— Señora Ferry — chillo el omega mirando a la nombrada por sobre el respaldo del sillón, olvidando por completo la película que se reproducía.
— Dígame joven Marck — hablo la mujer concentrada en terminar de aspirar la alfombra de piel sintética.
— A qué hora dijo ese estúpido Alfa que llegaría, ya han pasado años desde que llamó y ¡ya me estoy aburriendo! — refunfuño abultando su labio inferior en un puchero. — Cuando llegue lo vamos a hacer puré de lobo — gruñó entre dientes y con los ojos brillantes demostrando que su lobo había tomado el control.
— Omega cálmate, estoy segura de que el joven William llegará pronto. Sólo han pasado treinta minutos, el camino de su trabajo hasta acá es bastante largo — levanto la aspiradora quitando de su camino un par de cojines que el albino había lanzado para desquitar su frustración. — Aparte siéntase agradecido de que el joven William los llevara a pasear, rara vez a él le gusta salir de aquí — sonrió al ver como los ojos brillantes del joven regresaban a su tono natural demostrando que el lobo se había retirado.
— No me importa si ese apestoso Alfa sale o no de este sitio. Simplemente quiero que ya llegue, no me deje peinar y perfumar por nada... — y era verdad después de que se ducho, la ama de llaves lo ayudó a peinar su revoltoso cabello y también el regalo un poco de perfume, todo con la única finalidad de esconder aquel sutil aroma a leche materna que desprendía el albino.
La beta soltó una pequeña risita nasal ante el apodo con el que el albino se refería a su jefe y a pesar de que sabía que no era correcto que lo llamara así, lo dejó pasar. Apago la aspiradora y camino en dirección del joven.
— Ya joven Marck, no vale la pena que siga lamentándose por el hecho de que le haya echado un poco de perfume, le queda muy bien y su cabello se ve mejor peinado que cuando parece un nido de pájaros — sonrió la mujer retirando un travieso mechón de cabello de la cara del menor.
— No lo dudo, pero me siento más cómodo con mi cabello hecho nido de pájaros y sin tener una gota de perfume, no me gusta el aroma... — se giro llevando consigo la cobija que desde hace unos minutos se había colocado sobre la cabeza.
Antes de que el rubio pudiera llegar al tazón de dulces, que se encontraba sobre la mesa de café, la puerta del departamento se abrió dejando ver la silueta imponente del pelinegro quien desprendía un eminente olor a molestia y sus facciones faciales se notaban tensas.
— ¿Estas listo? — hablo con un tono sorpresivamente calmado.
Marck simplemente se limitó a asentir levemente sin despegar sus ojos del alfa.
— Entonces vámonos antes de que se haga tarde. Señora Ferry, cuando termine de hacer la limpieza puede irse, comeremos fuera y yo prepararé hoy la cena — la beta se sorprendió un poco al escuchar que el alfa prepararía la cena, pero aun así solo se limitó a afirmar con la cabeza.
Soltando un pequeño bufido y girando por sobre su propio eje, el albino por fin la cobija amarilla que lo cubría, dejando a la vista del pelinegro aquí lindo overol de mezclilla con decorado de girasoles, los cuales él sabía, estaban pintados a mano.
—Vámonos antes que me arrepienta de ir — hablo entre dientes, caminando hasta donde estaba él mayor, despidiéndose sutilmente de la beta con la cabeza.
En cuanto pasó por un lado del alfa hasta llegar a la entrada, William respiro hondo intentando de esa forma llenarse con aquel aroma a vainilla que desprendía el contrario, pero ahora simplemente arrugó la nariz al notar que su aroma natural estaba mezclado con el de un perfume. Este acto no fue pasado por alto para la beta quien oculto una sonrisa y se limitó a observar cómo ambos jóvenes se retiraban.
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Marcado A La Fuerza
FanfictionMarck Keiler Pocket un Omega de 20 años de edad, destinado a una vida de maltratos y abusos. Después de su cumpleaños 20 su padre lo vendió a unos traficantes de omegas quienes vendieron a Keiler a un millonario de 23 años de edad llamado William Yo...