Cap #53

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Si alguna vez Christopher había sido malo, no lo recordaba. Se comportaba de lo más tierno con sus dos hermanos, por la mañana trabajaba, por la tarde jugaba con ellos mientras yo estudiaba y por la noche compartíamos la cena todos juntos. Y cuando las vocecitas de los niños dejaban de escucharse por los pasillos,  Christopher se convertía en un amante sensacional. 

Ambos debíamos admitir que mis suegros nos habían dado una hermosa oportunidad para probar suerte como padres y aunque  Christopher se quejara cuando Jaxon despedazaba las flores y Isabella llorara por todo tipo de juguetes en el supermercado, parecíamos toda una familia. Claro que no era de lo más normal, porque ellos eran los hermanos de mi esposo y la "familia" acababa cuando Yenny y Des volvieran de su viaje.

-Me rindo-gritó  Christopher mientras bajaba las escaleras-. No sé como hace mamá para peinar a la niña, es que no se queda quieta y las coletas salen torcidas-se quejó.

-No es tan difícil-dije divertida mientras él se sentaba a mi lado.

-¿Por qué no lo intentas?-preguntó encendiendo la tele.-Isabella, ¡ven aquí!

Tras escuchar el grito de Christopher, Isabella bajó las escaleras corriendo con entusiasmo. Su escaso flequillo estaba enredado mientras era sostenido por una pequeña diadema verde claro, sus dos coletas estaban más desparejas que los dientes de un tiburón y los coleteros que recogían sus torcidas coletas eran de diferentes colores.

Contuve la risa al verla acercarse a mí.  Christopher frunció el ceño y Isabella alzó los hombros defendiéndose. Senté a Isabella sobre mi regazo y observé a  Christopher con detenimiento.

-Vas a traumatizarla si sigues haciéndole estos peinados-lo regañé y luego reí.

Golpeó levemente mi hombro para luego quejarse con el ceño fruncido.

-No es mi culpa, nadie nunca me ha enseñado.

-Christopher, por Dios, aprende a combinar colores.

Isabella rió y  Christopher volvió a fruncir el ceño. Se cruzó de brazos y apoyó su espalda en el sillón.

-Disculpa, no quería arruinarle el pelo a mi hermana.

-Ve a buscar el peine y los coleteros.-le dije a Isabella. Ella corrió escaleras arriba y me acerqué a Christopher.-Nadie te ha regañado, tontito-besé su mejilla-, y no le has arruinado el pelo. Estaba molestándote, no seas tan sensible.

-Es que no sé cómo peinar a una niña-observó la tele sin prestarle atención alguna.- A ti no te tengo que peinar.

-Ya, deja de lamentarte, señor sensibilidad-dije riendo.

-Aquí llego yo-gritó Isabella saltando desde el último escalón.

Christopher la miró y le sonrió, su hermana le devolvió la sonrisa y se sentó sobre mi regazo. Sostuvo el peine entre sus delicadas manos mientras yo me dedicaba a desatar su pelo.

- Christopher, presta atención-dije mientras extendía la mano para que Isabella me pasara el peine.

-Primero, debes desenredarle el cabello.

Quite todas las coleteras que llevaba en su cabello mal recogido mientras Christopher observaba atentamente. Pasé el peine por toda la longitud del pelo de la pequeña. Quedó perfectamente peinado, lo separé en dos partes y elevé un mechón de pelo para recogerlo en una coleta al lado, acto seguido, hice lo mismo con el otro mechón. Un poco de su pelo quedó estorbando sobre su frente, lo estiré, lo peiné y recogí el mechoncito con una pequeña coletera.

-Y así es como peinas a una niña.

-¿Puedo intentarlo?-preguntó levantando una ceja. 

Isabella miró a su hermano y frunció la boca.  Christopher rió y Isabella le regaló una sonrisa. La pequeña se giró y me abrazó tiernamente.

La bella y la bestia,Christopher Vélez Y Tú. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora