Capítulo 14

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Su mirada estaba en la ventana, observando como las gotas de lluvia se deslizaban por el cristal distorsionado la imagen de la ciudad y dando de esa forma un ambiente relajante, perfecto para analizar lo que había sucedido en esos dos días en los que su lobo había estado tan inquieto.

–Joven Marck, si sigue observando el cristal de esa forma se derretirá– la voz de la Beta lo saco de sus pensamientos, provocando que por inercia observará en dirección a la cocina, donde esta se ubicaba.

–Pero es interesante, hace un tiempo que no veía la lluvia...Bueno exceptuando la vez que me llevaron a con Alfa– soltó una ligera risa, recargando una de sus mejillas en el respaldo del sillón, ignorando los constantes gruñidos de su omega al escuchar como es que se habían referido a el pelinegro.

–Lo se, pero también puedo asegurarle que no estabas viendo únicamente la lluvia, así que hable, ¿En qué estaba pensando?– sonrió con diversión terminado de acomodar los platos sobre la alacena.

–Sabe que conmigo no es necesario hablar de esa forma tan formal señora Ferry y no estaba pensando en nada interesante...– Sonrió observando nuevamente la ventana, recordando a su madre.

–Creo que ese nada interesante, parece ser muy interesante, que tal si me lo cuenta, después de todo somos amigos ¿no es así?– ignoro el primer comentario del rubio ya que no estaba dispuesta desobedecer a su jefe; cuando en teoría estaba dejando salir al omega sin permiso del mismo.

La sonrisa en el rostro del contrario se ensancho, le agradaba el pensar que al menos en esa casa tenía un amigo, uno que constantemente rompía las reglas ejercidas por el Alfa y lo dejaba hacer lo que le llegara en gana, por ejemplo tirar los anti depresivos o simplemente el dejarlo bajar mientras no se encontraba el Alfa en casa.

–Si somos amigos...– miro a la beta concentrándose en la sonrisa que esta tenía mientras limpiaba lo que le faltaba.– le contare...– la puerta se abrió repentinamente, haciendo que el pequeño omega diera un respingo y rápidamente se levantara al poder percibir el aroma del alfa.

la fuerte figura del pelinegro aprecio por el lumbral de la sala poniendo en alerta tanto a el rubio como a la beta.

–Señora Ferry por favor puede prepara- – sus palabras quedaron a la mitad cuando su mirada choco con los hermosos ojos azules del albino. –Se puede saber que haces tu aquí– su voz tomo mas firmeza al igual que su ceño se frunció, dirigiendo ahora su mirada a la beta.

–Ella no tiene nada que ver, yo me salí solo, me estaba intentando convencer de que me fuera a mi habitación– interrumpido, poniéndose en el campo de visión del alfa evitando que este con su mirada amenazante intimidara mas a la mujer detrás de si mismo.

Un fuerte gruñido hizo que la mujer y el omega bajaran su mirada; uno de los brazos del omega fue aprendido por la mano del alfa desestabilizando ante el brusco movimiento haciendo que sin querer cayera al piso de rodillas.

–Levántate– ordeno el alfa sin notar como los ojos azules del omega tomaban un color mas oscuro y que sus incisivos estaban expuestos. –¡Eh dicho que te levantes, estas sordo!– grito tironeando el brazo del Omega con fuerza con la intención de que este hiciera caso.

El aroma a vainilla tomo un poco de intensidad al igual que un olor a molestia; un gruñido provoco que el alfa soltara el brazo ajeno y retrocediera algunos pasos, sin despegar la mirada del albino.

No estoy sordo...– su voz sonó distinta, un tanto profunda pero no como para ser comparada con la de él.

Poco a poco se fue levantando mirando con furia a el pelinegro; el lobo del albino había tomado el control, pero era extraño, jamás había visto que los ojos de un cambia forma tomarán un color parecido.

Marcado A La FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora