Epílogo.

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"La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose".

Harry Potter aparecía en todas partes y en ninguna como un susurro del viento que parece invisible, pero a la vez tan real.

Allí estaba ella, Jeane Andrews de 27 años edad durmiendo tranquilamente. Estaba acostada sobre su espalda, su mano derecha descansaba sobre su abdomen mientras su brazo izquierdo descansaba sobre su cabeza. Su cabello se extendía alrededor de su cabeza, enmarcando su rostro, el marrón haciendo un fuerte contraste con su piel pálida. Y el sueño recurrente de un joven azabache con ojos de un tono verde espectacular.

La castaña se sobresaltó, el sueño era tan real. Se sentó lentamente en la cama tratando de recordar al chico que aparecía en sus constantes sueños, imaginando que Harry Potter era real y estaba justo a su lado compartiendo la cama.

La visión de Jeane ya se había transformado en obsesión, por muchos medios trato de deshacerse de la idea de Harry Potter, pero resultaba imposible sacárselo de la cabeza. Lo busco por todos los rincones del país, incluso consiguió un empleo en el gobierno con el único propósito de obtener los registros de todos los hombres con ese nombre, visito a cada uno de ellos, pero ninguno era su Harry.

Era el día libre de la castaña, no tenía muchos pendientes en la oficina por lo que decidió caminar un poco y visitar el Museo de Historia Natural de Londres. Recorrió el lugar fascinándose con cada fósil y criatura exhibida, quizá en otra vida sería científica, la siguiente parada era la biblioteca. Se instalo en un lugar con luz prefecta para leer, se sentía bien el lugar como si estuviera hecho exclusivamente para ella, tan familiar.

―Tenemos que irnos ―dijo Neville mirando su reloj de pulsera ―se nos hace tarde.

― ¿Por qué tenemos ir? ―Preguntó Ron.

― Además del hecho de que Harry es tu mejor amigo, no veo algo importante. ―Dijo Draco con sarcasmo.

―Bien, entiendo es el momento de Harry.

En la sala de estar apareció Harry Potter vestido con un traje muy elegante que su amiga Luna había elegido para él, ella lo guardo por bastante tiempo pensando en el momento justo para que lo usara y el momento por fin estaba llegando.

La rubia le acomodo un poco el cuello y le ato la corbata. Todos los pensamientos de no arrugar su traje habían aparecido como decenas de abejas zumbadoras en la cabeza de Harry. Mientras las manos de Luna subían a su cabellera para desenredarle su desordenado cabello.

El azabache dedico una mirada nerviosa a sus amigos que le acompañaban y le miraban, mientras Luna arreglaba los pequeños detalles.

―Todo saldrá bien, ya lo veras ―Luna sonrió ―siempre se lo digo a Ron y mira que todo va de maravilla.

―Es verdad, después de todo, de alguna manera he logrado que me ames, soy el hombre más afortunado del mundo en tenerte, eres la más inteligente, la más decidida, la más positiva, alegre y la persona más justa que conozco. Te quiero mucho.

―Y tú eres el mejor hombre y yo soy la mujer más feliz por tenerte como esposo ―dijo la rubia antes de dar un delicado beso a Ron.

Ginny miro emocionada, aprovechando el momento se acercó a su novio, Draco recibió este acto con simpatía y le susurro un te amo.

―Oh, Draco. Yo también te amo.

La pelirroja se estiró y lo besó apasionadamente, Draco respondió con igual entusiasmo, pero después de unos segundos recordó dónde estaban y se retiró.

La magia, el mago y el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora