importancia al asunto. — Ahora vaya a su habitación y descansé un poco, lo llamaré cuando la cena esté servida....

—Usted es la mejor sabe— y sin que la mujer se lo esperará la abrazó.

Ante su lobo ella era un sustituto de su madre, él sabía que había sido ella una pequeña luz que apareció dentro de su oscuridad cuando llegó a ese sitio. Se separó y sin esperar respuesta de la mujer se fue a su habitación dispuesto a descansar como se lo había sugerido la beta.

—El joven Marck es un amor... — habló para ella misma soltando una risita al escuchar a su lobo estar de acuerdo con ella.






[...]







Porque estás aquí encerrado, quiero ir con mi omega... - gruñó su lobo caminando desesperado de un lado a otro.

Marcado A La FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora