Herencia familiar.

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2.


"Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte".


Como cada mañana durante vacaciones, Harry Potter se despertó tan tarde como era posible. Se levantó después de las diez de la mañana sintiendo un poco de somnolencia, fue directo a la cocina por algo de desayunar, pues su estómago le pedía gritos algo de comida.

La tarde anterior Harry había salido de Hogwarts, llegado a casa muy tarde. A pesar de la insistencia de su madre porque se alimentará bien, decidió saltarse la cena para ir directo a su cama y descansar del viaje. Al llegar a su habitación, Harry cayo rendido sobre su colchón esperando dormir lo suficiente para comenzar unas extraordinarias vacaciones.

Al llegar a su destino Harry pudo notar que la cocina estaba vacía, lo cual le sorprendió, pues su madre se levantaba temprano para preparar el desayuno. A su madre no le gustaba que sus amores anduvieran con el estómago vacío. Harry busco algún platillo en el refrigerador, que su madre seguramente le había hecho para calentarlo en el horno. Nada. De todas maneras, seguía teniendo hambre, así que tomo algunos productos sencillos y fáciles de preparar, se dispuso a hacerse un emparedado, tomo un vaso con leche y comió con una velocidad tremenda.

― ¿Y mamá? ―cuestionó a su padre.

James entró mirándolo de forma extraña.

―No lo sé, me dijo que saldría de paseo para pensar un rato ―respondió James quitándole el emparedado a Harry.

―Oye, eso es mío ―se molestó.

―Es lo menos que te mereces.

― ¿Y eso por qué?

― ¿Y eso por qué? ―repitió su padre. ― ¿Estás hablando en serio? Harry después de lo que "tú y tus amiguitos" hicieron.

Su padre estaba exaltado, pero no le preocupaba. Harry tenía presente, que su padre solo aparentaba con su madre, ella era la realmente molesta por el asunto, seguro el comportamiento de James era por Lily, podría tranquilizarlo, siempre se salía con la suya cuando se trataba de salvarse de castigos.

―Ay papá, por favor no es para tanto ―bufó Harry esperando un cambio de humor en su padre. el azabache menor sabía perfectamente

―Si es para tanto ―comenzó a explicar ―tu mamá está molesta, nunca la había visto tan enojada y además... ―James no pudo continuar porque rápidamente Harry lo interrumpió.

―Ya está, el problema es con mama, lo arreglare ¿Bien? ―Harry tomo de nuevo su comida de las manos de su padre ― Ella me ama comprenderá si le explico cómo estuvieron las cosas.

Harry pudo notar el cambio de humor de su padre ante su corto, pero bien planeado discurso, el brillo salto en sus ojos, el mismo brillo malicioso que Harry utilizaba al darle una lección a los molestos estudiantes y maestros de Hogwarts que se metían con él. Ahora sabia de donde lo había heredado esa mirada, sin querer tentar su suerte espero a que su padre hablara primero.

― ¿Cómo rayos lo hiciste? Fue ¡increíble! ―mencionó esto último con admiración.

La tranquilidad llegó al escuchar la efusividad de su padre, era una buena señal, así que decidió hablar como un amigo y no como un hijo regañado, tomo una silla acercándola a su padre para que se sentara junto a él.

―No fue fácil ―confesó en tono secreto ―pero con ayuda de los hermanos Weasley y los elfos en la cocina, todo salió como lo planeé.

―O sea que fue tu plan ¿Eh? ―dijo arqueando la ceja.

―Bueno sí, pero no me negaras que fue la mejor de todas las bromas, aún mejor que las que tu hiciste en Hogwarts, además esas serpientes me la debían. ―Harry lo dijo con resentimiento y su padre lo entendió.

― ¿Quién? ―preguntó en un susurro e intercambiando una mirada de comprensión ante el asunto.

―Malfoy ―contesto con el mismo tono de voz.

―Lo sabía ―exclamó emocionado cerrando el puño ―quiero todos los detalles.

― ¿Recuerdas el partido invernal de Quiddich?

―Sí, el que perdió Gryffindor ―como no lo iba a recordar ese partido, si había perdido una Snitch dorada tras una apuesta en el trabajo. ― ¿Qué con eso?

