Lord Voldemort.

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35.

"Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo".


James Potter se distrajo en sus pensamientos hasta que su esposa se dio cuenta que ya era muy tarde para llegar a su cita con Amelia Bones y lo recriminó por no atender sus asuntos. Gracias a las distracciones provocadas por los informes de ataques a Hogwarts, James tenía más trabajo mental del que podía soportar. Lily estaba en la oficina ayudando con el papeleo, pero los últimos eventos enfocaban a la escuela como un punto de locura, los Dementores no fueron suficientes para detener un ataque interno de los Mortifagos.

―Buenas tardes Amelia.

―Lo mismo digo Lily.

Solo quiero disculparme por la tardanza, pero el departamento está lleno de quejas y suficiente material para un año entero.

―Está bien James, a decir verdad, te comprendo también estoy repleta de trabajo, es mejor que se sienten solo esperamos a algunos más para comenzar la junta.

El salón estaba prácticamente lleno, una enorme mesa central con casi todas las sillas ocupadas alrededor. James y Lily se pusieron cómodos, enfrente suyo Remus Lupin extendió la mano para saludarlos.

―Ya está chicos, ahora prepárense. ― Nymphadora Tonks entró a la habitación.

Nymphadora Tonks y Alastor Moody cargaban un baúl de tamaño considerable, pero no tan pesado.

― ¿Qué traen ahí? ―preguntó Sirius Black.

―Esto señores ―Alastor Moody lanzó el baúl en la mesa sin delicadeza ―es una roca.

― ¿Qué? ―todos saltaron al unisonó.

Nadie entendía que se cuidara tanto de una roca, a menos que tuviera un poder especial.

―Veo que no les han explicado el motivo de esta reunión. ―Dijo alguien a sus espaldas.

― ¿Profesor Dumbledore? ―preguntaron de igual forma al reconocer la voz.

―Por qué esto no me resulta extraño ―comentó Sirius Black intentando sonar cortés.

―Llegamos a la parte donde nos explicas tu plan maestro Albus ―dijo Severus Snape.

Albus Dumbledore explicó el sentido tan importante de esa roca, la mayoría de los asistentes no tenía idea a lo que se refería. Por lo que, Minerva McGonagall les relato una historia, un cuento para niños que tampoco tenía sentido, pero era más entendible. La única forma de acabar con Lord Voldemort para siempre era utilizar las tres reliquias de la muerte.

―Entonces ¿Qué es eso? ―dijo James Potter.

―Es una de las reliquias de muerte ―afirmó Severus Snape con obviedad.

― ¿No tendrás problemas con que revisemos? ―preguntó Remus Lupin a Dumbledore.

― ¿Para que la has traído? ―continuo Sirius Black.

―Pueden revisarla con la debida seguridad, está protegida con un hechizo para evitar que caiga en malas manos ―explicó con pausa ―la segunda reliquia está en manos de alguien confiable, al igual que la tercera, su misión será proteger a la persona que las tiene.

― ¿Quién es esa persona Albus?

―Hermione Granger.

Todos miraron incrédulos, ella era tan joven, la mayoría no sabían que era Muggle, pero sabían que los planes de Dumbledore por lo general buscaban el bien común, aunque involucrara el daño de alguien inocente.

La magia, el mago y el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora