Capítulo 16

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A todas ¿En dónde estaba Luna? En donde sea que estuviese, no paraba de hablar acerca de lo que estaba pasando.

—Y no sé qué es lo peor, son tantas cosas que pasan una detrás de la otra, a lo mejor a ti no te importa, pero qué más da, ya te lo dije. Me estoy volviendo loca, eso es casi seguro, cada día pasa algo más grande y más grave que el anterior y… -Se quedó en silencio viendo la cara de la persona a la que le estaba hablando.- Le estoy aburriendo ¿Verdad?

—No, no me aburres, estoy muy entretenido escuchándote. Pero me pregunto ¿Por qué me estas contando todas estas cosas a mí? –Luna torció la boca y suspiró mientras se sentaba en el gran sofá a sus espaldas.- ¿Me vas a decir?

—No sé, puede que sea porque todas las personas a las que conozco en este mundo, comparten el mismo círculo social con las personas que me pasan todas estas cosas. Quizás sea solo porque cuando habló con usted es como si hablara con mi padre, y no lo digo solo por la cara, es una sensación que de pronto empecé a sentir. –Stephen al escucharle sonrió medianamente- ¿Sabes? La otra vez le dije a alguien que tú eras mi papá, por la costumbre y… Ay lo siento ¿Puedo tutearle? Se me escapó así sin… ¿Puedo?

—Claro que puedes. Yo voy a privarte de sentirte como en casa. –Luna sonrió- Muy bien, ya que me planteaste todos tus problemas, voy a darte algunos consejos. Primero; con respecto al tema de tu novio y la chica Stark, eso es algo que debes hablar con él. Ahí no te puedo ayudar. Con respecto a tu hermano, todos te han dicho que él siempre ha sido así, un poco cerrado, al que no le gusta hablar de sus problemas personales ¿Por qué te empeñas en hacer todo más grande?

—Porque él nunca fue así conmigo. Porque más allá de lo cerrado que pudo haber sido durante toda su vida, conmigo era diferente; era lindo, diferente, siempre me contaba lo que estaba sintiendo. Y que no lo haga, me estresa, porque yo siento que hay algo mal. Pero no es que yo lo sienta así como “Ay mira, tiene algo malo” no, así no. Yo lo siento de verdad, dentro de mi siento esa presión, esa angustia.

— ¿Y porque no hablas con él?

—Lo he hecho –Volvió a ponerse de pie- Me he cansado de preguntarle lo que le pasa, directa e indirectamente. Hasta dejé de hablarle, pero siempre terminábamos discutiendo. Ayer hicimos un poco las paces, pero sigue le problema. Y, no es que le esté tomando idea, pero siento que Anne tiene que ver con todo esto. No sabes cómo se pone cuando le hablo de Anne.

—Con respecto a eso, tienes que contarle lo que pasó ayer.

— ¿Cómo? Mira, te lo conté a ti porque sé que no te vas a meter en eso. Pero sí me da un poco de miedo lo que pueda pasar si se lo cuento. Mira como me dejó. Con esa amenaza tengo que pensarlo muchísimo. Además, si le cuento, él no me va a creer, tiene como un velo en los ojos.  Y no lo voy a culpar, el amor pone estúpidas a las personas. –Encogió los hombros- Todo es un cumulo de cosas. Créeme que viendo todo lo que está pasando, una parte de mi piensa que…

— ¿Haber venido fue un error?  -Luna asintió- Pero la decisión es tuya, en cualquier momento puedes regresar y ya.

— ¡No! Eso sería demostrar que no pude. No voy a regresar a mi casa con la cabeza baja. No, esa no es una opción. Lo único que puedo hacer es hacerle frente a todos estos problemas y salir a flote. Siendo yo misma la responsable de mis decisiones.

—Como una adulta.

—Como una adulta. –Repitió ella-

—Entre tantas cosas no me has hablado de lo que pasó ayer, las sombras.

— ¿De verdad quieres hablar del hecho de haberme dejado sola con esas cosas? Lo que sea que fueran esas malditas cositas.

—No te dejé sola. –Se levantó de su asiento- Estaban por toda la ciudad, y yo también estaba ocupando de un grupo de ellas. Y no son cositas, son pesadillas. –Luna apenas y pestañó- Que hayan aparecido es un poco raro porque las barreras entre el reino de las pesadillas y la tierra están estables, tiene que haber otro punto de entrada. –Veía un mapa  amorfo en un viejo libro.-

—Si necesitas ayuda con eso, puedes contar conmigo. –Esto lo dijo mientras bostezaba- Perdón, no he dormido casi nada.

—Puedes descansar un rato. Yo voy a preparar algo para comer, es domingo hay que comer diferente, y divertido. –La forma en la que Stephen dijo estas palabras hizo sonreír a Luna. Era, sin duda, lo más parecido a una actitud afectuosa, reflejando a su padre, en este hombre.- Sí, descansa un rato, deja que tu cerebro se desconecte de todos esos problemas. –Le acarició la cabeza y fue hacia la cocina.-

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