―Bien, pues fueron los malditos Slytherin, ellos nos hicieron perder gracias a que tomaron Felix Felicitis ―comenzó tomando demasiado aire para continuar sin perder la noción de los hechos― claramente encabezados por nada más y nada menos que el hurón de Draco Malfoy, no solo eso el muy idiota se alió con los capitanes de los equipos de Ravenclaw y Hufflepuff para derrotarnos en cada partido. Por suerte, el capitán de Hufflepuff Cedric Diggory amigo mío, me, cuando me enteré de su cochina trampa decidí tomar cartas en el asunto para vengarme de todo ese nido de serpientes y los que cayeron ante su juego sucio, no podía hacerlo solo, eso me quedaba perfectamente claro, así que le pedí a los gemelos Weasley algo para dañar el estómago, provocar vómito, diarrea...

― ¿La venden en Sortilegios Weasley? ―interrumpió James ―digo la poción para dañar el estómago y provocar esas cosas ―dijo sorprendido sin perder el hilo de la conversación.

―No, todavía no estaba probada, pero Fred y George hicieron una gran excepción conmigo ―explicó brevemente y continuó― como iba diciendo, luego convencí a los elfos de ponerla en la comida, obviamente me ayudo Dobby a convencerlos, como ya tenía todo listo para mi golpe decidí atacar en el banquete de fin de cursos; le avise a Ron, Neville, Dean, Ginny, Cedric, Luna y a otros amigos para que alertaran a otros de que no comieran lo que se sirviera esa noche, por lo que muchos de los platos se hallaban intactos, solo comían plácidamente los tramposos y los traidores, no paso mucho tiempo cuando se empezaron a sentir mal, sus caras estaban con un gesto grandioso y todos comenzaron a correr hacia el baño, todo era un caos, todos corrían de un lado a otro en busca de un baño, la mayoría eran Slytherin por supuesto.

Ambos soltaron una enorme carcajada que retumbo en toda la cocina, no podían contenerse la inmensa satisfacción que les causaba la desgracia de las serpientes, tanto James como Harry odiaban a los Slytherin principalmente a Lucios Malfoy y a Draco Malfoy. Padre e hijo eran verdaderamente insoportables, se la pasaban insultando y despreciando a los Muggles, no perdían oportunidad para meterse con Lily una brillante y grandiosa bruja, sin embargo, para los Malfoy sangre sucia. Desde luego el odio era mutuo, Lucios Malfoy y Draco Malfoy eran los enemigos públicamente declarados de Harry Potter y James Potter, era una enemistad que no cedía con los años al contrario se fortalecía provocando más disputas entre las familias Potter y Malfoy.

Las risas de Harry y James cedieron poco a poco, ambos se reían como tontos, pero tenían que seguir con la conversación y la risa de James se transformó en una mirada de preocupación.

―Está bien ―choco el puño con su hijo ―todo lo que hiciste fue increíble.

―Lo sé ―Harry inflo el pecho ―gracias, lo herede de ti.

―Tienes mis dotes de genialidad ―se alegró James. ―Pero sabes muy bien que tu madre no piensa igual que yo, Lily es amante de las reglas y no le gusto para nada lo que hiciste en la escuela, esta vez no creo poder ayudarte a evitar un castigo, cualquiera que te quiera poner, tu madre está realmente molesta, por más que abogue por ti ella no piensa ceder.

La felicidad de Harry se esfumo, su sonrisa desapareció por completo, James nunca cortaba el hilo de las conversaciones de esa manera, sabía que las cosas estaban mal, al menos para él.

―Por favor papá tu siempre sabes cómo convencerla ―dijo a su padre con tono suplicante.

―Lo siento hijo, tu madre ha tomado una decisión y sabes que cuando algo se le mete a la cabeza no hay quien la haga cambiar de opinión ni siquiera yo.

―Por favor papá ―suplicó Harry ―por favor.

―Ni hablar Harry esta vez debes afrontar las consecuencias.

James salió de la cocina dejando a su hijo en la total preocupación, su madre jamás lo había castigado. Ahora Harry solo esperaba que su madre no se desquitara con los partidos de Quidditch o sus amigos lo odiarían de por vida.

La magia, el mago y el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora