Luna y Ron.

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28.

"Mi conducta de lector, tanto en mi juventud como en la actualidad, es profundamente humilde. Es decir, te va a parecer quizá ingenuo y tonto, pero cuando yo abro un libro lo abro como puedo abrir un paquete de chocolate, o entrar en el cine, o llegar por primera vez a la cama de una mujer que deseo; es decir, es una sensación de esperanza, de felicidad anticipada, de que todo va a ser bello, de que todo va a ser hermoso".


<Todo esto es tu culpa> Ron Weasley se quejó internamente, mientras miraba a su mejor amigo abrazando a su novia y cargando un gato peludo. La queja seguía rondando su mente desde que su amigo apareció en el compartimento interrumpiéndolo con Luna, ella llenaba sus sentidos en una buena forma. El pelirrojo respiro hondo tratando de calmarse, tenia que pensar seriamente en cumplir sus funciones como prefecto para resguardar la seguridad de sus compañeros y también llegar al castillo para el banquete de bienvenida.

―Echaba de menos estar aquí.

Harry apartó los ojos del castillo que tenía delante y se volvió hacia la joven que caminaba a su lado. Caminaban a la orilla del Gran Lago con la suave brisa barriendo sus cabellos.

―Sí yo también. ―Ron estuvo de acuerdo.

Hagrid junto con Harry, Ron, Luna y Hermione habían decidido revisar los alrededores de escuela antes de que comenzara el nuevo año escolar, en especial antes de que el director dijera que ya no tendrían permiso más que de salir a los jardines del colegio solo acompañados por los profesores. Después de los Dementores asechando en el expreso era lo más seguro.

―Es bueno estar de vuelta aquí, lo único malo es tener que preocuparse por las clases. ―Dijo Luna.

Ron miro sorprendido, usualmente la rubia amaba las clases.

― ¿Quién eres y qué has hecho con Luna?

―Como si te hubieras preocupado por las clases en primer lugar. ―Ella reprendió golpeando ligeramente su hombro contra el suyo.

― ¡Oye!

― ¿Qué?

―Lo siento si tuve otros problemas menores de los que preocuparme además de mis clases ―la expresión del pelirrojo era seria ―como sabes tengo una familia numerosa, unos compañeros de habitación que roncan demasiado y un señor profesor llamado Snape que intenta matarme cada vez que me mira.

Ahora sonaba con una falsa voz herida reprimiendo una sonrisa.

Luna detuvo su paso, mientras Hermione, Harry y Hagrig caminaban delante de ellos. Cuando Ron se dio cuenta de que ella ya no estaba a su lado, se dio la vuelta.

―Solo estaba bromeando.

La rubia suspiró y asintió con la cabeza.

―Lo sé, es difícil estar de vuelta aquí y tratar de no pensar en todo lo demás.

Debajo de un gran roble él apoyó la espalda contra el tronco del árbol y tomó su mano. Era una buena tarde, el sol descendía sobre el lago, haciendo que el agua pareciera que estaba ardiendo. Luna respiró hondo y exhaló lentamente.

―Estaba muy nerviosa por volver aquí, ¿sabes?

Ron la miro sin entender sus palabras, así que la escucho continuar.

―Tenía miedo de que todo lo que recordaría fuera los que hemos perdido.

Asintió sin decir una palabra, Luna siempre se le desaparecían sus cosas o más bien alguien se las llevaba, aunque no estaba seguro de si se refería a los objetos o a algo especial. Después de los Dementores en su cabeza, cada sentimiento negativo se sentía multiplicado por 100. Ella se relajó y apoyó la cabeza en su hombro.

La magia, el mago y el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora